viernes, junio 30, 2006

Tecnología machista

Recomienda mi amiga Rosa Jiménez Cano en su blog un artículo sobre el machismo en la red y yo me pregunto si buena parte de la culpa no la tenemos muchas mujeres. No hablo de la mujer en general, ojo, sino de muchas mujeres que prefieren no clavar un clavo por no romperse las uñas. Las hay, de veras. Y lo peor es que muchos tíos prefieren tener uno de estos floreros antes que una mujer que tenga las ideas claras y sepa qué quiere hacer con su vida y con sus clavos. Dicen que les dan miedo.

Yo quiero ser Audrey



Llevaba casi seis meses con un retrato de Audrey Hepburn metido en una bolsa de plástico, esperando a cambiarme de casa para colgarlo en la pared y repetirme todos los días, a golpe de pupila, qué es lo que quiero ser. O, para ser más exactos, cómo quiero ser.
Es la elegancia personificada. El saber estar. El encanto de la difícil sencillez.
Me gustan demasiado los tiempos que pasaron. Y las cosas ya no son como eran. Ni lo serán.
Nací tarde. Cada día lo tengo más claro.

Estreno blog




Hay que echarle narices. Tengo un espacio desde noviembre y aún no he escrito absolutamente nada. Y será porque no me han pasado cosas que escribir.

Aunque, ahora que caigo, tampoco conviene escribir nada íntimo. Nunca se sabe quién va a leer esto -sí, sí, estoy pensando en quien pensáis que pienso- y, pese a que no soy dada a guardarme demasiadas cosas en la cartera mental, algún que otro episodio prefiero conservarlo para mí. Por si las moscas. O por si los micrófonos, los bolis o vaya usted a saber qué.

El domingo estrené casa. Quiero decir que dormí en ella por primera vez. En mi cama, vamos. Aunque en estos días me he dado cuenta de que uno no se siente verdaderamente en casa hasta que no se queda dormido en el sofá por la noche delante de la tele. Entonces sí que es una casa. Hasta entonces no es más que una vivienda.

Y como hasta ayer no nos trajeron los sofás, pues hasta ayer no me sentí en casa.

Los ha elegido mi madre. Como el mueble del salón y hasta el armario de mi habitación. Pero tiene buen gusto, la tía. Está dejando una casa muy bonita. Diría que, desde que vuelve a sentirse libre, está más inspirada.

A ver si este fin de semana me pongo y hago unas fotillos. De la casa, digo. Y os las enseño. Fiestas, de momento, no puedo hacer. Para ser más exactos: no me apetece limpiar demasiado, que ya estoy cansada de llevar y traer bolsas. Y eso que no he terminado aún.

Lo dicho: que estreno casa y blog. A ver si así estreno capítulo en mi vida, que buena falta me hace. Hay que pasar página y quizá éste sea un buen momento.

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