miércoles, diciembre 30, 2009

Despedidas

Nunca me gustaron las despedidas. Eso del pañuelo blanco me lo reservo para los toros, y en contadas ocasiones. Los adioses me anudan el alma y me dejan algo similar al escozor navegando entre la carraspera del momento.

Sin embargo, con los años que se van, la cosa cambia. Salvo en contadas ocasiones, adoro decir adiós al "Año Viejo" y estreno con ansias desmedidas los 365 días que tengo por delante –ilusa de mí, por cierto, como si sólo se pudiera estrenar el 1 de enero, cuando, en realidad, uno quita lazos y desenvuelve momentos infinitos cada vez que despierta–.

Mañana es uno de esos días. Mañana brindaré con las personas que más quiero para dar gracias por los días que se van y para pedir, a Dios rogando y con el mazo dando, que los días que llegan sean, al menos, tan buenos como estos últimos. Y si no, que nos pillen confesaos. Digo.

Lo cierto es que, antes de hacer propósitos –que no cumpliré, vive Dios, de ahí mi alma devezencuandaria y ciclotímica–, quiero echar la vista atrás y repasar lo que me dejó este final de década.

ENERO
Un presentimiento.
Una llamada.
Un cambio.
El cambio.


FEBRERO
Una ilusión.
Un proyecto.
Una sorpresa.
La creatividad.


MARZO
Una vuelta a la raíz.
Un vaivén sin sentido.
Una meta cumplida.
La primavera.


ABRIL
Una mirada.
El verde.
Un concierto.
El principio.


MAYO
Una tormenta.
Una feria.
Una intuición.
El cariño.


JUNIO
Una década.
Una certeza.
Una apuesta.
El futuro.


JULIO
El sol.
Los viajes.
Las horas juntos.
Los dos.


AGOSTO
Una caída.
Un mal sueño.
Una determinación.
La determinación.


SEPTIEMBRE
Un castillo.
Una montaña.
Un bautizo.
La certeza.


OCTUBRE
Tu sonrisa en Notre Dame.
La lluvia en Saint Étienne.
El sol frente al Louvre.
Siempre nos quedará París.


NOVIEMBRE
Una cena de chino en viernes.
Un finde cultureta.
Unas gominolas para compensar los malos tragos.
El desayuno de cada sábado.


DICIEMBRE
Un árbol de juguete.
Tus regalos por sorpresa.
Mi regreso.
Nuestras primeras Navidades.

... y ser del Atleti, aunque todavía no sepa por qué.

FELIZ 2010

jueves, diciembre 24, 2009

Feliz Nochebuena

Hoy toca cenar. Cenar más que nunca. Atiborrarse, incluso. Pecar para luego redimirse con un ayuno que durará poco, vive Dios. Sólo unas horas, que en Navidad come junta la familia y toca cenar restos, que durarán en la nevera toda la semana, hasta que en Nochevieja vuelvan a multiplicarse las viandas entre las servilletas y en Año Nuevo, aunque nos hayamos propuesto hacer la dieta mil y una veces fotocopiada y pegada en la puerta del frigo, pequemos otra vez con la excusa de desperdiciar los alimentos, que no está la vida para andar tirando, aunque con "andar tirando" nos conformemos muchos, al fin y al cabo.

Yo no canto villancicos. La última vez debió de ser en el colegio. Hacíamos actuaciones y nos vestíamos de pastores, todos monos entre chalecos de borreguito blanco, faldas rojas y pantalones de pana.

No canto, pero no me disgusta escucharlos, siempre y cuando no sean los típicos soniquetes que repiquetean en los tímpanos desde noviembre hasta bien entrado enero cada vez que pisas un centro comercial.

A Estrella Morente, por ejemplo, da gusto escucharla. O eso creo yo. Y mira, no hace falta pedirle el tema a Papá Noel. Es mi primer regalo. Para mí y para todos mis compañeros.

Feliz Nochebuena... y Feliz Navidad.



Los pastores, Estrella Morente.

martes, diciembre 22, 2009

Gordo

Nunca me ha tocado el Gordo. O sí.

Con el soniquete de los ¡¡Miiiiiiiiiiiiil euuuuuuuuuuros!! haciendo de las suyas por mis tímpanos -sí, qué quieren que les diga, me uno a esos que piensan que las vocecillas de los niños de San Ildefonso (cada vez menos angelicales, todo hay que decirlo) son el verdadero pistoletazo de salida para la Navidad- pensaba yo, desde antes de que se supiera que De Madrid, al Gordo (y al segundo premio, también), que tienen razón quienes llevan décadas convirtiendo cada 22 de diciembre en el Día de la Salud.

Efectivamente, eso es lo importante. La salud. Y por salud se entiende la física, la mental, la anímica y la laboral. Que también es verdad esa frase hecha de que El trabajo es salud. Y si no, díganselo a los casi cuatro millones de parados que hacen cola en las oficinas del Inem.

Para ellos, el Gordo es firmar un contrato mañana. Aunque tengan que currar en Nochebuena.

Para mí, el Gordo es seguir como estoy.

Cruzaré los dedos.

viernes, diciembre 18, 2009

Esperanza

Manto verde para redimirnos del frío. Verde, verde como el trigo verde, y el verde, verde limón. Verde esmeralda, verde hoja, verde oliva. Verde Esperanza.

En San Gil repican las campanas. El sol destella sobre el arco y el calor lo inunda todo, aunque el mercurio se empeñe en recordarnos que el invierno nos congela, más severo que de costumbre.

Al otro lado del río, entre casas encaladas y azulejos de tronío, la Esperanza morena más flamenca y más Señora también resplandece en su día.

Porque hoy Sevilla y Triana se rinden a los pies de sus Reinas.

Porque hoy es Día de Esperanza.

Macarena o Triana. Qué más da. Señora y Madre. Las dos. Una sola.

Y que su manto siga derramando Esperanza, que falta hace.

P. D.: No os perdáis la entrada que Suspiros Cofrades le dedica a la Trianera.



La Esperanza de Triana en su regreso al templo tras la salida extraordinaria por el XXV Aniversario de su Coronación Canónica.



Salida de la Esperanza Macarena de su Basílica para hacer la Estación de Penitencia 2008.

jueves, diciembre 17, 2009

Sara


No necesita presentación. No requiere apellido. Sara es todo. La elegancia, el duende, el arte, el sur, la cadencia, la prestancia, el susurro, el quejío, la pureza, la sencillez, la profundidad... La esencia del baile flamenco.

Dice adiós. Pero es un adiós con regalo. Como ella suele hacer. Se da en cada taconeo, en cada vuelta de muñeca, en cada giro esplendoroso, en cada pliegue de su falda. Se da por completo en cada suspiro. Porque el teatro queda en silencio y sólo a ella se le oye respirar. Y hasta respira a compás, hay que ver.

Sara dice adiós con The Best of Sara Baras. Anoche lo estrenó en Galapagar. Y me tenía cautivada, pero ha hecho que me rinda a sus pies para siempre.

Siempre, Sara.

miércoles, diciembre 16, 2009

Princesas por narices


Sé que, después de tres semanas desaparecida, no es plan de volver hablando de Belén Esteban. Ya, ya lo sé. Pero es que yo hoy me he levantado en plan intelectual, he leído un rato a Dostoievski antes de entrar en la ducha, he escuchado a Mozart en el Metro y me he empollado la sección de "Mercados" de Expansión mientras tomaba el cafelito de rigor, pero, cuando iba a comer, impulsada por los movimientos y los ruidos bochornosos de mis irredentas tripas, me he cruzado un grupito de ejecutivos que comentaban no sé qué jugada... y claro, no es que me haya parado a escuchar, es que lo he oído de pasada, casi sin querer... y yo pensaba que iban a hablar del "crecimiento económico inminente", de Aminatu Haidar, de la agresión a Berlusconi o de la ola de frío siberiano, qué sé yo... pero no: hablaban de Belén Esteban. De su cara. De su nariz. De sus no bolsas. De su ¿belleza?

Y ya no sé de qué me extraño. En este circo, las princesas no son más que comparsas, pero, en el fondo, ¿quién puede resistirse a la corona? Quizá sólo sea una cuestión de narices...

P. D.: Leti también se operó, ¿verdad? Mi memoria me juega malas pasadas -no es la edad, sino la mala vida-, pero me da que el rollito princesa últimamente pasa por la mesa de operaciones más que por el azul sanguíneo...

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