lunes, diciembre 31, 2007

Frases prestadas

Ayer no cumplí con el precepto dominical de leer a mi Rigalt, pero la leo hoy y me quedo con una frase que me parece, sencillamente, genial:

"La vida va de culo y cuesta abajo, todo tiene un tufo apresurado y los escotes resbalan bajo la helada". Carmen Rigalt, "La vida imita al ¡Hola!".

Un año en "Mis Imágenes": diciembre


¿Adiós o hasta luego?

Os echo mucho de menos.

Aunque sigáis estando.

Gracias por este año.

A todos los que habéis estado, y también a los que no quisieron estar.

De todos se aprende algo.

Un año en "Mis Imágenes": noviembre


El carillón sonaba a cuento de hadas y nada hacía presagiar que la historieta en cuestión tenía las horas contadas...

Un año en "Mis Imágenes": octubre


Este día firmé mi hipoteca. La relación más larga que voy a tener en mi vida.

Todo sea por cuatro ladrillos con los que empezar a construir mi independencia...

Un año en "Mis Imágenes": septiembre


Dicen que de boda sale boda, pero creo que no voy por ese camino.

El ramo, en cualquier caso, no me queda mal. Digo yo.

Un año en "Mis Imágenes": agosto


Parece una playa, pero es un río.

Las cosas no siempre son lo que creemos.

Un año en "Mis Imágenes": julio


El Escorial. Gran refugio para todo momento.

Recurso inagotable durante todo 2007.

Si las piedras hablasen...

Un año en "Mis Imágenes": junio


José Tomás vuelve.

Sin comentarios.

El acontecimiento del año.

Mereció la pena esperar.

Ojalá todas las esperas tuvieran tan grato desenlace.

Un año en "Mis Imágenes": mayo


Jerez... siempre Jerez. El encanto del Sur, la magia.

El duende.

¿Dónde quedó?

¿Volverá?

Un año en "Mis Imágenes": abril


Enamorada hasta el tuétano como caí, creí que el mundo estaba a mis pies.

Me equivoqué. Fui yo quien se puso a los pies de su mundo.

Eso sí, como no comía ni dormía, me quedé muy delgadita. Quién volviera a enamorarse así...

Un año en "Mis Imágenes": marzo


Las Ventas... más que de periodista, hice de pitonisa.
Le dije a Talavante que íbamos a grabar la entrevista saliendo por la Puerta Grande,
para que supiera lo que se sentía, porque el día de la confirmación la iba a atravesar... pero a hombros... y así fue.

Lástima que no acerté en nada más. Al menos en lo que se refiere a mi vida.

Un año en "Mis Imágenes": febrero


Valdemorillo... marchando una de toros... para no variar.

Un año en "Mis Imágenes": enero

Ahora que todos se afanan en resumir el año, voy a abrir el baúl de los recuerdos y a estirarme los labios en busca de mi mejor sonrisa para recordar, en imágenes, lo más destacado del año de esta servidora ciclotímica, que sólo escribe devezencuando.

Noche de Reyes... no pedí mucho. Quizá por eso me trajeron tanto.
Porque el secreto es no esperar.

domingo, diciembre 30, 2007

Frases prestadas

Empiezo el penúltimo día del año con dos frases prestadas, de diferente altura intelectual pero semejante capacidad para espolear el ánimo:

"Un hombre de carácter podrá ser derrotado, pero jamás destruido". Ernest Hemingway.

"Si no te quieres, te vuelves vulnerable y entonces te joden". Loles León en Amor de hombre.

Cómo alcanzar la felicidad

"Felices Fiestas". "Feliz Año". Todo feliz. Muy feliz. ¿Pero cómo? ¿Cómo alcanzar la felicidad?

Tengo pendiente la lectura de El laberinto de la felicidad. Claro que previamente habré de comprarlo. No es que me pongan los manuales de autoayuda, pero a veces vienen bien. Sobre todo cuando son algo más originales que los manuales al uso.

Pero ayer lo que compré fue el periódico. Llevaba días sin hacerlo. Sin querer saber nada. Sobre todo del mundo. Del resto del mundo, se entiende.

Ayer rompí la tendencia y, aunque confieso no haberlo leído completo -ni siquiera hojearlo entero-, sí le di una vuelta al suplemento. Y en "El correo de la directora" de Yo Dona encontré dos párrafos que le vinieron al pelo a este nuevo estado de estar sin querer estar en el que me encuentro:

"Hace unos días leí una entrevista con el filósofo alemán Sloterdijk en la que sugería que, en vez de querer alcanzar la felicidad corriendo tras ella, era mejor pararse un ratito para que la felicidad pudiera alcanzarnos a nosotros. [...] Es verdad que esa ansia de felicidad acaba a veces creando el efecto rebote o, lo que es lo mismo, la frustración de no alcanzarla. Tampoco se trata de tomar la actitud merenguera (de merengue musical) de si del cielo te caen limones aprende a hacer limonada... Sino, tal vez, del término medio o del término zen, de dejar que fluyan cosas, acontecimientos y energía, y de aprovechar (de todo) las pequeñas señles de felicidad acechantes en cualquier esquina, en cualquier minuto y, en ocasiones, tras cualquier persona, incluso animal o cosa."

Habrá que leer a Sloterdijk. Creo que en mi nueva vida tengo mucho más tiempo libre que antes...




La Cabra Mecánica, "Felicidad".

sábado, diciembre 29, 2007

Para la condesa

Señora condesa, sus deseos son órdenes para mí... aunque ahora no deba escucharla, que me pongo triste. Más triste aún.

Feliz Año, condesa. De corazón. De un corazón partido, pero corazón al fin y al cabo.



Cecilia, "Un ramito de violetas".

Inocentadas


Pasó el 28. No llegó ni pronto ni tarde, al contrario que en la canción que nos descubrió a La Oreja (de Van Gogh). Simplemente vino, no dijo ni "hola", cogió la puerta y se fue.

Ni una sola inocentada. Mejor. No estoy para bromas. La vida se empeña en ponerme cara de pedorreta un día sí y otro también y, a estas alturas, ya no sé dónde termina la realidad y dónde comienza la grotesca broma.

Quise gastarme una inocentada a mí misma y me fui al INEM. Aquello, más que una cuchufleta, es una mofa continua. Del funcionario de turno al parado que estrena tarjeta. Cab... caballero, eso, caballero, tenga usted piedad de esta pobre parada. Que ya sé que no me van a buscar trabajo. Que sólo quiero cobrar un poquito de todo lo que Hacienda y sus secuaces me han robado durante años.

Sigo con la chanza a cuestas y me digo que pronto esto será un mal sueño. Que un día me despertaré, el sol habrá salido y calentará de veras y una voz me dirá a gritos, cantando pero a gritos, "ahora, ahora es tu momento y lo peor ya pasó".

Mientras tanto, habrá que dejar de ser inocente. Buscarse las habichuelas. Tomar decisiones que duelen, pero que no hay más remedio que tomar si uno quiere seguir tirando hacia delante. Romper con todo lo que no está claro y empezar de nuevo. Aunque parezca mentira. Aunque suene a risa, después de todas las veces que lo has intentado sin lograrlo, y pongas cara de póker al espejo porque no terminas de creer que todo lo que te está pasando es verdad, verdad de la buena, y no una inocentada a destiempo.

P.D.: Para anotaciones a pie de página, dos recomendaciones literarias de altura: los últimos post de Astrolabio y Petrarca. Grandes. Muy grandes.

viernes, diciembre 28, 2007

La frase del día

De nuevo, Proverbia y sus frases, flechas lanzadas cada mañana hacia mi correo electrónico para dar en la diana de mi conciencia, han tocado mi fibra sensible. Hoy ha sido una sentencia de Daniel Defoe:

"Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos procede de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos".



Crowded House, "Don't dream it's over".

jueves, diciembre 27, 2007

Sarko y Bru


¿Qué ha visto la Bruni en Sarkozy? ¿Dónde tiene este hombre el encanto oculto? ¿Será el morbo del poder? ¿Serán sus ansias de protagonismo? ¿Será su poderío con el Photoshop? ¿Será la etiqueta de duro que lleva colgada en el quicio de las Rayban?

Oh la la... C'est l'amour...



Carla Bruni, "L'amour"

martes, diciembre 25, 2007

All I want for Christmas

"Si escribo algo, temo que suceda, si amo demasiado a alguien, temo perderlo; sin embargo, no puedo dejar de escribir ni de amar..."

Isabel Allende
, Paula.


music player
I made this music player at MyFlashFetish.com.

P.D.: Gracias, Ladysteffi, por descubrirme estos reproductores tan chulos.

lunes, diciembre 24, 2007

Dos regalos navideños

Es Nochebuena. Bueno, aún no. Es ¿Mañanabuena? Tampoco. Es una mañana como otra cualquiera. La diferencia está en los nervios. En los nervios de las compras de última hora -¿qué le compro que no le haya regalado siete veces en los últimos trece años?, ¿dónde puedo encontrar bacalao ahumado?, ¿por qué estos langostinos tienen pinta de cadáveres andantes?-; en los nervios de las -no suelen ser "los"- encargadas de las cenas -¿por qué a la vajilla de la abuela le falta un plato hondo?, ¿dónde sirvo ahora el consomé?, ¿y las copas?, ¿qué hago con las copas si no tengo quince copas iguales y somos quince para cenar?-; y en los nervios de quienes salen a la calle como cualquier otra mañana pero no encuentran donde aparcar porque todo está lleno de gente poco previsora, no tienen pan porque mañana no abre la panadería y los más precavidos han acabado con las existencias a primera hora de la mañana, y no pueden tomarse ni un puñetero café a gusto sin que un grupito de niños -que no son tan niños y hasta van perdiendo pelo en salva sea la parte- les pidan el aguinaldo con cara de mala hostia porque sí, sin cantar ni nada, aunque mejor que no canten, porque como canten, fijo que llueve, y lo peor sería que, con todo el batiburrillo, se tuviera uno que mojar.

En fin, que esta noche es Nochebuena y yo tengo dos regalos blogosféricos apuntados en mi cuenta particular:

-Paloma estrenó blog. Hace ya unos días. Pero yo ando gilipollas -más que de costumbre- y en su momento no me hice eco del asunto. Como dicen que más vale tarde que nunca, ahí va el enlace. Tiene fotos que son una auténtica delicia. Para la retina y para la ilusión. Gracias, hermosa. Y sigue. Sigue aunque no sepas para qué lo haces.

-La condesa de Estraza también hace el paseíllo montera en mano. Pedazo de blog, señora. Hay que ver cómo escribe vuecencia. Ante tamaña demostración de estilo literario, una no sabe si aplaudir o meterse en la cama a llorar por no ser capaz de emular ni uno solo de los golpes de sus teclas.

Creo que aplaudiré. Que luego dicen que voy de víctima. Y además no tengo colirio a mano y se me está acabando la crema hidratante de tanto usarla.

Como la canción.

Ah, no. En la canción se acababa el amor.

P.D.: Banda sonora... la pone Madonna con su "Santa Baby".

domingo, diciembre 23, 2007

Citas ajenas

"En el amor no basta atacar, hay que tomar la plaza."
OVIDIO

"El amor nunca tiene razones, y la falta de amor tampoco. Todo son milagros."
EUGENE O'NEILL

"El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos a cuál más inexplicable;
todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo."
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

"En el amor todo ha terminado cuando uno de los amantes
piensa que sería posible una ruptura."
PAUL CHARLES BOURGET

"Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,
¡qué soledad errante hasta tu compañía!"
PABLO NERUDA




Ana Torroja, "Con sólo un beso".



Mecano, "Me cuesta tanto olvidarte".

Música para esta Navidad

Me levanto tarde. Muy tarde, diría yo. No importa. El tiempo es mío.

Desayuno como si no hubiera comido nunca. Tampoco importa. Por la mañana no se engorda. Eso dicen.

Me traigo el café delante del ordenador. ¿No se debe? En mi casa sí. En mi casa no hay más reglas que las que yo quiera poner y, de momento, no se me ha ocurrido ninguna.

Abro los periódicos digitales. En elmundo.es encuentro una selección de las ¿mejores? canciones navideñas.

No me disgustan.

De hecho, casi me gustan un poco. O más que un poco. Y me servirán para darle la lata a los pocos lectores que me quedan de aquí a que termine el año -o más-.

Empiezo con mi favorita:




John Lennon, "Happy Xmas (War is Over)".

"En diciembre de 1969, John Lennon se gastó más de un millón de dólares en una campaña con la siguiente frase: «La guerra ha terminado, feliz Navidad». Era una protesta por la guerra de Vietnam.

Dos años después, a finales de octubre de 1971, con la ayuda del productor Phil Spector, Lennon grabó la canción con la misma idea y la misma frase. En realidad, se recreaba en una canción popular, antiquísima, del siglo XVIII , llamada 'Skewball', sobre un caballo de carreras . Pero esta versión de John se ha convertido en la canción que más se oye en el mundo durante las fiestas de Navidad."

Julián Ruiz, en elmundo.es.

Celine Dion también hizo su versión del tema:




Celine Dion, "Happy Christmas".

sábado, diciembre 22, 2007

Raclette


Casa inaugurada. Bueno, no del todo, porque faltan cosas y gentes, pero podría decirse que la cinta está cortada.

Ayer hubo cena. Raclette, plato típico suizo que a una, inexperta por completo en el supremo arte de recibir, le da poco trabajo pero le hace quedar bien. Bastante bien.

Isa y Laura llegaron antes para ayudarme e hicieron un magnífico trabajo con las entradas -mi señora madre, todo hay que decirlo, nos obsequió con un rico postre-. Los chicos, en cambio, fueron tardíos, aunque es de agradecer que, al final, fuesen seguros.

Lo pasamos bien. Muy bien, diría yo.

Tanto, que ahora me parece que la casa está muy vacía sin sus risas. Sin su cariño.

Lo peor, el momento de decir "hasta el año que viene".

Joder, qué lejos queda.

Por qué tendrá que terminar este año.

viernes, diciembre 21, 2007

Crónica del desamor

Chstttttttttttttt... tranquilos todos. Todos tranquilos. Voy a hablar del desamor, pero no del mío. Qué coño, ni siquiera voy a hablar del desamor. Más bien hablaré de un libro. Del que acabo de terminar. Crónica del desamor, de Rosa Montero.

Me ha costado. Más que nada porque le pegué un buen empujón en una temporadita que iba lejos, pero lejos lejos, a los directos, y claro, entre el paseo y el atasco tenía un buen rato libre cada mañana. Pero los directos en el exilio pasaron a mejor vida y la rutina de maruja no le deja a una un minuto de asueto, de modo que ha habido que esperar a disponer de unos cuantos viajecillos en transporte público para darle rienda suelta al deporte de pasar las páginas.

No quiero ir de elevada por la vida, pero no me ha terminado de gustar. Es evidente. Aunque, bien mirado, las novelas no tienen por qué no serlo. Evidentes, digo. Sobre todo cuando el título ya te avisa que se trata de una crónica. De la crónica del desamor, para ser exactos. Luego la evidencia está a la vuelta de cada párrafo y si no te gusta, a creer en las princesas.

De esta lectura guardo las siguientes citas:

“Sólo los hombres capaces de ruborizarse son merecedores de ser amados.”

“Cuando eres verdaderamente joven el amor y la ilusión llegan de improviso, te sorprenden, te alienan y arrebatan sin que tú seas capaz de defenderte, sin que sepas tan siquiera de dónde han surgido. Luego, poco a poco, año tras año, has de ir empeñando más voluntarismo en los afectos, has de luchar para seguir queriendo, has de forzarte a sentir, a enamorarte de un hombre o una idea. Los siguientes.”

“Una de las cosas más difíciles de aprender en esta vida es cómo sobrellevar la enemistad o el odio de los demás: cuando niños queremos que todos nos amen porque nos sabemos débiles, un signo de madurez es aceptar con serenidad que eso es imposible y que existen las antipatías y los enemigos.”

“Las cosas tienen su vitalidad, las relaciones se mueren, y lo jodido es empeñarse en continuarlas cuando todo se ha acabado, seguir con la rutina, eso sí que es catastrófico."


Foto: "The love hurts", en Flickr.

miércoles, diciembre 19, 2007

Miércoles 19: Audrey

No lo he contado en el día que tocaba, pero da igual. Para eso es mi blog, y lo ordeno como quiero.

Hoy ha venido Esteffi a comer a casa. Y me ha traído romero de la suerte, un jacinto elegante y oloroso y un calendario de mi Audrey.

Enseguida me ha recordado a la sorpresa que me dieron todos después de mi penúltimo directo. Cuando me hicieron creer que comía sólo con Laura y con Isa, pero, en realidad, me esperaban todos en el mismo restaurante donde comenzamos a hacernos amigos, donde comencé a quererles más, donde pusimos la primera piedra para que se convirtieran en personas insustituibles en mi vida.

Me invitaron a comer. Y al café. Y, tras el café, me invitaron a recordar los mejores momentos de mis doce meses a su lado.

Y hasta me convirtieron, por unos segundos, en Audrey.

Pero no podía ser. Yo tengo mucha más suerte que ella. Audrey desayunó con diamantes y se fue de vacaciones a Roma, pero nunca tuvo unos amigos como vosotros.

Os echo mucho de menos...




Merche, "Eras tú".

Martes 18: ¿y ahora?

¿Y ahora? ¿Ahora qué? ¿Por qué tengo la sensación de que sólo estoy de vacaciones? ¿Por qué estoy aún más liada que cuando estaba a tope de trabajo? ¿Porque me empeño en mantenerme con la mente a tope, quizá? ¿Porque me da miedo pensar? ¿Porque me he prometido apostar y no lo estoy haciendo? ¿Porque es más fácil ahuecar almohadones que luchar por un sueño mil y una veces aplazado?

Lunes 17: comenzó

Comenzó. Como si las nuevas vidas tuvieran que comenzar un lunes. Como si el lunes tuviera que ser el principio de algo. Por narices. Porque sí.

Y eso que las cosas son porque son. Y muchas veces no llegan ni a ser. Y no pasa nada.

No es bueno acostumbrarse a ganar siempre. O a no perder nunca.

Domingo 16: ...

El placer de no hacer nada. De dormir, si quieres. De hablar, si te apetece. De dejarte llevar, solo, si no tienes ganas de otra cosa.

De leer...

De escuchar...

De llorar sin que nadie te mire raro ni te pregunten un porqué para el que no tienes respuesta...



Craig Armstrong, "Portuguese Love Theme", B.S.O. Love Actually.

Sábado 15: "Veinte mariposas"

¿Por qué todas las cosas importantes de mi vida tienen que ocurrir un día 15?

No fue premeditado, pero el sábado 15 de diciembre de 2007 estrené vida. Independiente, se entiende. Como los de la república del Ikea, pero sin suecos de por medio. Ni suecos ni de ninguna otra nacionalidad. No cabrían sus cosas...

Como diría Ana Torroja, "nuevo champú, nueva ciudad para una nueva soledad... su corazón sobrevolaba los tejados... la vida es un juego de dados... y ahora tiene una hoja en blanco y espera una canción y veinte mariposas en el corazón".


Ana Torroja, "Veinte mariposas".

Viernes 14: "Hasta la vista"

Mi último directo. Al menos por el momento. O más bien "no-directo", porque -cosillas de los duendes de la tele- no salió y hubo que grabarlo.

La cosa iba de estilismo navideño...

... y luego llegó la comida...

... y las lágrimas...

... el cariño...
... y una fiesta con sabor agridulce, porque las despedidas, aunque no sean para siempre, nunca saben bien.

Jueves 13: "Ve sobre tu camino"

No podía haber mejor manera de despedirme de Santi, Óscar y Sera que con las voces de "Los Chicos del Coro", o sea, de la Coral de Pequeños Cantores de Saint Marc de Lyon.

Como dirían ellos -como me dijo él-, "Vois sur ton chemin".

Ve sobre tu camino.

Mira más allá.

Más.

Hacia delante.

Siempre hacia delante.

Ahora hay un cambio de rasante, pero la dirección es la misma: el horizonte.

Y en el horizonte siempre hay sol.




P.D.: Óscar... ¡¡las fotos!!

Desde que no nos vemos

Una semana. Siete días, exactos. Siete días con sus siete noches. Ese es el tiempo que hace que no escribo. Ni una sola línea. Ni aquí ni en ninguna otra parte. Y sé que necesito hacerlo. Y sé que puedo, que todo es ponerse, pero me da tanto miedo la página en blanco como la pantalla con la sola certeza del cursor parpadeante y como la vida que tengo por estrenar.

Lo intento. Voy a intentarlo. Volver a las buenas costumbres. O comenzar con ellas, porque dudo que alguna vez las pusiera en práctica con toda la contundencia que es aconsejable.

Así pues, como dijo aquel, "vayamos por partes".



Enrique Urquijo y Los Problemas
, "Desde que no nos vemos".

miércoles, diciembre 12, 2007

Isabel

Fue una de las canciones que más me gustaron del concierto. No he encontrado la versión que de ella hacen Los Pequeños Cantores... pero Il Divo también es buena opción para hacer este pequeño, ínfimo regalo, a una personita que en estos últimos doce meses -y de manera muy notable en la segunda parte del año- ha pasado de ser una compañera de excepción a convertirse en una amiga insustituible en mi vida. Como también E. o L.

No sabéis lo que os voy a echar de menos. Ya os estoy extrañando...



Il Divo, Isabel.

Tiempo vivo

Necesito un tiempo muerto, pero lo cambio por un tiempo vivo. Me faltan los minutos. Los segundos, incluso. Las horas se quedan cortas y los días, más.

Entre cada uno de los mil compromisos que este intenso fin de año me pone en el camino, queda hueco para un descubrimiento tardío pero que se me antoja indispensable para apuntalar el sentimiento del resto de mis días y bordar con fino hilo de sueño un presente sin futuro que parece convertirse, por obra y gracia de algo semejante al destino, en recuerdo del pasado.

He descubierto la magia de Los Chicos del Coro. Mejor: de la Coral de los Pequeños Cantores de Saint Marc de Lyon. Ayer los vi en el Teatro Municipal de Moralzarzal y me enamoraron. Sus voces, sus sonrisas, sus melodías, su aire de ángeles, su capacidad de elevar al auditorio hacia un vuelo sin alas, sólo impulsado por el alma de cada cual, llena, henchida de satisfacción merced a ese medio centenar de gargantas de ensueño.

Mañana me compro sus discos. Sin falta. Diga lo que diga la cruda realidad de la hipoteca.

De momento, habré de conformarme con los vídeos virtuales como éste:

viernes, diciembre 07, 2007

Metáfora de la miel

No hay cosa que más me moleste que escuchar “el teléfono al que llama no se encuentra disponible en este momento”. Sobre todo cuando son las tres de la mañana y él había prometido llamarme y no lo ha hecho. Y entonces voy yo, como una imbécil, y le llamo. Y sale la dichosa vocecita: “El teléfono al que llama no se encuentra disponible en este momento”. ¡Que ya me he dado cuenta, pedorra!

Mañana se va a enterar. Le voy a freír a llamadas perdidas. Hasta que se le gaste la batería del móvil. Y que cuando le llame la petarda de su ex novia “no se encuentre disponible”. Y que rabie, ea.

Aunque en realidad creo que su ex novia no le llama. Creo que directamente le invita a su casa y se acuestan. Claro, ahora lo entiendo todo. Como conmigo no se ha acostado, no hay teléfono que valga... Si es que, tal como está hoy la vida, con un buen polvo todo se arregla...

Ayer me hizo lo mismo. Y antes de ayer. Y antes de antes de ayer. Gemma, que además de ser mi amiga es también psicóloga, dice que no le llame ni le envíe mensajes. Que me tengo que dar a valer. Que un amigo de su amigo le ha dicho que a los tíos les gustan las tías que son malas. Más que malas, malotas. Las que pasan millas, vamos.

Pero yo no puedo. Y mira que me lo propongo, pero no puedo. Siempre termino picando, y siempre contesta ella. “El teléfono al que llama no se encuentra disponible en este momento”. Si al menos saliese Camarón cantando por bulerías...

Claro que lo que más me enciende es que al principio era él el que llamaba y yo la que pasaba. Y digo yo: ¿en qué momento cambiaron las tornas? ¿Cuándo fue que yo me convertí en su juguete?

Ahora que lo pienso, quizá se esté vengando de mí. Porque una vez dormí con él, le puse a cien cientos de veces y no le dejé mojar ni las miguitas. Y luego me largué y, si te he visto, no me acuerdo. Y me figuro que eso debe de doler. En ciertas partes, por lo menos.

Mi primo dice que sí. Que a un tío no se le puede poner la miel en los labios para luego dejarle con las ganas. Que luego no te lo perdonan. Que o vas de estrecha o te abres de piernas cual chica fácil, pero que las dos cosas no... ni hablar del peluquín.

Lo que pasa es que la metáfora de la miel la entiendo yo a mi manera. Y yo digo que no se hizo la miel para la boca del asno, sobre todo si el asno en cuestión es viejo, gordo y calvo. Si es asno, viejo, gordo y calvo, la miel se queda en casa. Y como en El Corte Inglés, se ve pero no se toca. O se toca, pero sólo hasta donde yo diga.

miércoles, diciembre 05, 2007

Lo eres todo



Luz Casal, Lo eres todo.

Quiero besos

Mara quiere besos. Pero no besos cualesquiera.

Me siento muy identificada con su apetencia. Tanto como con sus letras.

Lo que ocurre es que no sé si yo los quiero. Porque el problema de esos besos es que no te conformas con uno. Ni con dos. Siempre quieres un tercero, y un cuarto, y luego cuatro más, y más profundos, y más sentidos. Y luego dos noches en lugar de una. Y mil caricias en lugar de setecientas cincuenta....

Y luego... Y luego te das cuenta de que estás enamorada hasta los huesos y que a ver quién es el desenamorador que te desenamora, aunque luego resulte que te vuelves a enamorar...

Here with me

I didn't hear you leave,
I wonder how am I still here
And I don't want to move a thing
It might change my memory

Oh I am what I am, I'll do what I want, but I can't hide.

and I won't go, I won't sleep, I can't breathe,
until you're resting here with me,
and I won't leave,and I can't hide, I cannot be, until you're resting here with me

I don't want to call my friends
they might wake me from this dream
and I can't leave this bed, risk forgetting all that's been

Oh I am what I am, I'll do what I want, but I can't hide,

and I won't go, I won't sleep,and I can't breathe, until you're resting here with me
and I won't leave, and I can't hide, I cannot be,
until you're resting here with me.






Dido, Here with me.

Puente

Toca puente. El de "la Consti y la Conchi", como decía un profesor de no sé qué en aquellos años en los que una estudiaba.

Toca puente y yo sin plan. Sin otro plan más allá de leer, escribir, lavar, planchar, limpiar, pensar, hacer que río, ocultar que lloro, decir que hago, hacer que soy quien quiero ser sin echarle la dosis suficiente de coraje para serlo de veras.

Más allá de eso, nada.

Más acá, el tiempo. El que ha pasado sin terminar de exprimirlo a tope, el que está pasando sin que sea capaz de atraparlo y el que ha de pasar y no sé si quiero que pase de veras o, por el contrario, prefiero que se quede dormitando para siempre en el limbo de las ilusiones por cumplir.

Que, como dijo no sé quién -aunque él lo dijera en plan finolis-, la putada de los sueños es que se hagan realidad. Y si siguen siendo siempre sueños, sigue siendo una putada.

¿Moraleja? A dormir y a soñar. Que ya vendrá el tío Paco con el despertar y las rebajas.

lunes, diciembre 03, 2007

Con Juanes


Qué ojos, Dios, qué ojos... dicen que es bajito, pero como una apenas supera el metroymedio, ¿qué más da?

Ay, Juanes, que nos alegraste el día... además de darnos un subidón vía audiencia...



Juanes, Volverte a ver.

Cuentos de mujeres solas

Acabo de terminarlo. Bueno, no exactamente. Con el último cuento no he podido. Algunos de los anteriores me costó leerlos, pero fui disciplinada y pelín masoca y le di a la vista mientras ponía el dedo en la página siguiente con ganas de avanzar hasta el siguiente título. Pero con el último no hubo ejercicio de voluntad capaz de doblegar a la fuerza del hastío.

Algunos de los Cuentos de mujeres solas me gustaron. Más que por lo que contaban, por cómo lo contaban. Aunar en un mismo volumen firmas como las de Anton Chéjov, Oscar Wilde o Guy de Maupassant siempre suele ser garantía de calidad. Al menos en parte.

Sin embargo, tomados en conjunto, una vez digeridos los sorbitos individuales, los cuentos en cuestión adolecen de un pecado común: la imagen tópica de la mujer sola como un error de la naturaleza, una broma del destino, un castigo pseudodivino que sumerje a la condenada en un mar de tristeza infinita, en el que apenas consigue flotar gracias a la ilusión por un amor que la devuelva al estado de gracia de la visibilidad social por la vía de la pretendida estabilidad emocional que se alcanza con la compañía del maromo en cuestión.

Ay. Tomo aire. Tomo aire y me quedo con una frase que Pedro Mairal toma prestada de Shakespeare para darle fuste a su cuento "El viaje de la profesora Bellini":

"Ni el mármol ni los áureos monumentos
durarán con la fuerza de esta rima".

La palabra, querido, la palabra. Al final, sólo nos queda la palabra.

domingo, noviembre 25, 2007

Con el alma apisonada

Nunca le puso la mano encima. Nunca. ¿Cómo iba a denunciarle entonces? ¿Qué iba a decir en la comisaría? ¿Que no tenía un solo moratón, pero que él había pasado como una apisonadora por encima de su alma? ¿Que ya no sabía quién era? ¿Que ya no sabía qué le gustaba? ¿Qué quería hacer con su vida? ¿Qué hacía antes de conocerle a él? ¿Qué era reír? ¿Qué era salir con sus amigas?

¿Qué iba a decir? ¿Eh? ¿Qué? ¿Que ella era para él una puñetera mierda? ¿Que él hacía que se sintiera un cero a la izquierda en cada momento del día? ¿Que siempre andaban a gritos? ¿Que nunca hacía la comida que a él le gustaba? ¿Que el plato no estaba lo bastante caliente? ¿Que tenía que prepararle siete menús distintos cada noche porque él nunca estaba conforme con nada? ¿Y que cuando llegaba frente al plato, sólo la miraba con cara de asco y le decía que nadie cocinaba como su madre, que ella era una inútil y que no tenía que haberse casado nunca porque ni siquiera era lo suficientemente mujer como para haber tenido hijos? ¿Que no valía ni para eso?

¿Era todo eso motivo de denuncia? ¿Era motivo de denuncia que le prohibiera ir al psicólogo? ¿Que le escondiera las pastillas que le recetaban? ¿Que cuando se enfadaban -cuando se enfadaba él- lo arreglase todo con una copa de vino? ¿Y luego otra? ¿Y otra? ¿Y otra más? ¿Que él la había convertido en una muñeca de trapo, desvencijada, con las tripas de algodón asomando por encima de los vestidos ajados? ¿Con el pelo enredado en una madeja inmunda de pensamientos que no la llevaban a ningún sitio, porque donde quería irse era lejos, lo más lejos posible de él, y él apenas la permitía ir más allá de la puerta de su casa?

¿Eran eso malos tratos? ¿Lo eran? ¿Era maltrato que la gritase delante de todo el mundo? ¿Que jamás le dirigiera una mirada de cariño?

Y si aquello era maltrato, ¿por qué todo el mundo se callaba? ¿Por qué nadie decía nada? ¿Por qué sólo bajaban la cabeza y la miraban con cara de pena?

¿Cómo iba a denunciarle, si siempre que las cosas llegaban demasiado lejos, siempre como hoy, él llegaba con un ramo de rosas rojas, le pedía perdón y le decía entre pucheros que no, que aquello no iba a volver a suceder, que iban a ser felices, que es que estaba cansado, que le perdonase, que iban a arreglarlo, que había sido un torpe?

¿Cómo decirle al agente de turno que siempre pensaba que aquellas rosas rojas serían las últimas y terminarían junto a una lápida con su nombre en la soledad fría y gris del cementerio?
¿Que se estaba muriendo de pena y no había orden de alejamiento posible para tanta amargura?

25 de noviembre. Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

Campaña de sensibilización de la Federación de Mujeres Progresistas.

Foto: "Encadenada", en Flickr.




Pasión Vega, María se bebe las calles.

sábado, noviembre 24, 2007

Noches de Bohemia

... y que todas las historias terminen así...




Navajita Plateá, Noches de Bohemia.

Que prime lo que importa

Un mechón. Una luz de plata que irrumpe como un rayo en medio de una cabellera roja y espesa. Y, más allá del mechón que la distingue, un micrófono que recoge una voz que la distingue aún más. Porque su voz no es sólo suya. Porque, como dijo en la gala de entrega de los IX Premios de la Academia de Televisión, su voz ha sido, durante casi cuarenta años como corresponsal de Televisión Española, "la voz de los que no tienen voz".

Las palabras de Rosa María Calaf, premio a "Toda una Vida", fueron de lo más profundo cuanto se dijo en la gala, sesión continua de sonrisas forzadas y discursos requetepreparados que pretenden sonar a palabra improvisada, escena catódica con ínfulas hollywoodienses diluidas entre gags de barrio.

La Calaf quiso hablar de periodismo. Y lo hizo con precisión e incisión, con dos avisos para navegantes: primero, "que lo que impacta no prime sobre lo que importa"; segundo, que se cuide a los periodistas, que la "precariedad" es el primer paso para que el buen periodismo dé con sus huesos en la tumba definitiva.

Cordura. Sólo un poco de cordura. Y, si acaso, compromiso. ¿Es tan difícil?

Las cosas más pequeñitas

Si aprendiéramos a saborear las cosas más chiquititas, seguramente todo sería más fácil. Lloraríamos menos y sonreiríamos más.




Nolasco, Las cosas pequeñitas.

Loca en blanco

"Escribir es un oficio de locos." Lo ha dicho él. Mirándola. Que la miraba porque sabía que ella había hecho quinientos kilómetros subida en un autobús de mala muerte, sólo para verle de cerca y pedirle que le dedicase su última novela, la que había leído siete veces en un mes, a escondidas, soñando con transformarse en la mujer valiente y decidida que vivía en aquellas páginas.

De locos. Lo ha dicho, ha terminado el coloquio, ha pasado por delante de ella y ella ha sido incapaz de decirle nada.

Estaba loca. Y en blanco.

Como la noche.


Foto: "La pluma 1", en Flickr.

jueves, noviembre 22, 2007

Silencio

Quiere llorar y no puede. Tiene piedras en el alma y esparto en las pupilas. No es que se haga la fuerte, es que parece como si la muerte pasase por delante de sus ojos en forma de telefilme barato, sin una simple banda sonora que llevarse a la boca para que las notas, do-re-mi, fa-sol-la-si, resbalen por la garganta y ablanden el nudo que le oprime el estómago.

Mira a su alrededor y sólo ve rostros ausentes. Miradas perdidas, que hacen lo posible por no encontrarse porque las palabras no salen por la boca y es preferible evitar que se escupan por los ojos, que los ojos no saben callarse y, de momento, será mejor que los párpados pesen, que caigan a plomo y mantengan la cosa en silencio.

Silencio. Que todo sea silencio, que se haga de noche, que el día se duerma y la vida se calle, que los recuerdos dejen de gritar y se quede todo en silencio, la calle, la casa, la cama, silencio, todo en silencio, en silencio y a oscuras, que se callen todos, que nadie chille, que no hablen las voces que la marean, esas que oye a lo lejos, que ni siquiera susurren, que no quiere oír nada, ni ver nada, ni saber de nadie. Nada. Ni luz, ni ruido. Sólo silencio. Silencio y noche.

Que en la noche se duerme. Se duerme y se sueña. Y si se sueña todo es mentira. Aunque a veces la mentira es mucho más real que todas las verdades juntas.

Silencio. Que se callen. Que se duerman. Que la sueñen.

martes, noviembre 20, 2007

Uno más

Cumples años. Hoy cumples años, pero en realidad siempre celebras algo. O deberías. Cada año que cumples, cada mes que estrenas, cada semana que comienzas, cada día que despiertas, cada hora que miras, cada minuto que sueñas, cada segundo que sonríes. Cada instante que respiras.

No te das cuenta, pero tú respiras y hay alguien más que vive de ese aire que te quedas un ratito. De pequeños poníamos en las carpetas, cuando se estilaban las dedicatorias, eso de que "puede que para el mundo no seas nadie, pero para alguien eres el mundo". O algo así. Pues lo que trato de decirte -de escribirte- es más o menos eso. Que hay quien vive de ti. Por ti. Porque respiras, porque sonríes, porque sueñas, porque miras, porque despiertas.

Por eso tu cumpleaños es mucho más que tuyo. Y por eso no deberías sorprenderte de que te felicite tanta gente. De que te demuestren que te quieren. Sí, que te quieren. Que hay mil doscientas cincuenta y siete maneras de querer, todas ellas diferentes, y a cuál más posible y más sorprendente. Más auténtica. Más emocionante. Más onírica, más utópica, más etérea. Más.

Más, siempre más. Siempre sumar.

Como sumas ilusión en el corazón ajeno cuando te brillan los ojos. O cuando se intuye una caricia con una sola mirada. O cuando hablas de tu sueño, de ese sueño azul cuajado de olas blancas, y se huele el mar en cada esquina de la ilusión que desprenden tus palabras serenas.

Tráete el mar. Tráete un poquito. Dile que te meza. Que te meza cada noche. Que te acune, que te cante, que te devuelva la calma de las noches de luna, la fortaleza de la roca perenne, majestuosa en el acantilado abrupto y mágico a la vez.

Magia. Dile que te envuelva en magia.

Ése será tu regalo. Y lo tendrás siempre. Siempre.

Foto: "El horreo encapotado!", en Flickr.

Letras que no tiré


Guardar cosas puede parecer un ejercicio de masoquismo. Una manía de acumulación sin sentido. Un modo como cualquier otro de perder el tiempo.

Pero a veces viene bien.

A veces uno recorre los huecos de la memoria forzada y encuentra perlas que en su momento escondió en la concha opaca de un archivo cualquiera, sin saber que un día abriría la concha en cuestión y encontraría la perla, más grande, más brillante, plena en todo su sentido.

Perlas como éstas:

Cuando estamos en un hospital y cuando nos enamoramos, nos damos cuenta de hasta qué punto son frágiles nuestras vidas y nuestros cuerpos”.

¿Cómo he llegado a enamorarme tanto de ti? ¿O es que yo necesitaba enamorarme? Necesitaba tanto enamorarme que me hubiera enamorado de una mesa. Pero hasta las mesas tienen que tener encanto si quieren que alguien se enamore”.

Encontrar su hombre es para una mujer como para un escritor encontrar su tema, ése que es sólo para él porque nadie lo escribiría como él. No hay un solo tema ni un solo hombre, pero no hay infinitos temas ni infinitos hombres”.

Creía que me esperaba un bosque de historias y de chicos y de años por venir, y que no era tan grave dejar que uno se fuere, o perder un cuaderno con el borrador de una novela inacabada, porque vendrían más hombres y más ideas y no sabía, como sé ahora, que todo lo que uno deja ir lo pierde para siempre”.

El amor se puede dar, pero no se puede pedir”.

Eugenia Rico, La edad secreta.

Hiere

Siento un vacío
que me lleva hasta ti,
donde más duele,
y no sé ya si vivir.

Entre tus manos,
el amor que yo te di,
mientras mi alma
se queda sola y sin ti.

Camina entre las nubes
el aire que poco a poco se va;
mi mundo se hace pequeño
en la inmensidad.

Siento el agua tan fría y bebo
tu boca cuando me la das,
y mi risa se hace triste
al ver tu falsedad.

Hiere, hiere, hiere, mi corazón muere,
hiere, hiere, hiere, el amor que me das duele... como me duele...

Nace la melodía
que ensalza la verdad;
tenebrosa se esconde
en mi alma,
jugando con tu pelo,
la brisa de tu boca.

Y es que siento
que el amor es libre,
como la tormenta
que nunca se va,
como las caricias que tú me das.

Montse Cortés, Hiere (letra y música: El Panki).

lunes, noviembre 19, 2007

No esperar

¿Durante cuánto tiempo se puede no esperar? ¿No esperar es lo mismo que desesperar? ¿O lo mismo que no tener paciencia? ¿Dónde está el límite de la espera? ¿Está en la ilusión? ¿Está en el corazón? ¿Está en la utopía?

Lo malo de las expectativas es que ellas mismas encierran la esencia de la desgracia: esperas mucho, fracaso; no esperas nada, éxito. Así es la vida, en términos absolutos. Nada. Todo. Poco. Mucho.”

Carmen Amoraga, Algo tan parecido al amor.

domingo, noviembre 18, 2007

Tristán e Isolda

La película no tiene mucho que ver con la leyenda celta, ni tampoco con la ópera de Wagner, pero, ¿qué más da si la historia te acaricia el alma?



... "No sé si la vida es más grande que la muerte, pero el amor fue mejor que ambas".

Amigo, Vicente

Fue magia. Fueron en un segundo mil trescientas cincuenta y ocho emiciones contenidas, aprisionadas y liberadas, en sólo un instante, entre las notas juguetonas, dulces, envolventes, de una guitarra que encierra, ella con la mano que la mece, el secreto etéreo del arte, el embrujo. El duende.

Fue una hora y media. Dicen. Yo no podía contar. Yo no podía casi respirar. Sólo podía escuchar la magia, inhalar la magia, vivir la magia. Y envidiar la magia, querer ser magia, soñar con magia, preguntarme por qué la magia sólo es para los elegidos, y responderme que, de no ser así, no sería magia.

Que de no ser así, no sería Vicente Amigo.

Amigo, aquí tienes a Vicente.





P.D.: Gracias, Germán, por acompañarme. Y por el disco. Y por tantas cosas. Y a ti, Pablo, por ilustrarnos. Aunque sólo fuera un poco. Espero que el epílogo resultase tan mágico como el preludio.

sábado, noviembre 17, 2007

Algo tan parecido al amor

Acabo de terminarlo. Me lo he bebido. Casi literalmente. Me he enganchado en un par de días como si fuera droga dura, como si sus letras me redimieran del pecado de querer, como si sus líneas me regalasen, por aquello de la empatía, una explicación para el maremágnum de sentimientos que mantienen mi ánimo en una noria constante, tanto más alta cuanto más tiempo pasa y lo que se supone que debería irse diluyendo, por el paso del tiempo, se hace cada vez más y más fuerte, y más, y más, y hasta me asusta tanto dejar de sentirlo como no ser capaz de ponerle freno.

Algo tan parecido al amor se ha convertido ya en uno de mis libros de cabecera. Será mi próxima compra. Creo. Aunque haya quien diga que "toca las fibras sensibles de un lector poco exigente".

Creo que será mi próxima compra porque no sé si antes compraré algo de Luis García Montero, que me empezó a interesar por mi afinidad con Covi y cuyo poema "Aunque tú no lo sepas" -que sirve de inspiración para una de mis canciones favoritas-emplea Carmen Amoraga como epílogo a la novela con la que se consagró como finalista del Premio Nadal.

He apuntado muchas cosas. He tomado muchas notas y he tratado de que no se me olvide nada de lo que he sentido leyendo. Pero, sobre todo ello, me quedo con una de mis grandes preocupaciones. Está reflejada en la novela y hoy descubro que la frase que la resume de manera magistral y que oí no sé dónde la dejó escrita George Bernard Shaw:

"Hay dos tragedias en la vida. Una es no alcanzar el deseo de nuestro corazón. La otra es alcanzarlo."


A sus 95


La felicitación llega un poco tarde, pero una es refranera y siempre encuentra un buen modo de justificarse con aquello de "más vale tarde que nunca", así que, con retraso, pero con el mismo cariño y la misma admiración que si hubiera escrito estas líneas hace veinticuatro horas, ahí va mi ENHORABUENA para María Amelia, la bloggera más anciana del mundo, galardonada con el premio BOB a la mejor bitácora en español.

Todo comenzó como un regalo de su nieto, que, sin saberlo, a quienes en verdad agasajaba era a los futuros lectores de su abuela, que siempre encuentran en A mis 95 un refugio sereno, tranquilo y sonriente para guarecerse de las prisas y la individualidad a la que nos condena el ritmo de vida que llevamos.

Gracias a ambos. María Amelia, sigue escribiendo. A tus 95, a tus 96, a tus... SIEMPRE.

jueves, noviembre 15, 2007

Para Alguien con clase

Tiene talento. Tiene talento y lo sabe. Pero no lo parece. Que lo sabe, digo. No lo parece porque no se lo cree. Y si se lo cree, no lo demuestra.

Quiere ser el hombre más normal del mundo, y lo sería si no fuera porque, en realidad, no hace falta rascar mucho para darse cuenta de que es un profesional como la copa de un pino y una persona para quien todo calificativo ponderativo resulta escaso.

No voy a dar su nombre porque quizá dejaría de hablarme. Si no para siempre, al menos sí durante una temporada. No me perdonaría que pecase contra su discreción.

Pero, como él ya sabe de qué hablo y no necesito poner etiquetas a la realidad, le regalo esta humilde entrada como felicitación para un trabajo del que me habló emocionado este verano y cuyos resultados aplaudo, sin sorprenderme, pues nunca dudé de la calidad que atesora.

De su clase.

Y como banda sonora...



Enhorabuena... y que sean muchos más.

miércoles, noviembre 14, 2007

¿Marketing viral?

Puede que sea mentira. Que no haya chica, ni amor. Ni siquiera Metro. Puede. Pero la historia es bonita. Y si no es cierta, ¿qué más da? Las certezas, a menudo, dan asquito. Así que, puestos a escoger, entre una certeza asquerosa y nada evocadora y una historia falsa pero con tintes de comedia romántica, qué quieren que les diga, prefiero lo segundo.

"I saw the girl of my dreams in the subway tonight", reza el dibujo que en los últimos días recorre la Red nudo a nudo. Qué bonito. La chica de sus sueños. En el Metro. Esta noche. Oh.

Vi la imagen por primera vez gracias a la tenacidad rastreadora de Laura, y después me reencontré con ella vía Covi, que a su vez me remitió a El Catalejo y, a falta de un Javi Boix que me ilustre en términos de mercadotecnia, me tiré de cabeza al océano wikipédico para saber qué era eso del "marketing viral".

Si me quieren infectar, que me infecten. Me pierden las historias pasteleras. Lo peor es que me las creo.

Como me creí esta, que por aquello de haber encontrado el cartel plagando las farolas de las calles de mi ex-pueblo, me resultó mucho más conmovedora. Efectos de la cercanía...

¿La encontraría?

martes, noviembre 13, 2007

Un libro a medias

Hacía mucho que no dejaba un libro a medias. Pero como últimamente no termino nada -ni las dietas, ni lo que escribo, ni las mudanzas... ni nada-, no me extraña que deje colgada la lectura de Doris Lessing que me había autoimpuesto para conocer algo más del último Premio Nobel de Literatura.

No he podido pasar de la página 90. Lo siento. Y eso que lo cogí con ganas. El título era cursi, pero las reseñas que encontraba por internet prometían. De nuevo, el amor. Bien. Podría ser ligerito y lo terminaría pronto. Y me haría llorar a veces -falta me hace, aunque a estas alturas yo me lloro sola-. Y conocería algo más de universo femenino sobre el que, dicen, tan bien escribe la Lessing.

Pero no.

Lo he dejado por imposible. Eso sí, las 90 páginas leídas me han aprovechado. En la libreta me quedo con cosas como:

"Parece existir una regla según la cual lo que condenamos aparecerá antes o después en nuestras vidas".

"¿Acaso hay algo más extraño que la manera en que los libros que armonizan con nuestra condición o situación en la vida vienen al encuentro de nuestra mano?".

"Me he pasado años y años cargada de Deber, trabajando como una loca, y si no tengo cuidado saldré volando por los aires como un globo de hidrógeno".

"Lo que resulta verdaderamente interesante de la gente no es lo que la vida les procura. Eso podemos remediarlo, ¿o sí?".

"Vuelva usted mañana"

Lo intenté. Con todas mis fuerzas. O casi. Intenté cambiar el chip, ser una chica aplicada y resolutiva, ponerle un piso a mi fuerza de voluntad y tirar de ella hasta la extenuación, pero, ¡ay!, con los funcionarios me topé y el día se me torció.

Primero Hacienda. Vengo a cambiar el domicilio fiscal. Bien, déme los datos. Horror, como me pida algún justificante de mi nuevo domicilio estoy perdida; no he traído las escrituras, ni el recibo del agua... ni nada. Qué imbécil soy. Qué poco precavida. Rellene esta hoja. ¿Ya está? Ya está. [Cara de seta alucinógena revenida]. Disculpe: ¿podría darme un certificado? ¿Algo que demuestre mi cambio de domicilio? Es por presentar en el trabajo para justificar el día de mudanza, ¿sabe? Ufffffffffffffff... empiezan los problemas; tendría que hacerle un certificado... teclea no sé qué y se van sucediendo, una tras otra, pantallas antediluvianas en la pantalla plana de su ordenador... vaya allí y compre el impreso 01 y entonces vuelva... Déjelo, gracias. Creo que iré a empadronarme y presentaré el certificado de empadronamiento. [Semblante de seta aún mejor caracterizado. Claro. Por mi culpa ha tocado veinte o treinta teclas más de la cuenta].

Segunda escena. Tráfico. ¿Por qué no iría antes al ayuntamiento? Cuarenta vueltas para aparcar. Ni un solo parking a un kilómetro a la redonda. Manda huevos. Por fin encuentro sitio. Me doy el paseo. En una esquina, justo antes de llegar a la Jefatura, dos listillos -no voy a decir de dónde, por no herir susceptibilidades... al fin y al cabo, lo que está mal hecho, mal hecho está, y da igual quién lo haga- venden tickets para que no tengas que esperar dos horas de cola frente a la ventanilla. Madrugan ellos por ti y hacen negocio a costa de sus horas de sueño perdidas. Yo no compro tickets. No voy a renovar nada y no he traído suelto. Y he madrugado, así que no me sale rentable. En la puerta de Tráfico todo son carteles de papel, mustios, y flechas que, con suerte, te indican el lugar donde has de ir para efectuar tus trámites. Creo que tengo que subir a la primera planta. Hay cola frente a la ventanilla de la derecha y turno de espera -esta vez con la gente sentada- frente a la ventanilla de la izquierda. Para poder sentarte tienes que hacer cola de pie para que te den número. Bien. Espero. He traído un libro. Espero. Me toca. Llego a la ventanilla después de más de media hora y a la funcionaria de turno le suena el móvil y se levanta a darle a la sinhueso. Por el resto de las ventanillas van pasando los que hacían cola tras de mí, y les atienden, y les resuelven la vida en forma de papel, pero yo espero. Espero mientras busco con la mirada a la funcionaria-que-habla-por-el-móvil, pero la conversación debe de ser muy interesante, pues no la termina ni de broma. Sigo leyendo. El Trastorno Afectivo Bipolar es interesante. Espero no entrar en crisis. Hola. Ella también me pone cara de seta. Ahora entiendo por qué están entre cristales. Se defienden frente a posibles ataques de ciudadanos no tan hartos de esperar como de los desmanes que estos funcionarios regalan a tutiplén. Hola. Vengo a cambiar la dirección del permiso de circulación. Certificado de empadronamiento. ¿Qué? Certificado de empadronamiento. No lo traigo. Pues pídalo y vuelva usted mañana. Vengo de Hacienda y allí no lo piden. Pues aquí sí. ¿Pero no pueden comprobar dónde vivo dándole a una tecla? Para enviarme las multas le dan a la tecla que da gusto... No, no podemos. Vuelva mañana. Vivo en las Chimbambas y he pedido hoy el día libre para hacer estas gestiones. Pues vuelva hoy antes de las 16.30. No puedo... ¿no podría presentarlo después? No. Pero... No, lo siento, vuelva usted mañana.

Muy bien. Que te jodan. Que te jodan, que te jodan, que te jodan. Que te jodan. ¡¡Que te jodaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan!!

13.50. Quedan diez minutos para que cierre el ayuntamiento. Pruebo suerte. Hola. Vengo a cambiar los datos del padrón. ¿Has traído un recibo del nuevo domicilio? [¡¡Noooooooooooooooooooo!! Estoy a punto de llorar, de llorar, tirarme al suelo, patalear... Como la madre del anuncio, pero sin niño]. No, es que no me daba tiempo porque tenía que resolver esto hoy y ya cerrábais y... Vale, no te preocupes. Tráelo otro día, que te voy haciendo el cambio... y es que lo necesito para cambiar la dirección del permiso de circulación... Bueno, si quieres te lo podemos gestionar desde aquí. ¿Sí? Sí. Rellena esto, llévalo a Registro y ve a Rentas a pedir la información. Y aquí tienes el certificado de empadronamiento, para que lo presentes en el trabajo.

Gracias... gracias... ¡¡graaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaacias!!! ¡¡Que viva Alpedrete!! ¡¡Alpedrete y sus funcionarios!!

Menos mal que aquí no les pone Larra.

lunes, noviembre 12, 2007

Cambiar el chip


Dice Carmen que en la vida todo es cuestión de cambiar el chip. De prepararse. De decir a las neuronas "oye, mira, esto se acabó... a partir de ahora las cosas son distintas y toca lo que toca". Y ese cambio de look en la supervisión suprema de las conexiones neuronales lo mismo vale para ponerse a dieta que para olvidar un amor. O un rollo. O una muerte insospechada, o una amistad que naufraga, o una mala cara a destiempo y reiterada de manera cíclica en el tiempo, o... O.

Yo intento hacerle caso, pero no sé muy bien cómo. Reconozco mi torpeza y anticipo mi fracaso.

Esta mañana lo he vuelto a intentar. Me he levantado casi a la primera -lo que supone ya un cambio de actitud en toda regla para alguien que, como yo, deja sonar el despertador en la función snooze hasta que a mi señora madre le revientan los tímpanos y me suplica que por Dios, que apague el bicho ya y me levante, que ya es hora- y no me he lanzado en plancha al frigorífico. Y he pensado lo justo, porque enseguida he cogido mi taza de café y he ido picoteando de los titulares en las versiones digitales de la prensa del día.

Y fíjense si cambio el chip, que casi un mes después de la última vez, he escrito de nuevo.

Y hasta intentaré escribir una vez más al final del día para dejar plasmados mis progresos -si es que los hay- o -Dios no lo quiera- mis fracasos -lo que, habida cuenta de mi bagaje vital, es lo más posible-.

Foto: "Poem of the dawn", en Flickr.

viernes, octubre 26, 2007

Guadaña y soga

Octubre se cierne sobre mi almohada como una guadaña afilada a golpe de frío en el alma y nudos en la boca del estómago.

Siempre es igual. Siempre desde entonces. La guadaña comienza a asomar en septiembre, allá a lo lejos, cuando la evidencia de los días menguantes está a la vuelta de la esquina y el sol sólo calienta a ratos y la memoria hace migas con eso que llaman el subconsciente y transforma cada partícula de aire en una pesada losa que no sólo cierra el paso de alimento a los pulmones, sino que también nubla la vista a cualquier color que no sea el negro. El negro y sus variantes.

El cuerpo comienza a dar señales de eso que muchos dan en llamar angustia sin saber muy bien en qué consiste, como si se defendiera, como si dijera "oye, estoy aquí, cuídame... cuídate", pero la losa ya no es losa, sino también tapón, y se te mete en los oídos y también te vuelves inmune a todo tipo de discurso distinto de los gritos que resuenan, a modo de eco, en las esquinas de las neuronas, ahora mucho más abigarradas y tensas que de costumbre.

Y te pesan las piernas, y tienes hambre a todas horas, y lloras, y ríes, todo junto, en cuestión de minutos, de segundos incluso, y no tienes sueño, o te duermes en los coches, y te fallan las fuerzas, y se te quedan las manos frías aunque haga calor, y no importa la de cremas que te des porque se te pone la cara hecha un cristo y no sabes qué contarle a la gente, que te pregunta, que te dice qué te pasa, y tú que nada, que es que son cosas de hormonas, y hasta tú misma te lo terminas creyendo y te das a eso de la píldora por aquello de aprovechar los efectos secundarios.

Y no importa que estés a punto de estrenar vida y que el Euríbor deje de subir, porque el futuro es lejano y, como el pasado, estos días tiene forma de guadaña.

De guadaña y soga.

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