miércoles, diciembre 12, 2007

Tiempo vivo

Necesito un tiempo muerto, pero lo cambio por un tiempo vivo. Me faltan los minutos. Los segundos, incluso. Las horas se quedan cortas y los días, más.

Entre cada uno de los mil compromisos que este intenso fin de año me pone en el camino, queda hueco para un descubrimiento tardío pero que se me antoja indispensable para apuntalar el sentimiento del resto de mis días y bordar con fino hilo de sueño un presente sin futuro que parece convertirse, por obra y gracia de algo semejante al destino, en recuerdo del pasado.

He descubierto la magia de Los Chicos del Coro. Mejor: de la Coral de los Pequeños Cantores de Saint Marc de Lyon. Ayer los vi en el Teatro Municipal de Moralzarzal y me enamoraron. Sus voces, sus sonrisas, sus melodías, su aire de ángeles, su capacidad de elevar al auditorio hacia un vuelo sin alas, sólo impulsado por el alma de cada cual, llena, henchida de satisfacción merced a ese medio centenar de gargantas de ensueño.

Mañana me compro sus discos. Sin falta. Diga lo que diga la cruda realidad de la hipoteca.

De momento, habré de conformarme con los vídeos virtuales como éste:

2 comentarios:

  1. ¿Son los que pusieron la banda sonora a la peli?

    ResponderEliminar
  2. Sí... y, de hecho, el protagonista de la película era solista en el coro real, el de los Pequeños Cantores de Saint Marc de Lyon.

    ResponderEliminar

Gracias por contribuir a este blog con tus comentarios... pero te agradezco aún más que te identifiques.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...