Lo intenté. Con todas mis fuerzas. O casi. Intenté cambiar el chip, ser una chica aplicada y resolutiva, ponerle un piso a mi fuerza de voluntad y tirar de ella hasta la extenuación, pero, ¡ay!, con los funcionarios me topé y el día se me torció.
Primero Hacienda. Vengo a cambiar el domicilio fiscal. Bien, déme los datos. Horror, como me pida algún justificante de mi nuevo domicilio estoy perdida; no he traído las escrituras, ni el recibo del agua... ni nada. Qué imbécil soy. Qué poco precavida. Rellene esta hoja. ¿Ya está? Ya está. [Cara de seta alucinógena revenida]. Disculpe: ¿podría darme un certificado? ¿Algo que demuestre mi cambio de domicilio? Es por presentar en el trabajo para justificar el día de mudanza, ¿sabe? Ufffffffffffffff... empiezan los problemas; tendría que hacerle un certificado... teclea no sé qué y se van sucediendo, una tras otra, pantallas antediluvianas en la pantalla plana de su ordenador... vaya allí y compre el impreso 01 y entonces vuelva... Déjelo, gracias. Creo que iré a empadronarme y presentaré el certificado de empadronamiento. [Semblante de seta aún mejor caracterizado. Claro. Por mi culpa ha tocado veinte o treinta teclas más de la cuenta].
Segunda escena. Tráfico. ¿Por qué no iría antes al ayuntamiento? Cuarenta vueltas para aparcar. Ni un solo parking a un kilómetro a la redonda. Manda huevos. Por fin encuentro sitio. Me doy el paseo. En una esquina, justo antes de llegar a la Jefatura, dos listillos -no voy a decir de dónde, por no herir susceptibilidades... al fin y al cabo, lo que está mal hecho, mal hecho está, y da igual quién lo haga- venden tickets para que no tengas que esperar dos horas de cola frente a la ventanilla. Madrugan ellos por ti y hacen negocio a costa de sus horas de sueño perdidas. Yo no compro tickets. No voy a renovar nada y no he traído suelto. Y he madrugado, así que no me sale rentable. En la puerta de Tráfico todo son carteles de papel, mustios, y flechas que, con suerte, te indican el lugar donde has de ir para efectuar tus trámites. Creo que tengo que subir a la primera planta. Hay cola frente a la ventanilla de la derecha y turno de espera -esta vez con la gente sentada- frente a la ventanilla de la izquierda. Para poder sentarte tienes que hacer cola de pie para que te den número. Bien. Espero. He traído un libro. Espero. Me toca. Llego a la ventanilla después de más de media hora y a la funcionaria de turno le suena el móvil y se levanta a darle a la sinhueso. Por el resto de las ventanillas van pasando los que hacían cola tras de mí, y les atienden, y les resuelven la vida en forma de papel, pero yo espero. Espero mientras busco con la mirada a la funcionaria-que-habla-por-el-móvil, pero la conversación debe de ser muy interesante, pues no la termina ni de broma. Sigo leyendo. El Trastorno Afectivo Bipolar es interesante. Espero no entrar en crisis. Hola. Ella también me pone cara de seta. Ahora entiendo por qué están entre cristales. Se defienden frente a posibles ataques de ciudadanos no tan hartos de esperar como de los desmanes que estos funcionarios regalan a tutiplén. Hola. Vengo a cambiar la dirección del permiso de circulación. Certificado de empadronamiento. ¿Qué? Certificado de empadronamiento. No lo traigo. Pues pídalo y vuelva usted mañana. Vengo de Hacienda y allí no lo piden. Pues aquí sí. ¿Pero no pueden comprobar dónde vivo dándole a una tecla? Para enviarme las multas le dan a la tecla que da gusto... No, no podemos. Vuelva mañana. Vivo en las Chimbambas y he pedido hoy el día libre para hacer estas gestiones. Pues vuelva hoy antes de las 16.30. No puedo... ¿no podría presentarlo después? No. Pero... No, lo siento, vuelva usted mañana.
Muy bien. Que te jodan. Que te jodan, que te jodan, que te jodan. Que te jodan. ¡¡Que te jodaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan!!
13.50. Quedan diez minutos para que cierre el ayuntamiento. Pruebo suerte. Hola. Vengo a cambiar los datos del padrón. ¿Has traído un recibo del nuevo domicilio? [¡¡Noooooooooooooooooooo!! Estoy a punto de llorar, de llorar, tirarme al suelo, patalear... Como la madre del anuncio, pero sin niño]. No, es que no me daba tiempo porque tenía que resolver esto hoy y ya cerrábais y... Vale, no te preocupes. Tráelo otro día, que te voy haciendo el cambio... y es que lo necesito para cambiar la dirección del permiso de circulación... Bueno, si quieres te lo podemos gestionar desde aquí. ¿Sí? Sí. Rellena esto, llévalo a Registro y ve a Rentas a pedir la información. Y aquí tienes el certificado de empadronamiento, para que lo presentes en el trabajo.
Gracias... gracias... ¡¡graaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaacias!!! ¡¡Que viva Alpedrete!! ¡¡Alpedrete y sus funcionarios!!
Menos mal que aquí no les pone Larra.
Así de bochornoso y surrealista es. Yo soy funcionario en un Ayuntamiento pequeño de una localidad extremeña y te aseguro que muchas veces solucionamos problemas, lo que nos congratula porque para eso estamos, a los ciudadanos cuando las administraciones más "poderosas" les remiten al famoso "vuelva Ud. mañana".
ResponderEliminarUn saludo y celebro que al final se solucionara.
Pgmacias
Ala pobrecita, la verdad es que jode que las cositas te salgana mal... pero oye, buena cara y al lío! Es un coñazo el papeleo... pero al fin y al cabo, hay que hacerlo... y mejor con buena cara! Besos guapa!
ResponderEliminarEs que la burocracia mata a cualquiera... Pero eso sí que no te dejo que te arruine los propósitos... Que al fin y al cabo son sólo unos papeles...
ResponderEliminarAdemás, al final se solucionó, ¿no? Pues ya está, a mirar el día siguiente con otra cara...
Esa es una buena forma para comenzar el día de culo, sí... Al menos espero que estés más contenta y que estos señores (a los que envidio por tener un sueldo asegurado para toda su vida) no te hayan jodido el planteamiento de cambio de chip.
ResponderEliminar;)
O como diría Sabina "su vuelva usted mañana, su salvese quien pueda"
ResponderEliminarSiempre he pensado que los funcionarios son una raza superior...
Besos
Javi, hay funcionarios y funcionarios, pero sí, abundan los de "raza superior", como tú bien dices.
ResponderEliminarSi tener trabajo y sueldo fijo lleva aparejada la necesidad de convertirse en una seta, prefiero pedir en el Metro.
Fijate! el resultado de tu madrugón,esperar pacientemente colas, aparcamientos, o mimicas de conversaciones de moviles tras cristales, estaba en los ultimos diez minutos de la hora de cierre del ultimo lugar.
ResponderEliminarAlgun sentido tendrá!
Que alegria encontrar una solución en el ultimo minuto!.
Me he reido por la similitud de la situación (a todos nos ha pasado alguna vez) pero es verdad que crispa los nervios!, con lo bendito que es un dia libre.
Sí, el "tiempo de descuento" desespera, pero tiene algo de mágico. Me alegro de que te haya hecho reír.
ResponderEliminarSaludos.