lunes, enero 21, 2013

Un día de 2.880 horas


Me dijeron que esos días no duran nada. Que te levantas temprano y, cuando te quieres dar cuenta, es ya la madrugada del día siguiente. Que todo pasa tan deprisa que cada día te sorprenden con nuevas historias de las que fuiste protagonista... y tú sin enterarte.

Pero mi día duró 2.880 horas. O sea, los cuatro meses que estuve preparándolo, disfrutando de cada detalle y soñando con el que fue, efectivamente, el mejor de los días de mi vida (hasta ahora, que conste): mi boda con Javier Arroyo.

Preparar una boda en cuatro meses me parecía todo un reto. Siempre me habían dicho que se necesita un año, pero supongo que no se referían a una boda pequeña y sencilla, que era lo que nosotros queríamos. Como también queríamos que participasen nuestros amigos, tanto invitados como artistas que estuvieron presentes en el diseño de las invitaciones, en los regalos, en el portaalianzas... en todos aquellos pequeños detalles con los que quisimos hacer inolvidable (no solo para nosotros) aquel 17 de noviembre.


La idea de las invitaciones corrió a cargo de José López (Allo3): nos propuso hacer una edición limitada de una fotografía de Javier y enriquecerla con un texto que resumiese nuestra historia. Así lo hicimos y... ¡primer impacto conseguido!


Lo primero que encargué fueron los regalos para las invitadas. No tenía ninguna duda: quería que fueran las muñecas flamencas de Silvia Padín (Basmala)... ¡y fue todo un acierto! Cosió una a una cada flamenquita, y todas diferentes, con su vestido de gitana, sus pendientes, sus abalorios... un trabajazo, vamos. Y por si su dedicación fuese poco, nos regaló dos preciosos muñecos novios que, por supuesto, nos pusimos para la firma en el Ayuntamiento de Castellón.


Para los peques me decidí por unas chocolatinas de El osito con zapatos nuevos. ¡Precioso el diseño de Mariola! Y especial atención merece la presentación: nada más recibir el envío sientes el mimo y la delicadeza de las "cosas bonitas".


Algunos invitados vivían una historia especial y merecían un detalle especial; por ejemplo, Espe y Jesús, que serán los próximos en casarse: para ellos elegimos unas tazas de Mr Wonderful, recomendación de Bea, de Soufflé Madrid. También hubo detalles para Aurora, Lidón, Lorena, María José, Rocío y Victoria, que nos hicieron mucho más sencillos los laboriosos preparativos de la boda; y para las parejas que recientemente habían cumplido su aniversario de boda. Para todos ellos escogimos unas cake pops de Isabel Hueso (Isa Bakery), una antigua compañera de cole, instituto... ¡y trabajo! ¡Quién me iba a decir que también estaría presente de algún modo en mi boda!




Nuestras madres merecían ser también protagonistas de nuestro día. Y como ramo de novia no hay más que uno pero madres había dos, optamos por regalarles flores, sí, pero unos bouquets muy especiales de Nana London, la floristería encargada de confeccionar mi ramo y decorar el Casino Antiguo de Castellón. Luego os hablo de Raquel...







Y entre las sorpresas que más gustaron, la cita literaria que dejamos manuscrita para cada invitado junto a su cubierto y el "Muro de los recuerdos", un photocall regalo de ADH Rotulación en el que colgamos fotos nuestras con los invitados, a modo de regalo. ¡Algunos no se esperaban verse tan niños!



Para cuando llegaron a buscarse muchos ya tenían en la mano estos pañuelos: quisimos hacer un guiño a la manera de pedir los trofeos en la plaza de toros para que el manido "que se besen" fuera algo original y divertido. Aurora y Lorena estuvieron doblando pañuelos no sé cuántas tardes y fueron también las encargadas de repartirlos. ¡Qué habría hecho sin vosotras, chicas! Entre eso, hacer el confeti, comprar las golosinas, forrar las cestas... Lo dicho, sin vosotras habría sido imposible.




Otro de los toques taurinos del día fue el capote de paseo con el que Arancha y Maxi nos cubrieron mientras sonaba la Salve gitana del Sacromonte, interpretada por Estrella Morente, a modo de oración. El Cid, el torero al que entregaban el Trofeo Yiyo de la Peña El Rescoldo el día que Javi y yo nos conocimos, nos cedió esta joya bordada por la maestra Nati con la imagen de la Virgen de la Oliva, la patrona de Salteras (Sevilla). ¡Momentazo!



Con este peculiar "rito" terminaba una ceremonia que no pudo tener mejor oficiante: mi amiga Victoria Cáceres. Gracias, Vic, por convertir dos artículos tan simples en un momento tan bonito. Y gracias también a Mónica, Maxi, Aurora y Lorena por las preciosas lecturas que nos regalasteis. Y a Antonio Lucas, autor de los versos que leí para Javier. Y gracias muy especialmente a ese monstruo de la guitarra llamado Pablo San Nicasio, que nos grabó "Un día de noviembre", el tema que él me hizo descubrir y al que Javi dio sentido (también con la lectura que nos regaló a todos por sorpresa una vez casados).




Claro que para llegar a este momento hicieron falta unas cuantas horas de maqueo: Pepa Garrido me peinó de manera magistral y Alejandra Somolinos me maquilló, sencillamente, perfecta. ¡Ni siquiera con las lágrimas del baile hubo tragedia en mi rostro!






El vestido era, sencillamente, el de mis sueños. Fue el único que me probé y no lo dudé un momento: ese modelo de Vicky Martín Berrocal llevaba mi nombre. Como era sin mangas y en pleno noviembre no es cuestión de desafiar al tiempo, para la ceremonia me cubrí con un mantón de Manila heredado de mi abuela. Los zapatos, de Pilar Burgos, me resultaron tan cómodos que no tuve ganas de quitármelos ni un minuto. Eso sí, para el baile elegí un vestido muy sencillo de León Gavira, porque sabía yo que con el modelazo flamenco no iba a poder disfrutar a gusto de la fiesta. Los pendientes de Tous (regalo de María José y Rocío), la pulsera de Mckenzie (también regalo de la hermana de Javier), las camelias de tela (regalo de Elsa) y las peinetas de nácar (regalo de Aurora) completaron el look visible. Del otro solo mencionaré los broches (dos regalos, uno de ellos de Julia) que llevaba prendidos al forro del vestido, las ligas (dos, regalos de Espe y Blanca) y las medias, de Wolford, regalo de mi mami, que resultaron mágicas: ni un solo punto, ni el más mínimo enganchón.



Raquel Nadal, de Nana London, hizo mi ramo (de rosas inglesas), la decoración del coche (con rafia), los prendidos de novio y padrino y la decoración tanto de la ceremonia como de las mesas. Sencilla y elegante, plasmó en flores la idea que yo tenía de la boda... ¡y los invitados se rifaban la flor de cada mesa!



Dicen que las bodas deben celebrarse en la ciudad de donde es la novia y, aunque a veces me apuraba que la mayoría de nuestros invitados tuvieran que desplazarse desde Madrid (eso sí, a su llegada al hotel les esperaba una sorpresa en la habitación), creo que no podría haber encontrado mejor sitio para celebrarla que el Casino Antiguo de Castellón. Lino y, sobre todo, Irina, nos aconsejaron y ayudaron en todo. Nos pusieron las cosas tan fáciles que organizar la boda a distancia fue no una odisea sino una anécdota. Y, lo mejor: todos los invitados terminaron encantados con el menú, con el trato de los camareros, con la atención... ¡y sobre todo con la barra libre, que hizo historia!


Una de sus recomendaciones fue Lisbeth, la DJ, y acertaron de pleno: aunque le indicamos las canciones que nos gustaban, supo qué poner en cada momento para que la fiesta no solo no decayese, sino que fuese a más.



Por cierto, las fotos que estáis viendo aquí son obra de Paloma Aguilar. Elegir fotógrafo para tu boda cuando tu novio es del gremio es más difícil de lo que parece: buscas un estilo especial, una persona que conecte contigo, un amigo... pero desde el principio estaba claro. Paloma era la persona. Y acertamos. No solo hizo un reportaje magnífico, sino que no perdió la sonrisa en ningún momento, estaba en todos sitios (¡hasta captando los momentos divertidos en el baño de las chicas!) y deslumbró a todos con su cariño y su profesionalidad.




Del vídeo se encargó Juan Enrique Torralba, un fanático de la edición... ¡¡que nos envió el DVD para que lo tuviéramos nada más llegar del viaje de novios!! Gracias, JET: un verdadero detallazo. Como detalle de amiga fue el de Irene Alférez, que cargó con la cámara para regalarnos preciosas imágenes de nuestra boda.


Sí, sé que el post es muy largo, pero la ocasión lo merece (no creo que vaya a casarme más, salvo que haya sorpresas... ¡buenas, ¿eh?!). Aun así no quiero terminar sin enseñaros otros detalles que marcaron mi día de 2.880  horas: el portaalianzas, hecho con libros de mis amigos Germán San Nicasio y Carmen Rigalt (este regalado por José Manuel Carril, mi maestro, a quien tanto echo de menos) y con los eternos Bécquer y Neruda; el libro (hecho a mano en la librería La Milana de Alpedrete) y la pluma que nos intercambiamos para escribir juntos nuestra nueva historia; el dibujo que nos regaló nuestro amigo Juan Iranzo (Cultoro), el búho hecho por mi amiga Bea y los ramos de flores regalo de Bea y Lorena que me esperaban en el hotel nada más llegar de la peluquería, con los que comenzaron las emociones de un día lleno de nudos en la garganta.




Gracias a todos los que lo compartisteis con nosotros, allí en Castellón y también en la distancia. Gracias por vuestra generosidad. Por vuestro cariño. Por vuestro esfuerzo. Por las notas en las que nos hacíais saber lo importantes que somos para vosotros. Por las miradas que lo dicen todo. Por estar... y, sobre todo, por ser.

Gracias por hacerme pasar las mejores 2.880 horas de mi vida.

Y gracias a mi marido, Javier Arroyo, por las miles de horas que nos quedan por vivir (¡¡y por la camiseta del Atleti firmada por Falcao!!).



3 comentarios:

  1. Anónimo6:37 p. m.

    Me he emocionao, joder.

    ¡Viva, viva y mil veces viva por vuestra preciosa historia!

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  2. No te puedes ni imaginar como me alegro de saberte tan feliz.
    Un fuerte abrazo para ti y otro para tu marido aunque no lo conozco.

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  3. Fue un día verdaderamente "maravilloso" de esos que no se tenían que terminar nunca. Me sentí muy feliz al poder estar con vosotros compartiendo ese día y viendo lo dichosos que estábais, dichosos y guapos. Estábais radiantes. Fue todo genial no faltó ni un sólo detalle en ningún momento. Perfecto.
    Y el detalle de los ramos.... jamás lo olvidaré!!!!!
    Os doy las gracias por haberme hecho partícipe de todos esos momentos tan adorables y os deseo toda la felicidad del mundo. Os la merecéis!!!
    Un besazo.
    Os quiero.
    Conchy.

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