Foto: Generacción.
La vida mata. Es así. Según vives, te vas muriendo. Cada segundo es un segundo más y, a la vez, un segundo menos.
En la mayoría de las ocasiones, la vida mata en silencio. Mano de hierro en guante de seda. Arañando poco a poco, suave, hasta que te desangras por las heridas. Discreta, pero rotunda. Sin embargo, hay veces que la vida te pasa por encima como una apisonadora, y ya no hay guante, ni seda, ni uñas, y todas las heridas son una sola, y es tan grande, y tan "incompatible con la vida" misma, que no tienes más remedio que morirte.