sábado, julio 09, 2011

La columna vista con rímel

Pocas profesiones lucen una reminiscencia femenina en su nombre. Pero sucede. Periodista. Articulista. Columnista. Puede que sea una casualidad, pero es excusa más que suficiente para echarle un vistazo al oficio de la tecla bajo el prisma de lo femenino.

Artículo femenino singular. Diez mujeres esenciales en la historia del articulismo español (Ediciones APM; María Ángulo Egea, Teodoro León Gross, dirs.) es el homenaje que la Asociación de la Prensa de Madrid rinde a las articulistas españolas, con las que había contraído una incómoda deuda por no incluir un solo nombre de mujer en su anterior antología, Diez articulistas para la historia de la literatura.

De Cecilia Böhl de Faber —o sea, Fernán Caballero, "la escritora española más conocida y traducida en Europa" hasta el boom de Ortega y Gasset— a Rosa Montero (maestra de la entrevista), pasando por Emilia Pardo Bazán ("la mejor periodista española del siglo XIX, junto con el maestro Larra y el polemista Clarín"), Concha Espina ("la que pudo haber sido la primera mujer española en alcanzar el Premio Nobel de Literatura"), Carmen de Burgos Colombine ("una de las escritoras más sorprendentes, complejas y camaleónicas que nos ha dejado el siglo XX"), Magda Donato ("periodista de raza"), Josefina Carabias (abanderada del reportaje como concepto de "estar en el lugar donde se encuentra la noticia, y si es posible en el momento en que ocurre"), Carmen Martín Gaite (escritora como opción de vida), Carmen Rico-Godoy ("irónica y lenguaraz musa de la transición") y Carmen Rigalt ("una de las fundadoras del Nuevo Periodismo Español"), el volumen hace una disección del estilo de diez plumas (con "a") imprescindibles para entender la columna como hoy la entendemos y selecciona algunos de los artículos más destacados de cada una de ellas.



Presencia del "yo", uso de anécdotas y vivencias personales "para trascender hasta cuestiones humanas más amplias" y "lenguaje coloquial, sincero, alejando de barroquismos, de adjetivaciones florentinas y elitismos" distinguen el estilo femenino en el artículo, escritos en los que las autoras se desnudan "para denunciar e impactar, pero también por la necesidad de hacerse ver, de mostrarse y expresarse". De lo íntimo a lo general, y de ahí a lo universal.

Es cierto que no están todas las que son: nombres imprescindibles en el columnismo del presente más inmediato y de un pasado no tan lejano, como Maruja Torres o Elvira Lindo, aparecen sólo en la introducción de la obra; sin embargo, el paseo por las letras femeninas que han acogido los periódicos españoles desde el siglo XIX resulta estimulante.

Mujeres que se han puesto la pluma por bandera para hacer de la columna su estandarte. Periodistas tentadas por la literatura o escritoras que enganchan con su público en una columna semanal, todas ellas han hecho del artículo un cachito de excelencia y en muchos casos se ponen a la altura de tótems de la cosa, como Umbral o el propio Larra.

Por sus teclas se desparraman sentimientos y vivencias íntimas que no lo son tanto, porque bajo la apariencia de ligereza se esconde un agudo y crítico análisis de la sociedad, que retoma el costumbrismo para superarlo y convertir la descripción cotidiana en un modo de contar la vida y darle categoría de literatura.

Publicado en Diariocrítico.

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