domingo, diciembre 23, 2012
domingo, diciembre 09, 2012
Luis Tosar: "Los olvidados no pueden ni alzar su voz"
"Estamos rodeados de una patraña inmensa y los olvidados no tienen derecho a nada, ni siquiera a alzar su voz y que se les escuche". Es la lección que ha aprendido Luis Tosar en el papel de José Crisanto, el campesino colombiano al que las FARC entregaron al hijo de Clara Rojas (secuestrada con Ingrid Betancourt) para que lo cuidase.
Tosar es Crisanto en Operación E, su nueva película. Sobre ella habla en esta entrevista de Transfading para Quién te ha visto y quién TV.
Un apunte para escépticos: como los que suelen poner la pasta no echaban la patita alante para financiar esta visión distinta y distanciada del conflicto colombiano, Tosar apostó por mojarse en la producción (o sea, por jugarse su dinero a través de su productora, ZircoZine). Eso sí que es compromiso.
Tosar es Crisanto en Operación E, su nueva película. Sobre ella habla en esta entrevista de Transfading para Quién te ha visto y quién TV.
Un apunte para escépticos: como los que suelen poner la pasta no echaban la patita alante para financiar esta visión distinta y distanciada del conflicto colombiano, Tosar apostó por mojarse en la producción (o sea, por jugarse su dinero a través de su productora, ZircoZine). Eso sí que es compromiso.
viernes, diciembre 07, 2012
Telemadrid: "The End"
Hace casi siete años que pisé por primera vez Telemadrid. Me había llamado Miguel Ángel Moncholi para cubrir la temporada taurina en su equipo y no lo dudé: aunque en Localia aprendía, formaba parte de un equipo que rebosaba de ilusión y me sentía valorada (algo poco habitual en esta profesión), creía que Telemadrid era una gran oportunidad para aprender más y para formarme mejor.
No me equivocaba. Allí supe lo que significaba formar parte de una redacción de Informativos, con sus dos "cierres" (o más) diarios. Aprendí a condensar una hora de entrevista en minuto y medio de pieza. Me enseñaron lo que era pensar en imágenes y redactar en función de ellas. Y sobre todo me encontré con un buen grupo de profesionales (cámaras, productores, realizadores, redactores, editores...) de largo recorrido, curtidos en mil batallas y dispuestos a dar siempre lo mejor de sí, lo que incluía tener paciencia y enseñar a los novatos como yo.
No me equivocaba. Allí supe lo que significaba formar parte de una redacción de Informativos, con sus dos "cierres" (o más) diarios. Aprendí a condensar una hora de entrevista en minuto y medio de pieza. Me enseñaron lo que era pensar en imágenes y redactar en función de ellas. Y sobre todo me encontré con un buen grupo de profesionales (cámaras, productores, realizadores, redactores, editores...) de largo recorrido, curtidos en mil batallas y dispuestos a dar siempre lo mejor de sí, lo que incluía tener paciencia y enseñar a los novatos como yo.
domingo, octubre 21, 2012
El valor, de Hemingway a El Fundi
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El Fundi fotografiado por Javier Arroyo en la librería La Fugitiva (Madrid). |
«A diario provocaba deliberadamente el peligro y, a causa de su estilo en el toreo, lo prolongaba más allá de los límites que normalmente se pueden soportar. Solo podía hacerlo porque tenía nervios perfectos y no se preocupaba nunca. Pues su manera de lidiar, sin trucos, se basaba en advertir el peligro y controlarlo adaptándose a la rapidez o lentitud del toro, y en el modo como dominaba al animal por medio de las muñecas, que a su vez dirigía con los músculos, los nervios, los reflejos, los ojos, sus conocimientos, su instinto y su valor».
Ernest Hemingway, El verano peligroso (DeBolsillo, Barcelona, 2005).
Imagen y texto extraídos de la exposición Paseíllo literario.
viernes, octubre 19, 2012
jueves, octubre 18, 2012
"Nadie se plantea la posibilidad de ir más allá de sus límites"
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Marina Sanmartín |
La clave está en Turgueniev cuenta la historia "de dos amigas, Eli y Lucía, que, después de años sin verse, se reencuentran una noche en Madrid. Desde el primer momento, Lucía sospecha que Eli, que es crítica literaria y está trabajando en un reportaje sobre novela negra, le esconde un secreto relacionado con la inesperada ausencia de su pareja, Miguel Echarte; y, durante la madrugada que pasan juntas deambulando por la ciudad, Lucía centra sus sospechas en el crimen y se convence de que las pistas para comprender lo que realmente está ocurriendo se hallan en la novela que Eli lleva en el bolso: La clave está en Turgueniev", explica la autora. Pero por debajo de esta trama se asoma "la línea finísima que separa la realidad y la ficción en nuestras vidas; sobre la forma, inevitable, que tenemos de filtrar la realidad que nos rodea a la hora de sacar conclusiones. En definitiva, la novela es un juego que reta al lector a distinguir la mentira de la verdad", cuenta Marina San Martín.
-Una novela negra dentro de otra novela negra, un juego de matrioskas que se refleja hasta en la portada del libro. ¿Hace falta leerlo con un cuaderno de notas al lado?
-Una de las editoras que rechazó esta novela y que se portó fenomenal conmigo, porque me llamó por teléfono para explicarme sus razones, me dijo que la novela no se ajustaba a las reglas de un género en concreto... y yo pensé que eso, más que ser un hándicap, era una ventaja absoluta. La clave está en Turgueniev es una novela de trama, porque desde el principio tuve claro que quería contar una historia de una forma clásica, que pudiera enganchar al lector, pero también es un texto en el que se prioriza muchísimo la forma... y sí, es claramente un juego de muñecas rusas. Si dijera que es fácil estaría engañando a quien la vaya a leer, porque es un reto. Por eso me gusta.
viernes, septiembre 28, 2012
Para no olvidar
Es una mirada perdida. Una cifra exacta de un tiempo que se perdió hace años y el olvido perenne del segundo anterior a este. Un "Me estás robando". Un arranque de mala leche. La desconfianza. El "¿En qué me estoy convirtiendo?". Y, sobre todo, "¿Qué fue de aquel...?". De aquel padre, de aquel marido, de aquella hermana... de aquellos que un día empezaron a olvidarse olvidando lo que ni siquiera tenían por qué recordar, porque siempre creímos que la vida era algo que llevábamos marcado en la piel tanto como en el cerebro... hasta que llegó el alzhéimer y se jodió el cuento.
Pero resulta difícil contar qué es "la plaga de la memoria" después de Memorias del alzheimer (La Esfera de los Libros), el libro en el que Pedro Simón cose puntada a puntada el recuerdo de doce vidas marcadas por este mal, tanto desde la perspectiva del que olvida como del que quisiera olvidarse. Porque Simón tiene ese don de meterse en la piel de cada personaje cuya vida cuenta. Es capaz de hacerte sentir que no recuerdas, o que ya no quieres recordar que tu padre no sabe quién eres, que tu tía da vueltas al mundo sin salir de su pueblo, que aquel cuya inteligencia se desboca por delirios y no precisamente de grandeza.
Los enfermos Antonio Mercero, Pasqual Maragall, Carmen Conde, Eduardo Chillida, Tomás Zori, Enrique Fuentes Quintana, Jordi Solé Tura, Antonio Puchades, Mary Carrillo, Adolfo Suárez, Elena Borbón Barucci y Leonor Hernández funden su historia con la de los cuidadores Carlos Boyero, Paco Roca, Javier Urra, Luis Francisco Esplá y Carmen Rigalt. Y así es porque el alzhéimer es una enfermedad de dos (o más), que afecta al paciente y al que cuida, y que obliga a cuidar al cuidador si no se quiere caer en ese 75 por ciento de familiares sacudidos por el estrés o en ese otro 50 por ciento de "abrazadores de enfermos" (palabra de Pedro Simón) que caen en esa niebla oscura de la depresión.
"El alzheimer es una escalera de caracol que sólo va para abajo. El alzheimer es una caja vacía, la mera carcasa de un disco duro. El alzheimer es un calcetín desparejo", según Pedro Simón. Y sus Memorias del alzheimer, que lo son de los doce protagonistas, y también un poco de todos, un testimonio tan tierno como dulce, descarnado, sí, y a la vez sereno, de este mal que se calcula podría afectar a más de 113 millones de personas en todo el mundo a mediados de este siglo.
Ya lo dijeron Los Rodríguez: Para no olvidar.
Pero resulta difícil contar qué es "la plaga de la memoria" después de Memorias del alzheimer (La Esfera de los Libros), el libro en el que Pedro Simón cose puntada a puntada el recuerdo de doce vidas marcadas por este mal, tanto desde la perspectiva del que olvida como del que quisiera olvidarse. Porque Simón tiene ese don de meterse en la piel de cada personaje cuya vida cuenta. Es capaz de hacerte sentir que no recuerdas, o que ya no quieres recordar que tu padre no sabe quién eres, que tu tía da vueltas al mundo sin salir de su pueblo, que aquel cuya inteligencia se desboca por delirios y no precisamente de grandeza.
Los enfermos Antonio Mercero, Pasqual Maragall, Carmen Conde, Eduardo Chillida, Tomás Zori, Enrique Fuentes Quintana, Jordi Solé Tura, Antonio Puchades, Mary Carrillo, Adolfo Suárez, Elena Borbón Barucci y Leonor Hernández funden su historia con la de los cuidadores Carlos Boyero, Paco Roca, Javier Urra, Luis Francisco Esplá y Carmen Rigalt. Y así es porque el alzhéimer es una enfermedad de dos (o más), que afecta al paciente y al que cuida, y que obliga a cuidar al cuidador si no se quiere caer en ese 75 por ciento de familiares sacudidos por el estrés o en ese otro 50 por ciento de "abrazadores de enfermos" (palabra de Pedro Simón) que caen en esa niebla oscura de la depresión.
"El alzheimer es una escalera de caracol que sólo va para abajo. El alzheimer es una caja vacía, la mera carcasa de un disco duro. El alzheimer es un calcetín desparejo", según Pedro Simón. Y sus Memorias del alzheimer, que lo son de los doce protagonistas, y también un poco de todos, un testimonio tan tierno como dulce, descarnado, sí, y a la vez sereno, de este mal que se calcula podría afectar a más de 113 millones de personas en todo el mundo a mediados de este siglo.
Ya lo dijeron Los Rodríguez: Para no olvidar.
[Publicado en Diariocrítico.com]
domingo, septiembre 23, 2012
Sueños de Tauromaquia
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"Entre verdades". Foto: Ignacio Tena. |
Tiene cara de niño bueno y ojos de perro viejo. Mira, apunta y dispara, maduro y nada inocente. Con intención. Mojándose.
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"He vuelto". Foto: Ignacio Tena. |
Se llama Ignacio Tena, es de Castellón y expone sus Sueños de Tauromaquia en los Salones Góticos del Ayuntamiento de Vilafranca del Cid (Castellón).
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"Fuente de bravura". Foto: Ignacio Tena. |
La muestra era para un par de semanas, pero tanta gente soñó toreo que el ayuntamiento la ha prorrogado hasta octubre.
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Ignacio Tena, junto a dos de sus fotografías. Foto: Luis Puig. |
Nacho, no dejes de soñar.
lunes, septiembre 17, 2012
Orgasmos de libro
Será porque tanto exprimirnos hace que lleguemos sin jugo a la cama. O porque nos pasamos la vida del trabajo a casa y de casa al trabajo -o enviando currículos y buscando pan debajo de las piedras- y algo hay que hacer en el trayecto. O que estamos tan jodidos que queremos sentir que hubo otro tiempo en que la jodienda era placentera. O será que simplemente está de moda procurarse orgasmos mientras se leen los ajenos. La cosa es que ahora lo que se lleva es ponerse con un libro.
Abrió la veda E. L. James, autora de la trilogía Cincuenta sombras (publicada por Grijalbo en España): puso a las americanas a gozar con una historieta de amor y lujo con mucho sexo explícito y reventó las listas de ventas de medio mundo. Ahora le da la réplica Sylvia Day con No te escondo nada (que edita Espasa en nuestro país). Para la James era su primera vez (escribiendo novelas). Fue llegar y gozar. Para Day esto de ser best seller no es nuevo, pero como no quiere apearse del trono de los autores más vendidos y le da buen resultado picotear de género en género tampoco se ha resistido a los encantos de una buena dosis de sexo.
En realidad un orgasmo no solo ilumina el cutis, sino también las cuentas de las editoriales, y eso no es nuevo: lanzar un título con las letras "sex" en la portada (o en la solapa) siempre es un reclamo. Y si además se aderezan las páginas con los elementos que nos gustan a las mujeres, que somos las grandes compradoras de libros (o sea, amorcito, ropa cara, tíos buenos y ricos y demás tópicos del ramo), el éxito está (casi) garantizado.
Abrió la veda E. L. James, autora de la trilogía Cincuenta sombras (publicada por Grijalbo en España): puso a las americanas a gozar con una historieta de amor y lujo con mucho sexo explícito y reventó las listas de ventas de medio mundo. Ahora le da la réplica Sylvia Day con No te escondo nada (que edita Espasa en nuestro país). Para la James era su primera vez (escribiendo novelas). Fue llegar y gozar. Para Day esto de ser best seller no es nuevo, pero como no quiere apearse del trono de los autores más vendidos y le da buen resultado picotear de género en género tampoco se ha resistido a los encantos de una buena dosis de sexo.
En realidad un orgasmo no solo ilumina el cutis, sino también las cuentas de las editoriales, y eso no es nuevo: lanzar un título con las letras "sex" en la portada (o en la solapa) siempre es un reclamo. Y si además se aderezan las páginas con los elementos que nos gustan a las mujeres, que somos las grandes compradoras de libros (o sea, amorcito, ropa cara, tíos buenos y ricos y demás tópicos del ramo), el éxito está (casi) garantizado.
viernes, septiembre 14, 2012
La retina de Las Ventas
No eran la una, quizá tampoco las doce y media, y ya estaba allí. Con su traje impoluto. Se hacía raro verle cambiando la cámara por la corbata. Pero hoy era su gran día y había que vestir terno de gala.
Ser el decano de los fotógrafos taurinos madrileños no es un título fácil de lograr. Para empezar, ni siquiera consiste en proponérselo. Solo en trabajar, callado, firme, discreto. En convertirse en los ojos de los que no pueden ver, o de los que miran sin apreciar forma alguna. En ser la retina que haga pasar una imagen de la fugacidad a la historia.
jueves, septiembre 13, 2012
El charme de una historia sencilla
Cuando en una portada encuentras la frase "Este libro te hará feliz" te da por pensar que te encuentras ante un volumen de autoayuda. Mucha frase hueca, mucho mantra y mucho karma. O sea, más de lo mismo. Y quizá sea exagerado admitir que La sonrisa de las mujeres, de Nicolas Barreau (Ed. Espasa), te proporciona la felicidad en grande y con negritas, pero sí es cierto que te deja un regusto dulce -que no empalagoso-, cuando menos agradable en horas tan amargas.
Cocina y literatura van de la mano en una narración que es una historia de amor, sí, pero también una historia sobre libros y sobre cómo una lectura, aunque sea accidental, puede hacerte cambiar tu manera de ver el mundo. O al menos tu mundo.
Es lo que le sucede a Aurélie, cocinera de un coqueto restaurante de París, cuando en plena efervescencia de desamor entra por casualidad a una librería y se descubre reflejada en cada página de una novela de éxito. A partir de aquí empieza una búsqueda febril del autor que la ha retratado sin (se supone) conocerla. Y como así contada la historia es un poco simple, la trama se desliza por un escritor que no es quien todo el mundo cree que es, porque (guiño al mundo editorial) en esto del mercado donde se venden letras siempre resulta más comercial pergeñar tácticas enrevesadas que presentar a un autor que podría ser un lector cualquiera.
Cocina y literatura van de la mano en una narración que es una historia de amor, sí, pero también una historia sobre libros y sobre cómo una lectura, aunque sea accidental, puede hacerte cambiar tu manera de ver el mundo. O al menos tu mundo.
Es lo que le sucede a Aurélie, cocinera de un coqueto restaurante de París, cuando en plena efervescencia de desamor entra por casualidad a una librería y se descubre reflejada en cada página de una novela de éxito. A partir de aquí empieza una búsqueda febril del autor que la ha retratado sin (se supone) conocerla. Y como así contada la historia es un poco simple, la trama se desliza por un escritor que no es quien todo el mundo cree que es, porque (guiño al mundo editorial) en esto del mercado donde se venden letras siempre resulta más comercial pergeñar tácticas enrevesadas que presentar a un autor que podría ser un lector cualquiera.
lunes, septiembre 03, 2012
Náufragos de sí mismos
"Para salir de las sombras, muchacho, hay que haberlas atravesado. Y ése no es un viaje de placer, créeme, es el único viaje...". Y ahora que al acabar los viajes acechan más que nunca las sombras, Gran Océano, de Jaime Royo-Villanova (Plataforma Editorial) es todo un alegato a favor de la búsqueda de la autenticidad frente a la verborrea hecha cantos de sirena.
No es un libro de viajes pero en el vaivén de sus páginas va uno recorriendo medio mundo subido a la historia de una familia casi perfecta que por querer más se da de bruces con ese momento en el que el menos se vuelve cero. El amor se hace mentira y lo peor es que lo hace casi de forma inconsciente, como si alguien moviese unos hilos que nadie sabe de dónde salen. Pero salen de uno y no hay manera de esquivar la responsabilidad por mucho que se maquille de destino.
"Fingir es lo que te conduce a ser malo, pues entonces, ¿quién podría ayudarte? ¿Sabría alguien quién eres? Tú mismo acabarías por no conocerte.", escribe el autor. Y empieza así un periplo donde el mar, los barcos y las tormentas no son más que una metáfora del camino hacia la imagen de nosotros mismos que no conocemos ni queremos conocer... hasta que vemos el panorama negro por completo.
Y sí, hay salida, porque "Uno debe ver que va a perderlo todo, antes de que todo se le entregue" y "Nada despierta más a un vivo que su propia muerte."
En su cuarta novela, Jaime Royo-Villanova vira hacia una narrativa menos canalla y más reflexiva, pero sin caer en la profundidad superflua de los que lanzan citas a modo de dardos para dar en la diana de las listas de los más vendidos. Una lectura sencilla sobre algo tan complejo sobre la verdad, sin aspavientos existenciales, donde la moraleja la pone el que se lanza al Gran Océano de querer (o no) ponerse frente a sí mismo.
[Publicado en Diariocrítico.com]
No es un libro de viajes pero en el vaivén de sus páginas va uno recorriendo medio mundo subido a la historia de una familia casi perfecta que por querer más se da de bruces con ese momento en el que el menos se vuelve cero. El amor se hace mentira y lo peor es que lo hace casi de forma inconsciente, como si alguien moviese unos hilos que nadie sabe de dónde salen. Pero salen de uno y no hay manera de esquivar la responsabilidad por mucho que se maquille de destino.
"Fingir es lo que te conduce a ser malo, pues entonces, ¿quién podría ayudarte? ¿Sabría alguien quién eres? Tú mismo acabarías por no conocerte.", escribe el autor. Y empieza así un periplo donde el mar, los barcos y las tormentas no son más que una metáfora del camino hacia la imagen de nosotros mismos que no conocemos ni queremos conocer... hasta que vemos el panorama negro por completo.
Y sí, hay salida, porque "Uno debe ver que va a perderlo todo, antes de que todo se le entregue" y "Nada despierta más a un vivo que su propia muerte."
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Jaime Royo-Villanova |
En su cuarta novela, Jaime Royo-Villanova vira hacia una narrativa menos canalla y más reflexiva, pero sin caer en la profundidad superflua de los que lanzan citas a modo de dardos para dar en la diana de las listas de los más vendidos. Una lectura sencilla sobre algo tan complejo sobre la verdad, sin aspavientos existenciales, donde la moraleja la pone el que se lanza al Gran Océano de querer (o no) ponerse frente a sí mismo.
[Publicado en Diariocrítico.com]
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