Así se empieza un fin de semana, sí señor.
Me levanto. Desayuno. Me da el bajón. Me vuelvo a acostar. Es temprano. Dormito una hora. Me vuelvo a levantar. Vuelvo a desayunar. Pongo lavadoras. Navego en internet. Ladyesteffi me ha dejado un comentario. Suena el teléfono. Mi móvil está en las últimas y no reconoce el número. Es Carlos. Me da una mala noticia. Me espera en el tanatorio. Llueve. Llueve mucho. Me equivoco de salida y no llevo las gafas de ver y me da miedo pegarme un piñazo. Aparco. Subo a la sala. Jesús está bastante entero. Menos mal. ¿Se lo esperaba? Yo no sé lo que haría si me faltase mi hermano. Me acuerdo de Paloma. No coge el teléfono. No contesta a los mensajes. He de esperar. Y tampoco para esperarla a ella tengo paciencia suficiente. Jesús, Lola, Carlos y compañía bajan a comer. Yo me tengo que marchar. Mi madre llega a las cuatro y quiero estar en casa. Y menos mal que me marcho, porque cuando llego, es ella la que se marcha. Al médico. Nos tiramos toda la tarde en urgencias. Casi. Se le caen las lágrimas, mejilla abajo, tendida en la camilla, y yo no sé qué hacer para consolarla. Le cuento tonterías y repasamos las provincias y las capitales. Manda huevos, que dijo aquel. Me dice que Eduardo también lo ha dejado con su novia. Yo alucino. No sé si llamarle. O si será mejor que me lo cuente él cuando lo vea. Lo que pasa es que no le veo nunca. Ni a él ni a casi nadie de mi familia.
Llego a casa. Abro el ordenador. Le doy a la tecla. Hago más páginas de las previstas. Bien. Saco fotos del cajón oscuro. 1997, 1998, 1999,... en algún papel aparecemos mi madre, mi padre, mi hermano y yo.
Ya no me da repelús ver la imagen de mi padre.
El tiempo pasa y lo cura todo. O casi.
Era cuestión de esperar.
sábado, marzo 31, 2007
viernes, marzo 30, 2007
Mi nudo
Vivo más acompañada que nunca. También sola. Descubro en ti lo que nunca tuve. Lo que soñé, despierta y dormida, pensando que no podía existir más allá de mi cabeza. Lo que pedí, lo que sigo pidiendo siempre y lo que pediré toda la vida. Todo aquello en lo que creo, aunque dejase de creerlo, porque llegué a creer -incrédula de mí- que nunca lo encontraría.
Siempre me dices que no diga "nunca". Que el "nunca" no existe. Y yo pienso que quizá el "siempre" tampoco. Y que por eso no te crees que yo quiera estar siempre aquí. Que no terminas de asimilar que el "siempre" no deja de ser una sucesión de "ahoras" y que el "ahora" de ahora mismo es lo que más vida me da en esta muerte prolongada, retransmitida en directo desde la agonía ciclotímica que me envuelve y que tú has bautizado no sé cómo, creo que para que yo me ría, porque me dices que estoy mejor si sonrío y entonces yo siempre pienso que deberías aplicarte el cuento, sonreír un poco más y pensar bastante menos.
Me acompañas. Me acompañas cuando estás, y también cuando te marchas. Cuando hablas y cuando callas, cuando sólo respiras. Incluso cuando llega el viernes y me despido, sin querer, como si me fuera la vida en ello, porque sé que me queda una eternidad para volver a tenerte sin haberte tenido nunca. Sólo con tu voz. Con tu voz y con tu aliento.
Pero aun entonces me acompañas. Aun estando sola. Aun sabiendo que tú no lo estás. Solo.
Porque al mismo tiempo que tú se quedó conmigo un nudo -"el nudo", ¿te acuerdas?-, que me aprieta, que me oprime, que me dice que no intente entender toda esta marea, que sólo me deje arrastrar. Que la gente de tierra adentro nos asustamos con esto de las corrientes, pero que lo único que puede ocurrirte si te dejas llevar por la marea es que te arrulle la luna, que la luna, al fin y al cabo, es la dueña y señora de todos estos vaivenes.
Y se hace de noche y la miro. Y la miro y me mira y me dice que quizá tú la mires también, y le pido que me guarde este secreto. Que no te cuente que le he pedido un luscofusco eterno, pero que ella me ha advertido de que el anochecer sólo puede ser eterno, sólo puede tener sentido, si es capaz de envolvernos con su magia. Y no sé si vas a dejarte. Envolver.
Siempre me dices que no diga "nunca". Que el "nunca" no existe. Y yo pienso que quizá el "siempre" tampoco. Y que por eso no te crees que yo quiera estar siempre aquí. Que no terminas de asimilar que el "siempre" no deja de ser una sucesión de "ahoras" y que el "ahora" de ahora mismo es lo que más vida me da en esta muerte prolongada, retransmitida en directo desde la agonía ciclotímica que me envuelve y que tú has bautizado no sé cómo, creo que para que yo me ría, porque me dices que estoy mejor si sonrío y entonces yo siempre pienso que deberías aplicarte el cuento, sonreír un poco más y pensar bastante menos.
Me acompañas. Me acompañas cuando estás, y también cuando te marchas. Cuando hablas y cuando callas, cuando sólo respiras. Incluso cuando llega el viernes y me despido, sin querer, como si me fuera la vida en ello, porque sé que me queda una eternidad para volver a tenerte sin haberte tenido nunca. Sólo con tu voz. Con tu voz y con tu aliento.
Pero aun entonces me acompañas. Aun estando sola. Aun sabiendo que tú no lo estás. Solo.
Porque al mismo tiempo que tú se quedó conmigo un nudo -"el nudo", ¿te acuerdas?-, que me aprieta, que me oprime, que me dice que no intente entender toda esta marea, que sólo me deje arrastrar. Que la gente de tierra adentro nos asustamos con esto de las corrientes, pero que lo único que puede ocurrirte si te dejas llevar por la marea es que te arrulle la luna, que la luna, al fin y al cabo, es la dueña y señora de todos estos vaivenes.
Y se hace de noche y la miro. Y la miro y me mira y me dice que quizá tú la mires también, y le pido que me guarde este secreto. Que no te cuente que le he pedido un luscofusco eterno, pero que ella me ha advertido de que el anochecer sólo puede ser eterno, sólo puede tener sentido, si es capaz de envolvernos con su magia. Y no sé si vas a dejarte. Envolver.
jueves, marzo 29, 2007
Esperaré
...y mira que tengo poca paciencia. Pero lo prometido es deuda. Voy a esperar.
Esperaré a que sientas lo mismo que yo, a que a la luna la mires del mismo color.
Esperaré que adivines mis versos de amor, y a que en mis brazos encuentres calor.
Esperaré a que vayas por donde yo voy, a que tu alma me des como yo te la doy.
Esperaré a que aprendas de noche a soñar, a que de pronto me quieras besar.
Esperaré que las manos me quieras tomar, que en tu recuerdo me quieras por siempre llevar,
que mi presencia sea el mundo que quieras sentir, que un día no puedas sin mi amor vivir.
Esperaré a que sientas nostalgia por mí, y a que me pidas que no me separe de ti.
Tal vez jamás seas tu de mí, más yo mi amor esperaré.
Esperaré a que sientas lo mismo que yo, a que a la luna la mires del mismo color.
Esperaré que adivines mis versos de amor, y a que en mis brazos encuentres calor.
Esperaré a que vayas por donde yo voy, a que tu alma me des como yo te la doy.
Esperaré a que aprendas de noche a soñar, a que de pronto me quieras besar.
Esperaré que las manos me quieras tomar, que en tu recuerdo me quieras por siempre llevar,
que mi presencia sea el mundo que quieras sentir, que un día no puedas sin mi amor vivir.
Esperaré a que sientas nostalgia por mí, y a que me pidas que no me separe de ti.
Tal vez jamás seas tu de mí, más yo mi amor esperaré.
Bienvenida, Ladyesteffi
El día de ayer fue próspero. Dio mucho de sí. Especialmente en la blogosfera, que anocheció con una nueva y elegante blogger.
Bienvenida, Ladyesteffi... y gracias por tu sonrisa, dentro y fuera de la Red.
Bienvenida, Ladyesteffi... y gracias por tu sonrisa, dentro y fuera de la Red.
miércoles, marzo 28, 2007
El Pipa y yo
Pi... pi...
SMS. Mensaje de Pablo Herreros. Que ponga mi nombre en Youtube.
Ahí voy.... y... ¡¡¡tacháaaaaaaaaaaan!!! Me encuentro con uno de mis reportajes favoritos. Entre que la semana va por la mitad y que está a punto de llegar fin de mes con Santa Nómina Bendita, parece que sale el sol...
SMS. Mensaje de Pablo Herreros. Que ponga mi nombre en Youtube.
Ahí voy.... y... ¡¡¡tacháaaaaaaaaaaan!!! Me encuentro con uno de mis reportajes favoritos. Entre que la semana va por la mitad y que está a punto de llegar fin de mes con Santa Nómina Bendita, parece que sale el sol...
martes, marzo 27, 2007
Un destino
Por motivos que no vienen al caso, se me agolpan los recuerdos junto a los deseos, junto a los planes, junto a los sentidos y a los sentimientos. Junto a las dudas. Junto a la incertidumbre.
Recuerdo ahora cuando quise estudiar en Santiago. Y recuerdo que lo había olvidado.
Y en medio de tanto olvido recordado busco un destino para no refugiarme siempre en el sur. Para evitar el pensamiento único, para abrir nuevos horizontes y avanzar en todas direcciones.
Y gracias a un ser excepcional doy con paisajes que he de conocer pronto... un faro que arroje luz sobre todo esto...
... y una fortaleza que sirva como ejemplo...
... para ser fuerte, como una roca, mientras depositas tu fe en el horizonte.
Recuerdo ahora cuando quise estudiar en Santiago. Y recuerdo que lo había olvidado.
Y en medio de tanto olvido recordado busco un destino para no refugiarme siempre en el sur. Para evitar el pensamiento único, para abrir nuevos horizontes y avanzar en todas direcciones.
Y gracias a un ser excepcional doy con paisajes que he de conocer pronto... un faro que arroje luz sobre todo esto...
... y una fortaleza que sirva como ejemplo...
... para ser fuerte, como una roca, mientras depositas tu fe en el horizonte.
domingo, marzo 25, 2007
Vuelvo un rato
Ni tengo ganas ni tiempo. De escribir, digo. De otras cosas, quizá tampoco. Pero como muchos os preguntáis por qué desaparezco -y de veras os agradezco la preocupación-, aunque sólo sea para que veáis que os tengo más estima de lo que parece, hago acto de presencia, pese a que vuelva a pegar la espantá nada más cruzar la puerta de cuadrillas.
Eso sí: dejo banda sonora y todo...
Eso sí: dejo banda sonora y todo...
jueves, marzo 01, 2007
Vuelve
Había esperado con tanta ilusión la noticia, que ahora no sé qué decir. Le echaba de menos, ansiaba ver su nombre de nuevo en un cartel y esperaba con emoción el momento mágico de verle hacer, una vez más, el solemne paseíllo.
Confieso que, en parte, me da miedo que José Tomás vuelva a los ruedos. No sé si miedo o respeto. Pero no porque se arrime o se deje de arrimar, sino porque con esto me ocurre como con casi todos los sueños: los he soñado tantas veces, que me da pavor que la realidad no se ajuste a lo que espero.
Recuerdo en este momento una frase que me marcó:
"Hay dos desgracias en la vida: una consiste en no lograr nunca lo que el corazón ansía; la otra consiste en lograrlo".
La noticia en sí es como para no dormir esta noche. De emoción, digo. Pero hay cuatro factores que la hacen todavía más importante:
-José Tomás elige Barcelona para reaparecer. Con ello da un espaldarazo fundamental a la defensa de la Fiesta.
-El de Galapagar escoge como compañero de viaje en los despachos a un intelectual de la talla de Salvador Boix. Eso huele bien. Huele a actuaciones escogidas, de nuevo para el bien de la Fiesta, y ajenas a la caspa que corrompe la inmensa mayoría de las carreras de sus compañeros.
-No se trata de una actuación esporádica, sino que José Tomás pisará cosos de primera y segunda categoría y dará la cara en las ferias más importantes del segundo tramo de la temporada.
-El suceso ha causado tal conmoción, que todos los medios de información general se han hecho eco -y qué eco- de la noticia. El único que marca distancias cambiando el paso es La Vanguardia -al menos yo, imbuida de esta suerte de demencia tomasista que me acucia, no acierto a encontrar ningún titular al respecto en la edición digital-. ¿Seguirá la racha?
La banda sonora estaba cantada:
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