Hace ahora un año que a Javier Arroyo y a la menda nos dio por buscarle tres pies al gato de la fotografía taurina. El 300 aniversario de la Biblioteca Nacional de España nos sirvió de motivo perfecto: sacar a los toreros de su entorno y retratarlos como representantes de la cultura en bibliotecas y librerías, escenarios netamente culturales. La idea era apostar por un proyecto multidisciplinar. El centro sería la fotografía, sí, pero también habría literatura y, como mandan los tiempos, contenido audiovisual y herramientas tecnológicas.
