Pocas veces una tiene la oportunidad de viajar a una ciudad con encanto, conocer a aficionados cabales, dar una conferencia a sala llena mano a mano con Javier Arroyo, firmar libros hasta agotar la venta, recibir un cuadro como socia de honor, comer a cuerpo de reina y, además, traer el coche lleno de obsequios. Porque pocas veces suena el teléfono y te llaman del Club Taurino de Alfaro.
Ya me había advertido Pablo Hernández, compañero de laSexta Noticias y alfareño de pro, que las gentes de allí son mucho buenas. Y yo, que siempre tiendo a pensar que la gente exagera cuando habla de su tierra -será porque no me siento de ninguna parte-, tengo que reconocer que no se pasó ni un pelo.