Todo empezó por una mirada. Tú dices que por una mirada en verde, a pesar de que tu color es el azul. Y dices que, si no fuera por el verde, quizá no estaríamos aquí.
Luego llegó el café. Un café rápido, en una tarde en la que lo de menos era beber nada, porque, en realidad, lo único que queríamos era comernos la vida a bocados, en un festín regado por sorbitos de nuestra historia, que se iba haciendo más y más lejana cuanto más presente la hacíamos, palabra a palabra. Y, a fuerza de nombrarla, ya ni dolía. Con tantas espinas como nos había clavado.
Unas horas más. Unos cuantos mensajes. Creo que una llamada. Y espera. Y ganas. Y preguntas. Y... y toda una tarde más.
Y, de nuevo, una mirada. Esta vez, algo más directa, que llevaba prendido algún que otro beso.
Y música. Y letras al oído.
Y lo demás ya lo sabes.
Cuatro meses. Una vuelta de tuerca en cuatro meses. Y ahora, por fin, parece que todo encaja. Aunque empezó a encajar hace tiempo.
Y si no fuera por el verde, nada de esto habría sucedido.
Verde. Y nosotros empeñados en el azul.
"Ojos verdes", Rocío Jurado.
martes, agosto 25, 2009
jueves, agosto 06, 2009
Sin rumbo
Sin rumbo.
Sin norte.
Sólo sur, sudoroso y asfixiante.
Sin ganas.
Sin sed.
Sin sueño.
Sólo silencio, que golpea, martillo cruel, las neuronas débiles y marchitas.
Sin nada.
Sólo con tiempo. Con demasiado tiempo.
Sin norte.
Sólo sur, sudoroso y asfixiante.
Sin ganas.
Sin sed.
Sin sueño.
Sólo silencio, que golpea, martillo cruel, las neuronas débiles y marchitas.
Sin nada.
Sólo con tiempo. Con demasiado tiempo.
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