Pero resulta difícil contar qué es "la plaga de la memoria" después de Memorias del alzheimer (La Esfera de los Libros), el libro en el que Pedro Simón cose puntada a puntada el recuerdo de doce vidas marcadas por este mal, tanto desde la perspectiva del que olvida como del que quisiera olvidarse. Porque Simón tiene ese don de meterse en la piel de cada personaje cuya vida cuenta. Es capaz de hacerte sentir que no recuerdas, o que ya no quieres recordar que tu padre no sabe quién eres, que tu tía da vueltas al mundo sin salir de su pueblo, que aquel cuya inteligencia se desboca por delirios y no precisamente de grandeza.
Los enfermos Antonio Mercero, Pasqual Maragall, Carmen Conde, Eduardo Chillida, Tomás Zori, Enrique Fuentes Quintana, Jordi Solé Tura, Antonio Puchades, Mary Carrillo, Adolfo Suárez, Elena Borbón Barucci y Leonor Hernández funden su historia con la de los cuidadores Carlos Boyero, Paco Roca, Javier Urra, Luis Francisco Esplá y Carmen Rigalt. Y así es porque el alzhéimer es una enfermedad de dos (o más), que afecta al paciente y al que cuida, y que obliga a cuidar al cuidador si no se quiere caer en ese 75 por ciento de familiares sacudidos por el estrés o en ese otro 50 por ciento de "abrazadores de enfermos" (palabra de Pedro Simón) que caen en esa niebla oscura de la depresión.
"El alzheimer es una escalera de caracol que sólo va para abajo. El alzheimer es una caja vacía, la mera carcasa de un disco duro. El alzheimer es un calcetín desparejo", según Pedro Simón. Y sus Memorias del alzheimer, que lo son de los doce protagonistas, y también un poco de todos, un testimonio tan tierno como dulce, descarnado, sí, y a la vez sereno, de este mal que se calcula podría afectar a más de 113 millones de personas en todo el mundo a mediados de este siglo.
Ya lo dijeron Los Rodríguez: Para no olvidar.
[Publicado en Diariocrítico.com]