En el río. Su hija está en el río. Lo sospechan desde hace días, pero ahora lo saben con certeza.
Lo que desconocen es dónde. A qué lugar se la han llevado las mareas.
Y, sobre todo, por qué. Por qué ese malnacido, ése que nunca les gustó para su niña, decidió matarla a golpes y tirar su cadáver, después de pasearlo en silla de ruedas y en moto, al río que ella tantas veces contempló, absorta en su reflejo, desde el puente de Triana.
Hay que tener sangre fría. Hay que... hay que joderse. Que te desvivas por tu hija, que la mimes, que la tengas entre algodones cada uno de los 365 días de los diecisiete años que la tuviste a tu lado, para que venga un... un eso, un malnacido, y te la quite para siempre. Que ni siquiera te dé la opción de poder velarla en condiciones.
Porque ni eso vas a poder. Ni velarla. Ni ver su cara de muñeca por última vez, como si estuviera dormida. Como tantas noches la viste, dormida, pero respirando, desde el umbral de la puerta de su cuarto.
Hay que... hay que joderse. Que te la quite, que se regodee en tu miseria durante casi un mes, callándose el crimen, disimulando como si tal cosa, y ahora tú sólo puedas pedir justicia.
Que sólo te quede eso. Un tribunal. Un juez. Y, con suerte, una condena.
Eso es lo que te queda. Una condena.
O dos.
O tres.
O más. Porque serán las condenas de todos los culpables, pero, sobre todo, será la tuya.
Porque a ti esos malnacidos te condenaron el 24 de enero de 2009, y vas a llorar tu pena el resto de tus días.
Hay que joderse.
P.D.: Si de condenas hablamos, la que sufre desde el año pasado la familia de Mari Luz Cortés no tiene nombre. En el Carnaval de Cádiz han puesto letra y música a su lucha ejemplar. La chirigota no tiene desperdicio. Se te encoge el corazón:
Nunca voy.. pero hoy tenía que ir.. por trabajo. A los juzgados de Sevilla: de lo social para ser más concreto. Llegué a las 10:30 y sin saber lo que pasaba lo imaginé al momento. Allí estaba Enrique Gallego, periodista jerezano cada vez más conocido... y entendí que Miguel y Samuel no tardarían en llegar. Así fue. No tardaron más de 20 minutos en aparecer. Por supuesto, la gente los hubiera linchado si no fuera por la policia.
ResponderEliminarAl final, cualquier profano como yo se quedaría con la imagen de que la justicia protege realmente a los criminales y pone 100.000 vallas para que no sufran el menor daño. Les esperan unos años en la cárcel.. a pensión completa... 2 años de paro.. y lo peor para nosotros.. toda la vida por delante para disfrutar a pesar del mal que han causado.
Esperemos que también la justicia evolucione con casos como este para endurecer las condenas, quitar la calefacción de las celdas y hacer que estos canallas prefieran no haberlo hecho.
R.
Qué horror. Tener que haber presenciado eso, digo.
ResponderEliminarYo dudo que la justicia evolucione. Es más, dudo que haya justicia cuando a una niña de 17 años le han arrebatado la vida de esta manera.
Se me encoje el corazón solo de imaginarme por lo que están pasando esos padres y todavía sigo sin entender por qué los poderes públicos no pueden por una vez ser duros contra esto.
ResponderEliminarEspero que no aislen al asesino en la carcel, tal vez los otros presos le den un trato especial. La chirigota es preciosa, me ha hecho llorar...
ResponderEliminarMarmota, Pilar, comparto por completo vuestras opiniones. Pero el mal ya está hecho. Puf.
ResponderEliminarYo leo, escucho y callo, al contemplar estas aberraciones, no me salen las palabras que describan lo que siento. Soy padre.
ResponderEliminarSalud
Coronel, creo que te entiendo, aunque no soy madre y el instinto maternal no me salpica ni de lejos. Tengo el estómago encogido desde el sábado... y se me pone la piel de gallina cada vez que vuelve a salir el tema (que es a todas horas). Qué asquito.
ResponderEliminarNada que añadir, Noelia. Te has salido. Y ese pasodoble de las comparsas de mi Cái.... pues qué puede decirte quien ha vivido el Carnaval desde el foso del Falla para contárselo al mundo....
ResponderEliminarMil besos. Me has emocionado, doblemente.
Gracias, Berrendita. Yo no he vivido ese momento álgido de Cádiz, pero no pierdo la esperanza.
ResponderEliminarBesos.
Pues no es por hacerme la exótica, queridos, pero yo no sé si soy madre o no soy madre cuando miro mi camada, y hablo en serio.
ResponderEliminarEl último cachorro durmió en casa el lunes y ha desaparecido hasta el chocolate.
En cuanto al post quiero decir que me llama mucho la atención, muchísimo, que el pueblo secularmente perseguido por todos los demás pueblos
-al que pertenezco por elección y del que me siento tan orgullosa- cuando más falta hacía un ejemplo tan nítido para recordarnos las cosas, haya aportado a un individuo de la categoría moral de Juan José Cortés.
El caso de Juan José a mí me come mucho el tarro, y cabilo y cabilo, y tiro piedras por las calles, Coronel, de tantas cabilaciones caracoleras y al que le dé que perdone.
La condesa de Estraza
Condesa, no termino de entenderla -ando hoy algo obtusa-, pero creo que comparto su opinión. Ojalá todos tuviéramos un poco, aunque sólo fuera un poco, de la categoría moral, de la clase, de Juan José Cortés. Sin duda.
ResponderEliminarNoe, lo que no debes entender es lo que quiero decir en el párrafo final del comentario.
ResponderEliminarBien hecho, porque no quiero decir nada. Me he agarrado sin ton ni son a una letra de Manolo Caracol y meto en el ajo al Coronel.
Por si te interesa dice así (por soleá):
'Tiro piedras por la calle
y al que le dé que perdone,
tengo la cabeza loca
de tantas cavilaciones' (*).
Buen carna val, en estos día conviene hacer alguna perrería sonada bajo la protección del disfraz, no lo olvides.
(*) Observa que he puesto la palabreja sin la falta de ortografía correspondiente. Mea culpa, siempre la escribo mal, mira que me la habrán corregido veces pero como si nada, jamás sé si cavilar se escribe con b o v. ¿A alguien le pasa algo parecido?
La condesa de Estraza
"Cabilar" puede ser algo así como 'ir al cabildo', pero sin "d", ¿no? Es usted una artista... pero esto no es noticia.
ResponderEliminarIMPOTENCIA, Así, en mayúsculas.
ResponderEliminarSí, William, sí. Impotencia. Y, por qué no decirlo, rabia. Incluso odio. Al menos eso es lo que siento yo cuando vuelvo sobre el horror de ese asesinato. Y asco, mucho asco.
ResponderEliminar¿Y si nos estamos dejando caer peligrosamente en un pozo de odio en el que el derecho a la defensa justa, a la reinserción se acabaran?
ResponderEliminarMis condolencias a los padres de la chica, mi odio al asesino ¿Pero es realmente importante mi odio? ¿Hasta que punto? ¿Qué es justicia y qué venganza? ¿No nos estaremos miccionando en la tumba de todos los que murieron para que dispongamos de relativa libertad?
Me veo incapaz de responder a tus preguntas, Adolestreinta. Tengo que decir que no creo en ciertas reinserciones, por muy duro que parezca.
ResponderEliminarComo madre, cada vez que hay un caso de éstos, siento como si me arrancaran algo por dentro y pienso que por muy "justa" que sea la justicia, que creo que nunca lo es, el sentimiento de rabia y de impotencia de esos padres no se los quita nada ni nadie porque les han arrebatado lo que más les importaba en este mundo. Si ya es un gran dolor perder a un hijo, mucho más que te lo arrebaten de esta manera unos "malnacidos".
ResponderEliminarOjalá existiera la cadena perpetua y no volvieran a salir a la calle nunca más.
M.P.L.
No soy madre, pero estoy de acuerdo. Muy de acuerdo. Supongo que se debe de sentir algo así.
ResponderEliminar"PARA MI RUBITA PRECIOSA".
ResponderEliminar“PERIODISTA ASESINADO”.
Hemofobia;
es lo que siento,
con el color de la sangre,
a la vista de ese cuerpo,
ensangrentando tus calles.
Ese nudo en mi garganta;
¡¡basta yá de tanta muerte!!,
con negros remordimientos.
Quienes son;
aquellos que son verdugos,
ya sé que son más de uno...
Los cobardes carniceros.
Los que matan por placer;
los que viven por dinero.
La Iglesia ha sometido;
el placer de la indulgencia,
a bastardos sin conciencia...
Y al criminal elegido.
No razonan, y predican;
Independencia total,
en las tascas, en cada esquina...
En la calle, en Iglesias y oficinas.
¡¡Este nudo en mi garganta!!;
paraliza hasta mis pierna...
quedo, y no doy cuenta.
Mi espiritu civilizado;
¡¡grita y clama condenas!!.
¡¡Dejad que las armas callen!!,
no ensangrentéis las aceras,
existen 10.000. caminos...
Para defender la tierra.
No mateis más hermanos;
ni de dentro, ni de fuera.
Hermanos los somos todos;
y bendecimos el euskera,
el gallégo y catalán...
como español de priméra.
Pero pensad;
que un muerto olvida pronto...
y otros lloran sus penas”..
“Asesinos criminales;
hijos de zorras siniestras,
se ha acabado vuestra hora...
de matar en nuestra tierra.
España no os perdona;
tanta sangre española,
derramada en la calle.
Con bombas y con pistolas". o.BESOS.jESÚS.