He vuelto. No es que me haya ido a ninguna parte. Si acaso, al limbo. Al limbo de los vagos, vaya. En mi vida he pasado tanto calor como este año y las pocas neuronas que tengo se me han recalentado con los vaivenes -más "vai" que "venes"- del mercurio, así que he preferido no aporrear las teclas, por lo que pueda pasar.
Pero hay más de un masoca que me ha echado la bronca por no escribir -se ve que se aburren en sus curros, pobres-, así que he decidido coger de nuevo este camino a ninguna parte.
Como no sé muy bien qué comentar -me han pasado un montón de cosas en estos días... pero no todas son aptas para narrarse en público-, me quedo con una cita de la Rigalt en su contraportada de hoy: "La felicidad es una cuestión de detalle"... el que quiera entender, que entienda.
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