Esta vez estuve ausente porque cumplí un sueño. Espero que sea sólo el primero de una lista que me encantaría ver cumplidos a partir de ahora... aunque he de confesar que, después de haber visto salir a la Esperanza de Triana de la Catedral de Sevilla, mientras amanecía, con el cielo hispalense entre dos luces y un aroma mágico en el que se fundían las notas de azahar con las de incienso y el olor a cirio prendido... después de haber visto eso, me moriría tranquila. Ni todo el oro del mundo podría ser moneda de cambio para pagar la emoción de ese momento.
¿Soy el único que desea saber lo que incluyes en esa lista de sueños?... diganme que no... cúmplelos todos.
ResponderEliminarMe sumo al deseo de que los cumplas todos, desde luego. Cuéntanos los que quieras, que aquí te leeremos.
ResponderEliminarEs impresionante ¿verdad?. Una noche muy especial con un toque mágico perfectamente mezclado de imágenes, sonidos, olores y colores. Cristiana y pagana a la vez.
ResponderEliminarLa próxima ocasión debes verlo en Triana, su barrio, ya por la mañana.
Un beso.
¡Hola Noelia! Pues fíjate que yo estuve allí, Lunes, Martes y Miércoles Santo. Regresé justo el Jueves porque la personilla que me acompaña salía, precisamente, con su cofradía en la Madrugá, que no es la de la Esperanza de Triana, sino la de El Silencio.
ResponderEliminarHe prometido no faltar el año que viene, algo muy gordo tiene que pasar para que no sea así.
¡Un saludo!
P.D: Yo también me he enamorado de la Semana Santa de Sevilla. Sería imposible no hacerlo.
Yo creo en cero patatero, pero aun así creo que veo eso y se me caen las lágrimas de la emoción.
ResponderEliminarDi que si noe, no hay nada como ver a la Esperanza Gitana paseando por las calles de Sevilla. Al verla pasar no puedes reprimir los sentimientos y afloran las lágrimas al pasar el puente de Triana.
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