Ya es Viernes de Dolores. La Semana de Pasión da sus últimos suspiros y los anhelos dejan paso a los días más bonitos y mágicos del año: la Semana Santa.
A partir de hoy, ya habrá nazarenos por las calles. El olor a incienso se fundirá con el aroma de azahar y los sentidos volarán por encima de unas calles engalanadas con señorío, al compás de marchas solemnes, con el impulso firme de la fe que mueve imágenes de incalculable valor, no sólo artístico sino, también y sobre todo, sentimental.
Este Viernes de Dolores, además, es especial. La Esperanza de Triana, Reina y Señora del barrio con más duende del mundo entero, estrena calle. La tarea no ha sido fácil, pero la espera ha tenido su recompensa.
Espero ver de cerca esos azulejos a partir del próximo jueves. Jueves Santo. Sevilla. Revuelo de mantillas fundidas en negro. Promesas penitentes y sufrimiento costalero. Magia.
Mientras, me conformaré con seguir sintiendo de lejos. Soy experta. En transportarme con la mente, en soñar despierta y en vivir con el alma. Eso sí, Sevilla cada vez duele más. Sobre todo cuando no se tiene. Voy a tener que pensarlo en serio.
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