Internet, sin ti no soy nada...

17 de mayo, Día de Internet. No sé quién lo ha establecido, pero bienvenido sea.

Los organizadores quieren hacer hincapié en la cercanía. No en vano, cada día son más los hogares en los que hay más de un ordenador –con conexión a Internet, cómo no– y en algunas comunidades, como Baleares, el 94% de los niños tienen acceso a la Red (dejemos a un lado las adicciones, que hoy no toca). Para ello, han formulado la pregunta "¿Qué es Internet para ti?". Pero la pregunta ha de ser: "¿Qué harías tú sin Internet?".


No hace tanto tiempo que le damos a las www. Qué va. Hace sólo diez años (diez, nada más), la banda ancha no existía y para poder conectarse a la Red había que dejar la casa sin teléfono... y claro, tu madre se ponía hecha un basilisco porque estaba ilocalizable por el fijo. Del iPhone ya ni hablamos, claro. Ni de las redes sociales.

¿Y hace quince? Hace quince, en las redacciones de periódicos, radios y televisiones aún se funcionaba con fax (sí, sí, con fax) y para poder consultar el correo electrónico tenías que hacer cola frente a los ordenadores de la biblioteca de la facultad (o pedirle a algún afortunado compañero, residente en un colegio mayor de última generación, que te hiciera un hueco en su sala de informática a cambio de unos apuntes frescos y bien manuscritos, con subrayados y todo).

Sinceramente, yo reconozco que sin Internet no sería nada. Miro mi correo más de veinte veces al día, mantengo contacto con personas que ni siquiera conozco a través de nuestros respectivos blogs, me entero de noticias curiosas consultando webs que aparecen después de navegar y navegar y navegar sin rumbo fijo, y puedo leer ediciones internacionales de diarios y revistas que en el quiosco de la esquina nunca llegaron a conocer. ¡Ah! Y hasta puedo tener contacto instantáneo con la reina Rania... sí, sí, la mismísima soberana de Jordania, que resulta que tiene Twitter...

Y creo que no soy la única que no sería nada sin Internet...