Saviano

"No me mantiene vivo la protección, sino la atención de la gente y el éxito de mis libros". Vamos, que está vivo porque su muerte inminente -y el morbo que genera- está en boca de todos. Cuando pase el boom, pum, se acabó.

Roberto Saviano habla claro. Y por eso la Camorra firmó su sentencia de muerte. Y no sólo habla claro cuando desvela los entresijos de la mafia napolitana, sino también cuando pone de vuelta y media a los que ganan dinero a costa de "presagiar" su muerte o cuando asegura que la mafia está instalada en España.

Lo dijo ayer en Fuenlabrada (Madrid), donde recibía el Premio Tomás y Valiente por su defensa de la libertad de expresión y de los derechos humanos. Y no sé si qué costó más: que él lo dijera o que nosotros le escuchásemos. Porque acercarse a Saviano era una verdadera odisea: policía por todas partes, seguridad privada, controles exhaustivos... y tanto secretismo que nadie supo que el escritor estaba en España hasta unas horas antes de que se le entregase el galardón.

Atentos a varias perlas del discurso de Saviano:

"La burbuja inmobiliaria cuyo estallido ahora hace sufrir a España fue en buena medida alimentada por el blanqueo de capitales de estas organizaciones [células criminales], que invirtieron aquí en España".

"La democracia está siendo menoscabada en Italia por las mafias y pronto lo estará en España. Las mafias son organizaciones internacionales a las que se enfrentan Gobiernos nacionales sin capacidad".

Y alucino cuando leo que el autor de Gomorra tiene la misma edad que yo. Pero no por los 31, sino porque precisamente con esta juventud -o a pesar de ella- haya tenido los coj... -digo los arrestos- de poner en jaque a la mafia.

Me pregunto si le merecerá la pena. Y si él también se lo preguntará.

Foto: El Diapasón Blog.