sábado, mayo 21, 2011

Las letras toman el ruedo

Ir a los toros tarde tras tarde. Una y otra y otra y otra más, así durante un mes. Llegar pronto para buscar sitio. Esperar. Dar vueltas a la plaza. Aprenderte de memoria las exposiciones y las caras de los camareros, de los que venden almohadillas y de quienes reparten programas. ¿Por qué no llevar un buen libro torero bajo el brazo para recrearse en los tiempos muertos isidriles?

Con sólo echar un vistazo a la agenda cultural de Las Ventas puede uno hacerse idea de las novedades editoriales en la materia. Esta semana se presentaban dos libros de distinto signo pero con un denominador común: la memoria de dos toreros que han marcado época.


El primero (por orden de antigüedad, que luego los taurinos se mosquean) es Santiago Martín “El Viti”: cuando se cumplen las bodas de oro de su alternativa, Su Majestad se deleita con El Viti: La Leyenda (Ed. Sombras Chinescas), un libro de Paco Cañamero epilogado por Juan Mora y prologado por Vicente del Bosque, que no sólo de toros vive el aficionado, sino de toda palabra que sale de la pluma del “señor”.

Un día antes se presentaba en el mismo escenario venteño Maribel Atiénzar: una vida en juego (Ed. Avance Taurino), de Paco Delgado y Pepe Sánchez Robles, apadrinado por Emilio Martínez, jefe de Cultura de Diariocrítico. Se trata de un completo y emotivo repaso por la historia personal y profesional de una mujer que rompió moldes en el toreo, que siguió la estela de la combativa Ángela y que logró, en plena transición, que muchos toreros tragasen saliva cuando la veían en el ruedo. Pizpireta, coqueta y con un punto chic quizá contagiado por esa nueva vida más allá de los Pirineos, Maribel confiesa que se marchó del toreo porque prefirió morir de pie a vivir de rodillas. Que no tenía los muslos partidos para que la ninguneasen en los despachos. Que ahí se quedaban los taurinillos recalcitrantes con su caspa a cuestas.

Quizá a Morante se le haya pasado alguna que otra vez esa idea por la cabeza. Quién sabe. Su mente va a diez mil revoluciones por segundo y su toreo, enigmático, es fiel reflejo de sus contradicciones. Lo escribo con permiso de Paco Aguado, que con su libro ¿Por qué Morante? (Unomasuno Editores) se ha convertido en el autor más reclamado del puesto de Matías en Las Ventas. Vende a razón de siete u ocho al día. Está claro que Morante tira. Si no del carro, sí de sus fans.

Y hablando de fans, los de Cayetano andarán dando palmas con el nuevo libro de Anya Bartels-Suermondt, Cayetano: espejos en la arena (Ed. Cúpula), un repaso en gran formato a la personalidad del torero de Armani en el que a la plástica de la fotografía de la alemana se suma el gusto literario de los textos firmados por Juan José Cercadillo, que desnuda con prestancia los pensamientos más íntimos del Rivera más Ordóñez.


Lo malo de llevarse este libro a la plaza es su tamaño: más asequible resulta un básico de cualquier biblioteca taurina que se precie, 50 razones para defender la corrida de toros, de Francis Wolff, que la editorial Almuzara ha lanzado en su primera edición comercial. Este título, junto a Toros sí. Una defensa razonada (Ed. Temas de Hoy), de Salvador Boix, aportan argumentos sólidos para hablar a favor de la fiesta sin recurrir a los típicos tópicos rancios con olor a naftalina.

Publicado en Diariocrítico.

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