Hay pocos compañeros de los que nadie nunca tenga nada malo que decir. Un pero. Un es que. Son pocos los colegas de consenso, los que agradan por igual a jefes y a compañeros y los que siempre están cuando se les necesita.
Carlos Hernández-Echevarría es uno de esos extraños casos. Un crack en la profesión y un fenómeno en lo personal. Un tío bonachón, tan grande por dentro como por fuera (y mide allá por el metro noventa). Y como vale, se va a Estados Unidos a mejorar (aún más) su ya de por sí brillante currículo.
Se le va a echar de menos. Pero nos conformaremos con seguirle leyendo en su Diario de USAmérica. A ver si se nos pega algo (aunque sea un tip de política estadounidense).
Hasta luego, compañero. See you soon. And good luck!!
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