sábado, julio 28, 2007

Última consideración abulense

Quizá no venga a cuento una semana después. Me da igual. A estas alturas de la película, mi blog es el único sitio en el que escribo lo que me da la gana sin que nadie me lo toque -ni el texto, ni la moral- y en el que todo el mundo puede opinar -y me gusta que lo hagan y me lleven la contraria, porque es la única manera de aprender, de reafirmarme en lo que tengo claro y de dar una vuelta de tuerca a lo que no termino de ver-, de manera que voy a aprovecharme de él para vomitar mi verborrea incontenida.

He leído a destiempo un montón de comentarios sobre lo ocurrido el pasado domingo en Ávila. Estoy de acuerdo con que los de Zalduendo no podían llamarse "toros" si esta palabra va unida a los conceptos de trapío e integridad, tal como demanda la pureza de la Fiesta.

Bien.

Pero también he leído calificativos que encierran veladas acusaciones de "vendidos", dirigidas a todos aquellos -o al menos a ciertas personas- que vieron torear, y que se quedaron con un trincherazo, con un natural, con una media... con un instante.

Mea culpa. Jamás me vendí a nada ni a nadie. Quizá lo haría si de ello dependiera dar de comer a unos hijos que, de momento, no tengo. Pero como no los tengo ni los pienso tener, pues no me vendo todavía. Aún me da para pagar la hipoteca y no se me compra con jamones porque me paso la vida a Biomanan -ahora no se llama así, pero, como he dicho, me da todo igual-.

Pero en esta vida he pasado demasiado, me ha podido el aburrimiento y el no sentir. Me he sentido muerta demasiadas veces y he descubierto que una manera de sentirme viva es intuir la belleza en un muletazo, o en un simple gesto de un torero; o en una frase que me llega al alma en un libro de dudosa calidad literaria; o en una simple pincelada de color de un aspirante a convertirse en pintor de brocha gorda. Yo qué sé.

Por eso me llegó la actuación de José Tomás. Aunque no fuera la mejor de su vida -joder, puede que en algunos momentos me pueda la pasión, cosa que, creo, es la base de cualquier afición que se precie, pero aún tengo cordura y cierta dosis de memoria-. Aunque tuviera delante tres cabras con algo parecido a seis cuernos, dos por res. Aunque El Juli cortase más orejas y se espatarrase y todo el mundo le viera en estado de gracia.

Dicho lo cual he de decir que José Tomás y su pureza me llenarían mucho más si se dejasen ver delante del "toro, toro" y no del "cuarto de toro"...

2 comentarios:

  1. Por eso hay que exigir al Toro (si mas). Además, espectáculos como el de Ávila en que se juega con un animal al que se le ha manipulado fraudulentamente es, desde mi punto de vista, injustificable
    Un saludo

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  2. No he tratado de justificarlo...
    Saludos

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Gracias por contribuir a este blog con tus comentarios... pero te agradezco aún más que te identifiques.

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