Me levanto. Es tarde. Hace un calor de cojones. Y eso que vivo en la Sierra. Engullo cereales y buceo en la blogosfera. Hoy no toca excursión.
Suena un mensaje en el móvil, pero no es el que yo espero.
Sigo buceando.
Buceo y me encuentro con este regalo de Rosa... me deja sin palabras y me reafirma en muchas cosas.
¿Cuatro meses es demasiado tiempo para considerar efímero un amor? ¿Tengo esperanzas de que no se me acabe mañana? ¿Perderé, en cambio? ¿Me cansaré de acudir al desafío?
Joder, tendría que haber conocido a Navalón.
Se me va demasiada gente sin torear.
Lo mejor son las enseñanzas que nos deja, colegui.
ResponderEliminarSí, pero a mí siempre me queda la sensación de que he dejado pasar el tren.
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