miércoles, enero 05, 2011

Una de magia para llevar, por favor



No son horas de escribir cartas a los Reyes. Ya han pasado por las calles, ateridos de frío pero sonrientes –será porque las barbas amortiguan el biruji– y quizá hayan empezado a visitar los hogares de los niños más obedientes, los que se van a la cama sin rechistar apenas llegan de la Cabalgata, aunque les cueste dormirse, aunque pasen la noche con los ojos casi entreabiertos y el oído avizor.

Pero una tiene sus costumbres –o más bien sus manías– y de un tiempo a esta parte siempre escribo la misiva real con el día 6 de enero tendiendo las redes en el calendario. Y no creáis que me va mal: habitualmente Sus Majestades –supongo que con la nueva Ortografía será con minúscula, pero me niego a rebajar el rango de tan ilustres personajes– me traen todo lo que pido, aunque lo pida con el tiempo justo.


Cierto es que no suelo pedir nada del otro mundo. Habitualmente me acojo al "Virgencita, virgencita, que me quede como estoy" y, si acaso, que pueda ir un poquito a mejor. Pero no demasiado, que la avaricia rompe el saco y con esto de la crisis seguro que los pajes no dan abasto a remendar tanto agujero.

En el fondo, suelo pedir coraje para conseguir las cosas que me propongo. Y quizá un pelín de suerte. Y, por supuesto, ilusión. Porque creo que en eso consiste la magia. No en que te den las cosas hechas y los problemas resueltos, sino en que saques fuerzas de flaqueza para lograr lo que sueñas. Para perseguir lo que siempre has querido. Para engancharlo y, aunque se te escurra de las manos, agarrarlo con fuerza y hacerlo tuyo. Y luego, por supuesto, cuidarlo, mantenerlo, regarlo, mimarlo.

La magia es saber apreciar los momentos únicos. Ser capaz de darse cuenta de que hasta el más trivial de los días esconde entre las agujas del reloj un instante especial. Lograr que poner un pie en el suelo cada mañana deje de ser una obligación para convertirse en una oportunidad. Hacer un menú diario a base de sonrisas. Dejarse acariciar por una mirada cómplice. La magia es sentir. Y sentirse.

Y eso es lo que yo quiero para este año. Magia. Para mí y para vosotros. Y es lo que intentaré regalaros en este espacio, ciclotímico, sí, pero lleno de ilusión.

2 comentarios:

  1. Los reyes magos me han traido muchas cosas, pero hay un regalo que sin duda ha cambiado mi vida...gracias!!

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  2. Gracias... ¿por los comentarios que te dejo en el blog? Claro, son taaaaaaaaaaan maravillosos... jeje.

    Me alegro de que los Reyes hayan sido buenos contigo. Lo mereces, seguro.

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Gracias por contribuir a este blog con tus comentarios... pero te agradezco aún más que te identifiques.

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