Es la sensibilidad. La dulzura. A veces, también, la crudeza preñada de heroísmo.
Es el detalle. La pasión por el instante eterno.
Es la perfección en un clic. La gloria en el foco. El movimiento en un papel presumiblemente inerte.
Es la grandeza. La obsesión por el trabajo bien hecho. El mimo en cada imagen.
Es Javier Arroyo, Premio "Enrique Ponce" del Club Allard de Madrid en su categoría de Fotografía Taurina.
Es un sueño hecho realidad en una puerta grande que se cruza vestido de blanco y azabache.
Hola mi niña!!!...uff me has emocionado!!.. mil gracias!! besazos.
ResponderEliminarGracias a ti por emocionarnos a todos cada día.
ResponderEliminarBesote.
Comparto vuestra emoción, como si fuese una especie de hada madrina. Porque me siento parte de vosotros, igual que vosotros formáis parte de mi. Enhorabuena, miles de besos!!!!!!!
ResponderEliminarp.d. Precioso. Tierno. Dulce. Merecido. :))
Lamento interrumpir esta "intimidad". Te he dedicado un pequeño homenaje en mi blog. Espero que lo interpretes como tal porque esa ha sido mi intención. Saludos cordiales.
ResponderEliminarMuchas gracias, I.J. Te he dejado comentario. Todo un detalle por tu parte.
ResponderEliminarGracias Berrendita. Un besazo.