lunes, julio 23, 2007

La Fiesta ya tiene su muralla

Quieto. Quieto y firme. Sereno. Con ese silencio que encierra tanta historia. O tantas historias. Como la mismísima muralla. Como una muralla hecha de misterio, de misterio y corazón, dueña y señora de la eternidad que se ríe del tiempo y se cuela en los relojes para pararlos y, parándolos, hacer de una gaonera, de un natural, de un trincherazo, toda una vida vivida al ritmo de un corazón que nunca entendió de razones porque está hecho de toreo.

Así pasó José Tomás por Ávila. Pasando para quedarse. Con la misma ansia de eternidad que si fuera la última tarde y las mismas ganas de triunfar que si hiciera el paseíllo por vez primera. Sólo así se entiende que José Tomás, después de dejar su vida a merced del primer toro, que parecía haberlo cogido por el pecho, se incorporase y, sin llegar a ponerse de pie, volviese a echarse el capote a la espalda para terminar el quite por gaoneras que se había propuesto firmar.

También se propuso el de Galapagar que “Milagroso” se sostuviera en pie, pese a su poca fuerza, y embistiera, a pesar de su justa casta. Y, como si portase en sus muñecas el milagro del toreo, embebió a “Milagroso” en dos series de derechazos templadas y etéreas, a las que siguió una faena bordada con hilo fino de naturales, tan profundos como bien compuestos, tan plásticos como mandones, tan sublimes, que se antojaban un manantial de pureza sin solución de continuidad.

Y todo ello en un sitio del que es mejor no hablar porque nunca nadie, nadie más que él, ha logrado descubrirlo. Y mucho menos pisarlo.

Lo de menos fue que tanta perfección se truncase con la espada, porque, a estas alturas, una oreja está de más. Igual que estuvo de más el apéndice que el de Galapagar se llevó de menos tras su faena ante el tercero, otro toro soso y descastado ante el que brilló especialmente con los estatuarios iniciales, un par de series de naturales hondas y plásticas y un circular lento, como en varios tiempos obligados por los parones del toro, a los que José Tomás respondió, como siempre, con su quietud, impávido en la cercanía a que él mismo se obliga. Y lo mismo sucedió ante el quinto, otro toro soso y manso de Zalduendo ante el que José Tomás se la volvió a jugar porque parece no perdonarse que una sola alma se aburra en el tendido mientras él ponga su vida en juego en el ruedo.

Con semejante compañero de viaje, a uno no le quedan más que dos opciones: marcharse por donde ha venido y dejar la gloria para los elegidos o tirar de casta y plantarle cara a la suerte para demostrar que es mucho más que un convidado de piedra. Y El Juli, a quien nadie va a descubrir ahora la casta que le ha puesto en la cima del toreo, optó por lo segundo. Y así, a base de esa casta, de su firmeza y de su dominio técnico, logró el de Velilla meter en el canasto al flojito segundo, al que, torerísimo, llevó largo y templado por ambos pitones, en una faena de arrimón premiada con una oreja.

Más honda y con más ritmo fue su labor ante el cuarto, un buen toro con el que, embraguetado, desplegó todo su magisterio en un trasteo basado en el pitón derecho. El Juli sorteó el mejor lote del encierro y, consciente de su sino, exprimió también al sexto, el mejor de los zalduendos, al que templó y mandó con series medidas por ambos pitones.

Caía la noche sobre Ávila cuando El Juli abandonaba el coso en hombros. Pero, para entonces, la pureza sólo tenía ya un nombre y se había quedado para siempre protegida entre las piedras de una muralla tan firme y eterna como ella.

4 comentarios:

  1. Noelia, en mi opinión lo de Ávila fue una farsa, no había toros. Salieron unos pobres animales,a los que se les había mutilado sus defensas. Así que solo sentí verguenza al ver a esos hombres vestidos de toreros que jugaban a torear a costa de esos animales burlados y humillados.
    Un saludo
    Nota. ej : se picó lo mismo que en una becerrada sin picadors

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  2. Tienes razón... en la crónica menciono lo "inservible" -por no decir otra cosa- del ganado. Pero, ante eso, y ya que me he pegado el viaje y me he gastado el dinero en la entrada, prefiero quedarme con la parte positiva...
    Gracias por expresar tu opinión de manera tan educada. Y gracias por visitarme.
    Saludos.

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  3. Noelia, si vas a una corrida de toros y no ves un toro, es que te han estafado. No puede haber, en mi opinión, nada positivo.(salvo una q te hayas reunido con buenos amigos, hayas comido bien etc)
    Saludos

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  4. Respeto tu opinión... Gracias por respetar también la mía.

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Gracias por contribuir a este blog con tus comentarios... pero te agradezco aún más que te identifiques.

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