domingo, octubre 10, 2010

10-10-10

Hoy era el día 10. A la hora 10, en el minuto 10, yo conducía para el trabajo. Pensaba en un día menos 10, porque era 10 del 10 del 09, pero tenía tantas ganas de cifras redondas y amores infinitos, que creía que este 10 del 10 del 10 sería el día ideal para comenzar una nueva vida. Una vida 10 de 2.

Hoy, 365 días después -y me llevo 14-, el 10 ya no significa la perfección. Es como hace cinco años, cuando el 15 dejó de ser la niña bonita para convertirse en la niña del exorcista. Seguramente fue por casualidad, pero, cuando las cosas no parecen tener explicación, es mejor buscarle una progresión aritmética que hacer huelga de neuronas caídas.

Me hace gracia lo del 10-10-10. Es menos restrictivo que el 90-60-90 -y bastante menos erótico-, pero también tiene su aquél, más allá de la superstición.

10-10-10 es una fórmula ideada por la periodista Suzy Welch -que por un momento mutó en consejera/psicóloga de autoayuda- para resolver todos y cada uno de los problemas que acuciaban su vida, desde el color que debía utilizar para pintar el salón hasta si debía o no romper con su marido o permitir a su hija que dejase el tenis por la gimnasia rítmica.

Ahí va el teorema: cuando algo te inquiete mucho, pero que mucho, mucho, plantéate cómo la decisión que tomes al respecto cambiará tu vida en 10 minutos, en 10 meses y en 10 años.

A mí, que lo que más me inquieta es la lorza de más y la voluntad de menos, el teorema 10 me choca con el cuerpo 15, porque, si me tomo el helado que estoy deseando, dentro de 10 minutos me sentiré culpable por habérmelo comido, dentro de 10 meses pesaré no sé cuántos kilos más por seguir comiéndolos cada vez que me apetezca y dentro de 10 años... dentro de 10 años me preocuparán más las arrugas que las lorzas y pensaré que cualquier sobrepeso pasado fue mejor.

2 comentarios:

  1. Yo siempre he pensado que cuando se toma una decisión es porque tenía que ser así. Y tomarse un helado nunca es una mala decisión. Así que ni diez minutos, ni diez meses, ni diez años. Pero ha sido interesante, como siempre.

    Un beso.

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  2. ¡Gracias, Ana!

    Me hace mucha ilusión que me escribas.

    Tienes razón: un helado no es mal consejero.

    Besos.

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Gracias por contribuir a este blog con tus comentarios... pero te agradezco aún más que te identifiques.

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