Foto tomada de la web MDRN ART
En lugar de tirar del carro, tiran de la burra. Lo importante es tirar, tirar y tirar. Tirar de flashes, tirar de joyas, tirar de pose y tirarse a quien pueda ayudarles a seguir tirando.
Las divas son asín. Omnipresentes y, al mismo tiempo, remotas. Seductoras y a la vez distantes. Mortalmente divinas.
César Lucas es uno de los fotógrafos que más y mejor ha captado a divas de todos los tiempos, desde BB hasta PC –Pe Cruz... o Pe Bardem, que en yankilandia el libro de familia se escribe al revés–, pasando por Claudia –Schiffer–, Romy –Schneider–o la mismísima Lola –que no necesita apellidos, porque ella sí que es diva florida de España–, pasando por esa Marisol con aires de Lolita –sin flores ni capullos– que escandalizó a una España mojigata y con doblez cuando enseñó las tetas desde la portada más tetil de la historia periodística nacional.
Y esas fotografías, retratos de una época con aires de grandeza y nostalgia de candilejas –las divas de nuevo cuño tipo Lady Gaga quedan fuera de su objetivo, en el más estricto sentido de la palabra– componen ahora el atrezo sensual, mítico y mitómano, de un bar legendario –cuando Madrid era más Madrid, Umbral era un dandy y las señoras llevaban guantes y acariciaban sus piernas con impecables medias de recta costura–, el Bar del Palace.
Decir César Lucas es lo mismo que mentar al Imperator –con permiso de Isabel San Sebastián y de su corcel de acero– del fotoperiodismo español de finales del siglo pasado. Europa Press, Pueblo, El País, el Grupo Zeta o la mismísima Life son sólo algunos de los medios que han contado con su peculiar mirada. Unas veces, mirada con pestañas cubiertas de rímel; otras, miradas profundas de intelectuales; quizá miradas intelectuales; puede que pupilas de ilusión, o de amargura, o de rabia, pero, en cualquier caso, miradas llamadas a hacer historia.
Como las que captó aquel 23F, cuando, desde el mismo Palace, disparó su Nikon F2 durante horas, aterido de frío pero podido por ese extraña sensación que tiene uno cuando se encuentra de cara, frente a frente, con la noticia de su vida: allí, desde la terraza de la habitación 201, con vistas a los leones que guardaban el trance clave de la historia moderna de España, él retrataba esa atmósfera incierta y gris con la misma sensibilidad y el mismo aplomo del que podría hacer gala frente a la más bella de las divas.
Porque en eso consiste el periodismo. En estar, ver, mirar y contarlo. Con palabras o con imágenes. Pero contarlo. Sabiendo que el que menos cuenta es quien lo cuenta todo. Que en el periodismo de verdad no caben div@s.
Divas, de César Lucas. Hasta el 16 de enero en el Bar del Palace (Madrid).
Lecturas recomendadas: Divas rebeldes, de Cristina Morató (Ed. Plaza & Janés).
Viste la expo de César Lucas en el Conde-Duque? A mí me llamó la atención precisamente la gente a la que el hombre este ha fotografiado. También, la cantidad de estrellas de Hollywood que teníamos por aquellos años en España, y sin darnos importancia :)
ResponderEliminarTomo nota de ésta, a ver si paso por allí.
Saludos
No, no pude verla. Soy lo peor. Tan "peor" que ni siquiera te he saludado como mereces en tu primera visita.
ResponderEliminarÉsta tengo ganas de verla. Y la de Testino en el Thyssen. Creo que la de Lucas tendrá más sabor.
Saludos.
Tuve el honor de trabajar con Cesar Lucas en Grupo Zeta y puedo decir que es de lo mejorcito como ser humano y, sin duda, uno de los fotógrafos de referencia de nuestro país.
ResponderEliminarUn abraaaazo.
Si además de buen fotógrafo es buena persona, ¿qué más se puede pedir?
ResponderEliminarTengo ganas de ir a ver la expo.
Gracias por comentar, Ángel.