Ésta es la prueba palpable de que no estábamos locas. Ni tenemos tan mal gusto porque sí. Sólo tratábamos de identificarnos con los lugareños. Integrarnos, quizá.
En la feria de Málaga hasta las barrenderas llevan las dichosas flores. Arreglás, pero informales.
Eso es vivir las fiestas incluso en el trabajo.
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