Ser periodista es, a menudo, lo más parecido a arrastrarse por las esquinas. De nada le vale a uno el título que luce en la pared, y, las más de las veces, tampoco la experiencia que glosa el curriculum. En ocasiones extremas, tampoco valen los amigos. Casi siempre, lo que vale para poder ejercer la profesión es dejarse mangonear la mayor cantidad de horas posible y al menor precio que se pueda. Si es gratis, mejor que mejor. Y si de vez en cuando pones tu propio ordenador -o similar-, pues mira qué bien.
Esta reflexión viene al caso por dos artículos leídos en un período muy corto de tiempo: el primero, el comentario de Alfanhui respecto a la reestructuración/fusión de las redacciones de 20 Minutos; el segundo, las críticas al proceso de selección de ¿periodistas? para la redacción de la empresa pública Interalmería TV.
El primero de los sucesos lleva a pensar que el futuro de la profesión consiste en hacerse con un traje similar al del Inspector Gadget, para tener a mano cámara, mesa de edición, micrófono, grabadora, set de iluminación, autocue, mesa de mezclas... y un sinfín de útiles que permitan al antaño "plumilla" realizar al mismo tiempo las funciones de redacción, edición, grabación, realización,... o sea, todo el "proceso productivo" de la noticia.
La segunda de las noticias confirma lo que la realidad me ha llevado a pensar desde hace mucho tiempo: que para ser periodista no hace falta perder el tiempo durante cinco años en la Facultad de Ciencias de la Información. Para ser periodista, lo mejor es estudiar una carrera que te permita colgar en la pared un título "de provecho" y, después, "invertir" en un máster o similar que te permita recuperar tu inversión con una beca ínfima durante un año en el medio que te ha "formado". Con suerte, luego te colocarás con un contrato basura. Y, si hay más suerte todavía, ese sueldecillo te permitirá, si te olvidas de él para "donarlo" a una hipoteca, tener un piso propio dentro de veinte años.
Como diría quien yo me sé... además de "p" (...eriodista??), me toca poner la cama.
Si en ocasiones extremas tampoco te valen los amigos es porque tienes la manía de darles detrás de las orejas hasta dejarles sin sentido... y así es como veía yo que mi padre mataba los conejos en el corral de mi casa.
ResponderEliminarUna pregunta, si no es indiscrección: ¿tú también eres -yo lo soy- de las que se quema enseguida en los curros -quemazos justificados, digo-? Que me da a mí que sí...
ResponderEliminarRajah, estoy un poquito harta de que seas tú quien me dé detrás de las orejas. A los que verdaderamente han demostrado que son mis amigos, sólo les he dado la cara y la mano y el hombro. Siempre.
ResponderEliminarNiño burbuja... no e indiscreción... casi siempre me quemo pronto, porque uno de mis mayores defectos es que carezco por completo de paciencia. ¿Crees que encontraremos alguna solución?
Si tú dices que sólo les has dado siempre la cara, la mano y el hombro, tendré que creerte.
ResponderEliminarVerdaderamente, yo no te doy detrás de las orejas, eso lo dejo para otros.
Y jodido defecto es el carecer por completo de paciencia... eso no tiene solución ni cura que lo arregle ¿o sí?. A veces creo que sí, que te curarás con los años.
Me despido de ti por una temporada.
De momento no veo solución.
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