Elegante. Serena. Chic. Seductora. Dulce. Quién no querría ser como ella. Aunque sólo fuera por un minuto. Por un segundo, quizá. Ponerse en su piel y sentir, un instante, ese charme que regalaba a cada paso, ligero; en cada movimiento, frágil; en cada sonrisa, adorable.
Yo, he de confesarlo, soy fanática empedernida. Y conste que no soy mitómana fácil. Pero ella me cautivó y, en el fondo, de alguna manera, me gustaría ser un poco Audrey.
Quizá, si consiguiera uno de los más de treinta modelos de alta costura pertenecientes a Audrey Hepburn que se subastan dentro de unos días en Londres, lo tendría más fácil. Pero cada vestido puede rondar los 23.000 euros. Y yo no puedo pagarlo. Y, en cualquier caso, "aunque la mona se vista de Audrey, mona se queda".
Habrá que seguir soñando.
Jaja! Audrey representaba un buen montón de cosas envidiables y parecía siempre, a mí me lo parecía, tan serena, tan tranquila, casi feliz.
ResponderEliminarMucho dinero para un modelito ;)
Besos Noelia.
Pues sí que es mucho dinero, sí. Y, además, no tendría ocasión para lucirlo, así que...
ResponderEliminarGracias por tu visita y por el comentario.
Esa mujer era la elegancia personificada.
ResponderEliminarAntes las mujeres querían ser como ella y hoy como Belen Esteban, así está el tema.
Para mi gusto un sólo defecto: demasiado delgada jeje
Un saludo
http://elaullidodelanada.blogspot.com/
Gracias, Gaz. Creo que eres nuevo por aquí, así que bienvenido (o bienvenida, que no sé si eres chico o chica). Y ya me gustaría a mí tener su defecto...
ResponderEliminarSaludos.
Veo que eres chico, Gaz... así que lo dicho, "bienvenido".
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