viernes, octubre 22, 2010

La princesa que dejó de sonreír



El 22 de octubre no se me olvida nunca. Dos patitos, dos, y un diez. La elegancia y la perfección, juntitas ellas.

Pero el 22 de octubre es también una ausencia. Buscada y forzada, pero ausencia al fin y al cabo. Y en ocasiones uno se pregunta si ausentarse por decisión propia no es más inteligente que seguir por inercia.

Cuando el día no empieza bien, no suele terminar con fuegos artificiales. Más bien concluye con petardos. Pum. Ignoro cómo terminará este viernes 22, porque entre los muchos dones con los que Dios no me ha dotado se incluye el de la adivinación, pero como avance en progresión aritmética de desatinos, mejor sería que acabase en este mismo instante.

Como a los diez o doce lectores que me quedan no quiero amargarles con mis lágrimas de cocodrilo, me voy a ir con la cantinela hasta otro lado. Concretamente hasta Asturias. Oviedo me trae buenos recuerdos -y Covadonga, y Llanes, y Riensena, y Cangas de Onís...-. Alain Touraine y Zygmunt Bauman llegan parsimonioso al Campoamor -y dentro, Touraine se toca la nariz de manera poco elegante: hasta los príncipes son humanos-. Richard Serra, seguro de sí mismo; guerrero, como decía Cristina Casero esta mañana en laSexta. Amin Maalouf, solitario. Casillas, algo serio -quizá porque esta ceremonia no la retransmite Carbonero-. Llorente, cautivador. Del Bosque, con cara de padre satisfecho. Y generoso, que ha buscado a Aragonés para compartir los laureles.

Y Letizia... cada vez menos Letizia. Su personalidad se diluye entre caídas de ojos infinitas y sonrisas esforzadas. Y eso que está en Asturias.

4 comentarios:

  1. Magnífico el gesto de Del Bosque, un señor y caballero con mayúsculas. Premio al deporte y al equipo de verdad. Todo en un marco incomparable que dirían los del tópico, pero es que Oviedo sí que es así, tú lo sabes bien. ;)

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  2. ¿Es cosa mía o se te lee melancólica? Pasa por nuestro blog, hay algo para ti que espero que te anime.
    Muchos besos.

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  3. Little, sí que fue un gesto de caballero. Y sí que es un marco incomparable para historias incomparables.

    Ana, tienes razón. Tu intuición no te engaña. Estoy bastante melancólica. Supongo que será el otoño, que hace de las suyas. Paso enseguida por tu blog.

    Besos!

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  4. ¡Tenías razón! ¡Gracias por el premio! ¡Qué ilu! Luego posteo, aunque es una pena que no te pueda premiar a ti, que ya estás premiada.

    Besos.

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Gracias por contribuir a este blog con tus comentarios... pero te agradezco aún más que te identifiques.

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