jueves, julio 20, 2006

... y se llama María

Leer a Umbral es siempre un placer. Independientemente del día de la lectura. Y del día que tenga don Francisco, incluso.

Hoy nos desayunamos con un perfil delicioso de María San Gil. Para los susceptibles: delicioso en lo literario, que me ahorro de comentar lo político porque hoy no me interesa.

Y además Umbral da una clave para enamorar a los hombres -supongo que a los hombres, hombres, de verdad, de los que quedan pocos, o sea que la clave ni es clave ni es nada, más bien es un jeroglífico-: "La verdad es que los españoles, dejando a un lado las bellezas psicológicas y complicadas del cine, dejando a otro lado el desnudo como recurso pobre, de quien nos enamoramos, finalmente, es de mujeres como María San Gil o Ana Duato, mujeres que responden a la lámina ingenua y audaz de la española de clase media".

Independientemente de su ingenuidad -dudo que María San Gil sea ingenua- y de su audacia, a mí lo que me espolea de María San Gil es su fuerza. Su convicción. Su seguridad.

Por cierto, lo mismo que me gusta de Rosa Díez.

Apúntenlas a mi lista de mujeres a imitar.

1 comentario:

  1. Anónimo3:17 p. m.

    Coincido con a pesar de mi en no ver el parecido de María San Gil con Ana Duato por ninguna parte, y contigo en el paralelísmo que haces de la primera con Rosa Díez.
    Ciertamente parece mentira que dos personas que militan en partidos, en muchas cosas, tan diferentes puedan estar tan de acuerdo y tener ideas tan parecidas. Claro, que Rosa no creo que siga miltando durante mucho tiempo en el PSOE y, muy probablemente, en un episodio más de vergonzoso transfuguismo político, pase pronto a engrosar las filas del partido de María. A mí, y ahí discrepo contigo y con Umbral, no me gustan un pelín ninguna de las dos. Vamos, que no me ponen nada.

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