lunes, marzo 08, 2010
Olivenza
Que conste que no he escrito porque he estado de viaje, con iPhone pero sin cobertura. O sea, que he hecho un pan como unas tortas -o algo así, que nunca sé bien cómo es la expresión original-.
Tras tres años de ausencia -esto parece un trabalenguas, vive Dios-, he vuelto a Olivenza con las pilas cargadas. Toreaba José Tomás y ni servidora ni la agencia que coordino (para los que aún anden perdidos, www.avnc.es) nos lo podíamos perder.
Con pocos medios, pero con mucha ilusión, hemos grabado un vídeo que espero poder enseñaros pronto. Y no, no vais a ver torear a mi José (con permiso de Isabel, claro está, que lo mío es un fanatismo bucólico, limpio, puro y cristalino), ni a Perera (gran triunfador de la feria, y no sólo por jugar en casa) o a Talavante (que alguien le afile bien los aceros, por Dios bendito). Vais a ver el ambiente. Cómo la fiesta de los toros puede hacer resurgir social y, sobre todo, económicamente a todo un pueblo.
Y antes de contar mi periplo por etapas -porque el viaje ha dado para mucho y ha sido rico en contactos y en anécdotas-, quiero poner por escrito una de agradecimientos: a Michael Wray y familia, encantadores anfitriones en el Valle de Mira; a la familia Terrón, hospitalarios como nadie en esa magnífica Grada 4 de la placita oliventina; al personal del hotel Palacio Arteaga, atento y solícito, y a Jesús Ortiz, siempre al quite de las necesidades de la prensa, aunque falten sitios y sobren peticiones de acreditación.
Por cierto: Javier Pequeño relata en su blog Miradas en azul lo que sintió al ver torear por primera vez a José Tomás. Altamente recomendable.
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¡gracias!, espero y sé que lo disfrutates tanto como yo. Aunque no fuera nuevo para tí. Aunque el viaje sí, jejeje. ;)
ResponderEliminarSí que lo disfruté, sí... Muchas gracias!
ResponderEliminarQue perfil más bonito tienes, niña.
ResponderEliminarGracias, Bate... eso es mi chico, que hace muy buenas fotos...
ResponderEliminarBien, Noelia, bien. Tú siempre patita p'alante.
ResponderEliminarEstás de dulce, jodía. Mil besos.
¡Tú sí que estás de dulce! Más aún: eres un dulce. ¡Besazos, corazón!
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