El beso de Judas

Foto: El blog de Franesco.

Nunca me meto en política. Tiendo a tirar de ambientador, de mikados y bolsitas de lavanda y huyo de todo aquello que huela mal. Tampoco me gustan los puñales que silban por los pasillos ni la venganza que se sirve en plato frío. Suelo dar la cara –demasiado– y me repugna la gente con doblez. Pero ya me lo decía mi padre, que era de pueblo aunque a veces decía grandes verdades: "Que no se puede ir de frente, hija, que la gente es muy falsa, que te van a dar muchas hostias en la vida...".

Hoy no voy a hablar de las hostias que me han dado a mí. No vienen a cuento. Hoy he recordado esta frase a cuenta de todo lo que está pasando con –y contra– Tomás Gómez.



Ignoro si TG (Tomás Gómez) es mejor o peor candidato que TJ (Trinidad Jiménez). Sinceramente, creo que ninguno de los dos va a quitar del medio a Esperanza Aguirre. Menuda es. A la Espe no la echan de la Puerta del Sol ni con agua caliente. Si hace falta, se vuelve Mariblanca. Faltaría más.

Lo que sí sé es que muchos de los que ahora reniegan de TG y muestran su apoyo pantojil –"dientes, dientes, que es lo que les jode"– a TJ fueron en su día íntimos del alcalde más votado de España. Desde Pedro Castro, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y alcalde de Getafe –que ahora vuelve a sacar la lengua a paseo para calificar (o más bien descalificar) a TG como "el candidato de la derecha"– hasta José Pablo González, alcalde de Collado Villalba, otrora fiel amigo del "innombrable" –oséase, TG– y que ahora viene a decir que eso de la amistad es algo muy relativo.

Menos mal que yo no tengo memoria, pero me ponen las hemerotecas. No hace ni siquiera un año, TG apostaba por JPG –no las fotos, sino José Pablo– como uno de "sus" candidatos para las elecciones europeas. Y sólo hace tres meses, el propio Castro firmaba, junto con otros treinta alcaldes socialistas de Madrid, un manifiesto a favor de TG.

No sé de qué me extraño: por poder y por dinero –que vienen a ser más o menos lo mismo–, los hay que no conocen ni a su padre. Y eso pasa hasta en las mejores "familias". Incluso socialistas.