Tareas pendientes y nuevas lecturas

Ésta ha sido una semana negra en lo que al blog se refiere. Sin actualizaciones, porque su dueña no tiene tiempo ni de peinarse. Y no digamos de maquillarse. De cuidados personales, mejor ni hablamos.

Resulta curioso comprobar cómo, en plena era de las comunicaciones, uno tiene menos tiempo para comunicarse que nunca. Tienes a tu disposición millones de aplicaciones para iPhone, y resulta que lo que te faltan son unos cuantos minutos -por no decir horas- al día para ver siquiera de qué van. Cada vez hay más oferta en televisión, pero lo que no tenemos es una tarde entera para ver las novedades -porque si intentas verlas por la noche, después de un día entero, detrás de otro, y de otro, y de otro, y de otro más de trabajo, seguro que caes rendid@-. Y los amig@s... menos mal que están en Facebook, porque, ¿de dónde sacar un día para quedar con ell@s y contaros las penas mutuamente?

Como decía Llucia Ramis (autora de Egosurfing, que, por cierto, me está encantando) en la entrevista que le hicieron hace un par de semanas en El Ojo Crítico, la crisis ha hecho de los treintañeros una 'generación freelance', que tiene que estar siempre disponible, porque, de no estarlo, pierde ¿oportunidades? que no vuelven a pasar. Y como uno no tiene tiempo ni de rascarse, tampoco alcanza a pensar si las oportunidades lo son en realidad. Sólo sigue la manada, y se deja llevar. No vaya a ser que...

Yo confieso que tampoco reflexiono a menudo. Entre otras cosas, porque tiendo a ser poco optimista -por decirlo finamente- y no está el horno para bollos sin azúcar. Pero, cuando me da por pensar, caigo en la cuenta de que, de algún modo, estoy perdiendo ese tiempo que no tengo, y que, mientras trabajo para no vivir, me dejo tareas pendientes sin hacer, siempre sin hacer, un día tras otro, en una lista creciente que, de vez en cuando, en un alarde absurdo de valentía, me da por romper para empezar a hacerla de nuevo, escribiendo lo mismo que tenía y un poquito más -vamos, que he perdido el tiempo rompiéndola, pero, al final, puede que se trate de eso-.

Entre mis tareas pendientes está escribir más, preocuparme menos y aprender inglés. De ésta no pasa.

Y mientras pienso en mis eternos objetivos sin cumplir, cotilleo algún que otro blog que últimamente me alegra la vista -y me hace algo más culta- y que, mientras me decido a reestructurar la columna de la derecha y sus enlaces correspondientes, hoy os quiero dejar aquí:

• La Petite Claudine 3.0, una joyita cultureta.
• La gata Flora, esencia con aroma de mujer.
• Comunicación se llama el juego, con claves sobre los últimos movimientos y tendencias en la materia.
• El hipopótamo funambulista, un verdadero café literario blogosférico.

Disfrutadlos. Espero que os gusten tanto como a mí.