Reconozco que las presentaciones de Power Point me superan. Tardan un huevo en abrirse y en muchas ocasiones son chorraditas que no sólo no aportan nada sino que además te "obligan" a seguir la cadena si no quieres que tu vida termine en un minuto y medio, te conviertas en gusano, te hundas en el barro y te persiga una maldición que condenará al fuego eterno a todos tus descendientes, si es que llegas a tenerlos, claro está.
Pero hoy he recibido dos correos que me han hecho sonreír. Uno ya lo conocía, pero no está de más desempolvarlo de vez en cuando:
"Las mujeres somos como manzanas en los árboles... Las mejores están en la copa del árbol. Los hombres no quieren alcanzar las mejores, porque tienen miedo de caer y herirse... En cambio, toman las manzanas podridas que han caído a tierra y que, aunque no son tan buenas, son fáciles de alcanzar.
Así que las manzanas que están en la copa del árbol piensan para sí que algo está mal con ellas, cuando en realidad, ellas son grandiosas. Simplemente tienen que ser pacientes y esperar a que el hombre correcto llegue... aquel que sea lo suficientemente valiente para trepar hasta la cima del árbol por ellas.
No nos caigamos para ser alcanzadas; quien nos necesite y quiera, hará todo para alcanzarnos.
La mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada, ni de la cabeza para ser superior, sino del lado para ser igual, debajo del brazo para ser protegida, y al lado del corazón para ser amada."
Yo también he recibido este email en un par de ocasiones y la verdad es que siempre sonrío al leerlo y me da pena depositarlo en la papelera de reciclaje. Es bueno que alguien te diga algo así de vez en cuando. Muchos besos guapa.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo en el mail. Salvo con la parte que dice que "los hombres no quieren alcanzar las mejores, porque tienen miedo de caer y herirse".
ResponderEliminarNo todos somos así, je, je...
Mara... me alegro de que te guste. No tengo tu mail, así que no he podido pasártelo, pero te lo dedico igualmente.
ResponderEliminarJuan, ojalá hubiera más hombres que contradijeran esa frase. De momento, he encontrado pocos.