Llego y paseo por mi blogosfera. Hago escala en los puertos habituales y visito alguno que otro nuevo. En el muelle de Victoria encuentro una brizna -¿un huracán?- de felicidad que estos días ha cumplido un año y ella lo celebra con un poema que alguna vez leí y que tenía olvidado, quizá porque la poesía no es lo mío. Se lo advierto en los comentarios: voy a copiarlo. Tengo que darle fuste a este Devezencuandario y alas a mis convicciones, que últimamente no me convencen pero que estoy convencida que resultan del todo convenientes.
Muere lentamente
quien no voltea la mesa
cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose
de su mala suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo
cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige
un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia
hará que conquistemos una espléndida “felicidad."Pablo Neruda
De Neruda me avergüenza decir que sólo he leído sus famosos 20 poemas y una canción desesperada.Y éste, me ha encantao. Me viene como anillo al dedo en este momento además. Me han entrado ganas de clamarlo como himno, de memorizar todos los versos y de leer más de él. Besos Wapa
ResponderEliminarYa has leído más que yo de Neruda... y te acompaño en el avergonzamiento, aunque no sé si debemos fustigarnos cada vez que nos damos cuenta de que las posibilidades de crecer son infinitas e inabarcables y que no podemos sentirnos culpables por no exprimirlas todas.
ResponderEliminarBeso.