Hoy es un día grande. Repican las campanas, las calles cambian adoquines por flores y altares enmarcados en rica puntilla blanca y de los balcones cuelgan mantones de mil colores sobre los que mujeres ataviadas con esmero ven pasar las procesiones de este jueves que, según decían los antiguos, "reluce más que el sol".
Es Corpus Christi. En Sevilla se engalanan los seises y bailan en la catedral. No es Semana Santa, pero las calles huelen de nuevo a incienso y todas las terrazas lucen de nuevo orgullosas sus mejores telas para festejar que el Señor está en la calle.
La ciudad, una vez más, es diferente.
Y, una vez más, cierro los ojos al oír las campanas para creerme que estoy allí, que oigo el murmullo del río, que me acaricia los párpados una luz diferente, mucho más cálida, y que, al atardecer, voy a contemplar las luces de mi Sevilla desde el refugio eterno del duende trianero.
Foto: "giralda-corpus", por MeiKer, en Flickr.
Jo, si es que tendrías que vivir aquí... Besos bonita!
ResponderEliminar¡¡Lo conseguiré!! Muchos besos guapetona.
ResponderEliminarMi madre -malagueña en Buenos Aires- me cuenta que es bellísima esa ciudad! Ya llegará el día...
ResponderEliminarMálaga también es bien bonita, que conste...
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