sábado, mayo 10, 2008
El Rocío, desde lejos
Llueve. Sobre mojado, pero poco. Las nubes no dejan ver la claridad. Ni un solo rayo de sol tiene agallas para luchar contra este día gris. Plomizo.
Estoy destemplada y con el alma en otro sitio. La cabeza, también. Vacía de neuronas y llenita de arena.
No es una arena cualquiera. La piso y no me hundo. La piso y parece que voy a un palmo de ella. Como si me diera alas. Como si me hiciera sentir que, aunque cueste hacer el camino, llegar al final tiene su recompensa.
Y no es sólo verla a Ella. Y no es la juerga. No son las guitarras, ni las palmas, ni los bailes, ni las mantas junto a la candela, ni los volantes, ni las flores en el pelo, ni los botos, ni las carretas. No es la fiesta. Es mi esperanza.
Es el vello erizado. Es una pestaña humedecida. Son recuerdos de estampas que jamás sucedieron, sueños de caricias que nunca recorrerán la piel con olor a romero, promesas que no se cumplieron y juramentos que no se pronuncian para que no se cometa el pecado supremo de echarlos en el saco roto del olvido.
Es el Rocío.
El que nunca tuve. Sólo en sueños.
Y el que nunca tendré. Porque los sueños no se cumplen. Al menos no los que se sueñan tanto. Y tan nítidos.
Foto: "El Rocío", por Ramón L. Pérez, en Flickr.
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A veces los sueños se cumplen, sólo hay que esperar, y yo espero, de todo corazón, que se te cumplan todos pero sobretodo éste.
ResponderEliminarUn besazo.
Gracias, anónimo. Aunque a veces no sé si es mejor que se cumplan o seguir soñando. Al menos, mientras sueñas, todo es como tú quieres. En la realidad siempre hay distorsiones.
ResponderEliminarMagnífica foto, las nubes parece moverse. Seguro que lo cumples, será precioso. Un beso Noe.
ResponderEliminarHe estado cotilleando por el perfil de este fotógrafo en Flickr y tiene cosas pero que muy bonitas.
ResponderEliminarRespecto a lo de los sueños que se cumplen... pues vamos a ver.
Besotes.
O ¡de cerca!. La virgen del Rocío es una promesa que encontró un labrador en unos matorrales, por eso los almonteños la llevan al Rocío, allí donde la marisma se funde en una ribera con animales de todo tipo y equinos, que también llenan esa feria. Siempre en ese paseo de arena y romero hasta la concha del rocío se oye ese cántico popular del olé-olé-olé-olá-que inspira toda la patria chica de Sevilla. Puede que ese ahora sólo sea una hora o quizá dos, como puede ser el tiempo que dura una tormenta y permaneces guarecida en una cabaña con aroma a leña quemada. También una gitana te puede dar la buenaventura aunque no creas lo que te diga. Todo esto y más es el rocío en cualquier tiempo y en cualquier ahora.
ResponderEliminarHasta pronto
El Rocío pueden ser muchas cosas, pero las vivencias del camino, me aseguran, son únicas.
ResponderEliminarGracias por tu visita. Saludos.