Una gran verdad. Y es que podemos huir de muchas cosas, pero siempre estaremos nosotros mismos ahí, inamovibles, para recordarnos que la huída es baldía, sí...
A estas alturas, qué voy a añadir sobre Audrey, qué voy a decir de esa preciosidad de escena, qué voy a comentar de esa delicia que es Desayuno con diamantes...
Pues muchas veces sí que quiero huir... No me gusta demasiado encontrarme, pero quizá ahí resida el quid de la cuestión. En encontrarse. Y en soportarse. O, mejor, en quererse.
Que buena escena, la lluvia y la frase.
ResponderEliminarBuen recuerdo cinéfilo.
Molan más los tuyos, pero hoy lo he visto por ahí apuntado y me ha dado por recuperarlo. Besos.
ResponderEliminarUna gran verdad. Y es que podemos huir de muchas cosas, pero siempre estaremos nosotros mismos ahí, inamovibles, para recordarnos que la huída es baldía, sí...
ResponderEliminarA estas alturas, qué voy a añadir sobre Audrey, qué voy a decir de esa preciosidad de escena, qué voy a comentar de esa delicia que es Desayuno con diamantes...
Yo creo que voy a verla uno de estos días postnavideños. Hace semanas que tengo esa asignatura pendiente.
ResponderEliminarUn beso, Juan.
Quieres huir tu??? no verdad?? A mi me gusta tropezar conmigo, qué se le va a hacer... :D
ResponderEliminarPues muchas veces sí que quiero huir... No me gusta demasiado encontrarme, pero quizá ahí resida el quid de la cuestión. En encontrarse. Y en soportarse. O, mejor, en quererse.
ResponderEliminarBesotes, guapa... ¡¡y a por el viaje a NY!!