sábado, diciembre 17, 2011

Madrid es el personaje


"Madrid es un género literario". Lo dijo Francisco Umbral, que fue, quizá, quien mejor retrató a Madrid y a sus personajes. Sus cafés. Sus modos de hablar. Sus tranvías. Sus putas. Sus jetas. Sus tertulias.

Es difícil encontrar libros de Umbral más allá de Mortal y rosa. Relegados a las librerías de segunda mano han debido de quedar obras como Trilogía de Madrid o La noche que llegué al Café Gijón, aunque ahora la editorial BackList ha recogido en un voluminoso tomo todas las Hojas de Madrid escritas por Umbral, desde Travesía de Madrid hasta Amar en Madrid o Madrid, 1940. Una recopilación más que recomendable para los fanáticos de quien hizo de la columna (y de Madrid) una nueva categoría estética.


Pero más allá de los recuerdos, en las estanterías lucen estos meses novelas que toman a Madrid como protagonista principal. Vivir y morir en Lavapiés, de José Ángel Barrueco (Ed. Escalera) es una de ellas. Narrada al estilo cinematográfico, con escenas muy cortas, a modo de flashazo, recoge veinticuatro horas en uno de los barrios más multiétnicos de Madrid, con ese enjambre de personajes que habitualmente pueblan sus calles, desde los artistas malditos hasta los traficantes (sacados, en este caso, de quicio), las viejecillas y hasta las artistas porno vía web.


Mi gran novela sobre La Vaguada, de Fernando San Basilio (Ed. Caballo de Troya) es otra de las obras recomendables si queremos leer Madrid. El primer gran centro comercial de la capital y el barrio donde se ubica son los auténticos protagonistas de esta novela en la que el ansia consumista se funde con la angustia por encontrar un trabajo decente o la manera en la que, en fin, "alguien tira los dados y mueve ficha", y nos lleva de una situación a otra sin que podamos hacer mucho por evitarlo.


Y entre las nuevas voces narrativas que se inspiran en Madrid y en sus calles buscan el eco de un talento insospechado está la de Germán San Nicasio. Todas sus novelas rinden homenaje, de algún modo, a Madrid, pero muy especialmente las dos últimas: La cárcel de Jackson Pollock y Diario de un escritor delgado (ambas publicadas en Eutelequia). Carabanchel y Huertas son escenarios naturales de la locura de un artista en busca de la obra perfecta y de un escritor a la caza y captura de editor que le comprenda, personajes en sí mismos en el indómito proceso de creación y en la doliente, en fin, consciencia de la podredumbre no apta para versos libres.

[Publicado en Diariocrítico.]

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