Abro el periódico en el Metro. Son pocas paradas, pero me entretengo. Leo la última página, primero, y después, la segunda. Cosas mías.
Saco la pluma y subrayo: "Ignoramos ya qué es España y hasta dónde llega, pero soportamos cada día la saña de la mejor calidad, de mirada turbia, flaca y amarilla desde los cuévanos de los ojos, desde la alevosía del emboscado. [...] La gente, en vez de gozar con lo que tiene, sufre por lo que tienen los demás", Raúl del Pozo dixit.
Media vuelta a El Mundo. Toca David Torres. Me gustaría copiar la columna completa, pero ignoro si tendré que pagar derechos. Y, sobre todo, ignoro si tendré tiempo para dar a tantas teclas ahora. Por eso -sólo por cuestión de ahorro, porque cuanto más la leo, más me gusta- me quedo con el párrafo final:
"Cualquier político actual palidece en comparación con Mandela, empezando por su homólogo descafeinado al otro lado del Atlántico, a quien le han regalado un Nobel de la Paz hipotecado a cuatro años sólo por una cuestión cromática. No digamos ya Zapatero, cuyo parecido con Mandela se limita a que ambos son bípedos y mamíferos. Mandela perdonó casi 30 años de oprobio en una cárcel; Zapatero no puede olvidar que le mataron a un abuelo. Mandela libró a su país de la degollina y la catástrofe con su generosa renuncia a la revancha, una mano tendida a sus antiguos negreros que sus hermanos de raza decidieron secundar; Zapatero lucha día a día para echar sal en las cicatrices de una guerra perdida que aún intenta ganar. Mandela logró que negros y blancos formaran un solo país; Zapatero ha vuelto a la retórica de las dos Españas y ha logrado, él solito, la proeza de meter en un país dos naciones y media. La grandeza de Mandela desborda un estadio de rugby; la de Zapatero cabe en una bola de petanca".
Esto me recuerda que debo escribir sobre Invictus. Y debo hacerlo antes de que a ZP le dé por "emular" a Mandela, pero esta vez con la Roja.
P. S.: Por cierto, recomiendo Tropezando con melones, el blog de David Torres, tanto como la novela con la que le descubrí, El gran silencio (gracias, Germán, por regalármela). Debería ir al Hotel Kafka a que me dé unas clases. O quizá no: pegaría un batacazo a mi exigua autoestima.
A Raul del Pozo llevo tiempo evitándolo, su prosa me empalaga y su cercanía a Zp, me asquea, y más en estos momentos en los que el desatre provocado por este señorito vallisoletano de León nos hunde en la pura miseria.
ResponderEliminarDavid Torres escribe batante bien, y ese árticulo es para enmarcarlo. Junto con el otro David, Gistau, es de lo mejorcito que va quedando en El Mundo.
Un saludo.
Muy buenas las reflexiones de uno y otro periodista que citas.
ResponderEliminarUn abrazo,
Miguel
Bate: Raúl del Pozo, al margen de su ideología, escribe muy bien. Me gustaba más Umbral, pero... David Torres, desde luego, me encanta. Y Gistau también (se llegó a postular como sucesor de Umbral).
ResponderEliminarGuarismo: gracias.
Saludos a los dos.
Me gusta la frase final de Raúl del Pozo, creo que es muy, muy, muy acertada.
ResponderEliminarNo comparto, en cambio, lo de David Torres. Salvando la certeza absoluta de lo que dice en la primera línea que reproduces, me parece una comparación tramposa, inverosímil y oportunista.
¿Qué tienen que ver la Sudáfrica de Mandela y la España de Zapatero? ¿Qué tiene que ver una Ley de Memoria Histórica hecha treintaytantos años después de una dictadura que un gobierno democrático al final de la misma? Ya verías en mi blog que esa es mi impresión, pero sigo creyendo que Zapatero está empezando a ser una obsesión para muchos.
Tu reflexión final me recuerda un comentario que escuché a un colega al salir del pase de prensa de Invictus. "Si alguien hace una película así sobre fútbol y en España, le corren a gorrazos". Pues eso.
Efectivamente, no tiene nada que ver Sudáfrica con España. Allí el odio estaba mucho más latente y Mandela aplacó los ánimos; Zapatero, en cambio, ha hecho todo lo contrario: abrir heridas cerradas.
ResponderEliminarNo sé si el presidente es una obsesión para muchos, pero no me extraña, porque está llevando a España a la ruina.
Es que la política... enerva a cualquiera. ¿A España a la ruina? Pero y entonces ¿qué es Haití?. ¿Zapatero lleva a España? Zapatero no lleva ni deja de llevar demasiado igual que todos los otros que están cogidos por la economía de mercado ¿Pero y los gobiernos anteriores (todos, varios, muchos) qué llevaron? ¿O qué crisis tuvieron que surcar más que la de mirar cómo se embolsaba dinero fácil y rapidito con el ladrillo? ¿Qué gran cosa hicieron además de autopistas con el dinero de la UE? Este no llevará nada, cierto, pero los otros no tenían ni qué llevarla.
ResponderEliminarNico, España no tiene comparación con Haití o con cualquier otro país que, efectivamente, esté en ruina. Nosotros estamos en quiebra, pero al menos tenemos qué llevarnos a la boca. Yo no digo que ZP sea el causante de la crisis, pero sí estoy segura de que no está sabiendo gestionarla, y me parece, cuanto menos, grave.
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