sábado, marzo 01, 2008

Buena gente

Nací con retraso y así sigo. Por detrás de casi todo. Con los relojes parados por turnos e infinidad de tareas pendientes. Achaco mi desidia a la anécdota de mi falta de prisa por partir de la cálida oscuridad del abrigo materno, aunque sé bien que, en realidad, es por una fragilidad de ánimo y de voluntad dignas de estudio.

En fin. Autodisculpas aparte, tengo decenas de artículos por comentar. De momento, empezaré por el de ayer. Es el post de Juan Cruz en Mira que te lo tengo dicho y me toca de cerca. Si bien apunto con letras de fuego la cita de Ángel Gabilondo, para que no se me olvide nunca que ser buena gente es condición sine qua non para ser buen periodista -y para ser buen de todo, ¿no?-, copio sin pudor en las siguientes líneas la entrada completa. Merece la pena. Creo.

Ser periodista

Si naciera otra vez otra vez querría ser periodista. El mejor oficio del mundo. Y puede ser también el más abyecto. Lo practica gente de todas clases, y mucha gente de la que lo practica no lo quiere. Los que lo quieren y lo defienden son buena gente. Ayer lo dijo Ángel Gabilondo, el rector de la Autónoma, en la inauguración/clausura de los cursos del master de Periodismo de EL PAÍS y la Autónoma: "Sin ser buena gente no se puede ser periodista". Se puede; pero lo aconsejable es que se sea buena gente. Estamos en un tiempo en que es necesaria la gimnasia de la nobleza; el periodismo es tan delicado como esas mariposas que hacen el viaje de Canadá a México para reprdocuirse; viven seis meses, tardan diez días en hacer el viaje, son frágiles pero decididas. El periodismo no es exactamente una mariposa, a veces es un murciélago. Para hacerlo bien hace falta mucha gimnasia, como para ser buena gente.

Juan Cruz.

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