No doy la callada por respuesta. La prohibición de los toros en Cataluña no me ha cogido con el pie cambiado –me la esperaba, creo que como casi todo el mundo–, ni he metido el rabo entre las piernas –es un decir– para ocultar mi afición y mi firme defensa de la tauromaquia.
Es sólo que, en ocasiones, el trabajo ocupa más de media vida, y, además, ya di mi opinión en su momento sobre lo mucho que me repugnan los 'antis'.
De los cientos, miles, millones de cosas que se han dicho sobre el particular, yo me quedo con dos palabras: "Prohibido prohibir". Con eso y con un concepto paradójico: que los progresistas 'liberales' que defienden la prohibición de la Fiesta por un presunto maltrato animal defienden también el aborto, o sea, la muerte de seres humanos –que lo son antes de nacer, diga Aído lo que diga–.
Pero ahora no quiero detenerme en eso. No tengo ni tiempo ni ganas. Sé que los toros van a seguir, aunque no podamos verlos en Cataluña, y que el día que se acaben –que seguramente se acabarán, al paso que vamos– lo harán de muerte natural, no por intereses políticos y campañas hipócritas.
Por lo que a mí respecta, esta decisión no hace sino darme más firmeza en mis convicciones y urgirme a una defensa más valiente y más continua de la Fiesta. Aunque me llamen retrógrada, facha o asesina –lo que hay que oír, vive Dios–.
De momento, me quedo con una recomendación cultural que tiene mucho de taurina. Se trata de la obra Olé, la última producción dirigida y protagonizada por Adolfo Cayetano, que rinde tributo a uno de los grandes del toreo, Cayetano Ordóñez Niño de la Palma –para más datos, tío abuelo del bailarín–, retratando no sólo apuntes biográficos de este torero de época, sino también aspectos históricos del tiempo que le tocó vivir y, por supuesto, la influencia en los toros de figuras de la talla de Orson Welles y Ernest Hemingway. Me pregunto si a ellos también tendrán el valor de llamarles "asesinos".
Olé
Teatro Arenal de Madrid
Del 13 al 25 de agosto
Vídeo: AVNC.
No estoy de acuerdo con lo de "prohibido prohibir", puesto que no quiero una sociedad anárquica. Quizás tú sí. No sé porque se alarma la gente tanto. En Cataluña sólo queda la Monumental y la afición a lo que nombras fiesta, es más bien escasa. La ley natural llegó antes que la del Parlamento. Además, quién quiera ver toros en Madrid..que los siga viendo. ¿o es que iba a venir a bcn a verlos?
ResponderEliminarGelas, yo respeto tu opinión, pero creo en la libertad de que cada uno pueda decidir si quiere ir o no a los toros. Y que si los toros se tienen que acabar, que se acaben por inercia.
ResponderEliminarY sí, hay gente, como yo, que haría cualquier cosa por ir a Barcelona a ver a José Tomás, por ejemplo.
Y lo peor: hay mucha gente de Barcelona que ya va a tener que ir a otro sitio a ver toros, porque le han obligado a "exiliarse" culturalmente de su tierra.
Porque, os guste o no, los toros son cultura. ¿O acaso no es cultura la producción taurina de Picasso, Goya, Lorca, etc., etc., etc.?
Gracias por tu visita y tu comentario.