sábado, febrero 09, 2008
Los besos de Valde
La de Valdemorillo es la feria en la que más besos se dan por minuto. No tiene nada que ver con la cercanía de San Valentín, ni siquiera con la necesidad de achuchones motivada por el frío.
La razón es mucho más prosaica: desde la última vez que los conocidos -o sea, los de siempre- se han visto en un tendido han transcurrido, probablemente, tres o cuatro meses. O más. Como en mi caso.
El ritual es siempre el mismo: te ves, te miras con cara de sorpresa, apuntalas la mejor de tus sonrisas -o un gesto que se le parezca-, te acercas como si te embargase la emoción a la persona que ha de ser objeto de tu saludo y le sueltas el mismo rollo de siempre, "¿Qué tal?, ¿todo bien?; bien, ¿no?; entonces bien...", "Pues sí, bien... todo bien... aquí, como todos los años...". A veces, incluso, la pretendida alegría es real y en verdad te da buen rollo encontrarte a cierta gente, y hacer planes que sabes que nunca llegarán a buen puerto, como esa comida pendiente desde hace años o la fiesta nocturna que propuso nadie sabe quién hace siete u ocho o nueve meses, para la que nunca se encuentra momento, con la de lunas que hay en el calendario...
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Vaya, vaya... ¿la feria de los besos? suena muy bien y ¡yo me lo he perdido!
ResponderEliminarLo siento preciosa... al final he llegado por la tarde a Madrid... imposible estar allí las cinco... pero además un poco cansadita...
Otra vez será... pero no sólo por los besos jejejeje!
Ahí va uno grande mmmuuuaaahhhh!
Vaya con Valde... estamos las dos igual. Noelia, ésto es una droga.
ResponderEliminarIsabel: no te preocupes, querida. Al final yo tampoco he ido hoy. Demasiada tralla todo el finde y no he querido "atorarme" (jejejeje). Espero que lo hayas pasado bien. Otro beso enorme.
ResponderEliminarBlanca: yo intento desengancharme, pero ya sabes... de vez en cuando, hay que tomar la dosis necesaria para que no te pueda el mono. Besotes.