lunes, febrero 25, 2008

Sevilla, veinte días

En veinte días vuelvo a Sevilla. Me espera su Semana Santa. Me aguarda el aroma a jazmín e incienso. El suelo cuajado de cera. El paso sigiloso de los nazarenos callados. Las cornetas. Los tambores. El vello erizado. La magia. Sentir. Soñar.

Como cuando, hace casi doce meses, vi a mi Esperanza salir de la catedral, acariciando el alba. Majestuosa. Sublime. Poderosa y serena. Bellísima. Trianera como ella sola.




Este año todo será diferente. Si Dios quiere.

Creo que este año podré compartir más y añorar un poco menos.

5 comentarios:

  1. La lluvia siempre nos puede jugar una mala pasada. Es el peor enemigo de la Semana Santa, pero esperemos que este año nos deje un poquito en paz... Porque me jodió de lleno el Martes Santo del 2007.
    Yo y la Esperanza de Triana no tenemos demasiado feeling, la verdad. Al menos por ahora. Esa noche, mis sentidos estarán puestos, por causas de fuerza mayor, en El Silencio.
    ¡Espero tu llamanda!

    P.D: ¿Esos son los lagos de Covadonga?

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  2. Síiiiiiiiiii... son los lagos de Covadonga. Y me acordé mucho de ti... sin que suene a peloteo.

    Un besazo.

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  3. Jajajaja. Yo tengo muchas ganas de volver. La última vez que estuve en Covadonga fue en el 2004, pero no pude subir a los lagos. Aquello es otro mundo.

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  4. A lo mejor nos vemos en la madrugá al paso de los gitanos o, más tarde, en Triana ;)

    Besos Noelia.

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  5. Síiiiiiiiiii... ¿por qué no hacemos una quedada? ¡¡Qué guay!!

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Gracias por contribuir a este blog con tus comentarios... pero te agradezco aún más que te identifiques.

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