8 de marzo. Día Internacional de la Mujer. O de la Mujer Trabajadora. Ya le han dado tantas vueltas que no sé ni lo que toca.
Sinceramente, no me siento demasiado identificada con la fecha. Quiero que mi día, como mujer, como trabajadora y como persona, sea todos los días. Igual que el de todos los hombres. Quiero tener los mismos derechos, aun sabiendo que no somos iguales y que precisamente en nuestras diferencias estriba la riqueza que podemos aportarnos.
Y me espantan noticias como la que leo hoy en la portada de elmundo.es:
Me viene a la cabeza la conversación que mantuve con Cristina Sánchez para Tinta y oro. Ella, a la que muchas feministas han enarbolado como heroína, se desmarca del concepto paternalista y protector que muchas mujeres tienen a la hora de defender sus derechos.
—Para muchas feministas ha sido uno de sus grandes iconos de lucha. En cierto modo, la «secuestraron» para su causa. ¿Comulga usted con sus proclamas?—No. No me gustan los extremos. El machismo me hizo daño, pero el feminismo tampoco es bueno. No hay que ser radical en nada: cada uno tiene que demostrar lo que vale, independientemente de su sexo. Odio eso de «Porque yo fui la primera mujer que...». Mire, yo hice lo que hice porque era mi obligación, pero no por ponerme medallas. Lo de «Es que yo he sido la primera que..., es que Fulanita ha sido la primera que...», más que beneficiarnos, termina reventándonos a las mujeres.
—Entonces de cuotas ni hablamos.
—Estoy en contra de todo eso. Y claro, luego te oye una mujer y te dice: «¿Pero cómo puedes estar en contra de la paridad?». Pues sí, señora, estoy en contra, porque si un tío y una tía valen igual para hacer la misma cosa, ¿por qué hay que privilegiar a uno y denigrar al otro? No soporto los estereotipos. Hay que darse a valer y las mujeres nos hacemos mucho daño con eso de «¡Las mujeres al poder!». ¿Que tenemos que llegar? ¡Pues claro! Pero mire, por ejemplo, el caso del ejército: allí hay muchas mujeres que se han dejado media vida estudiando y preparándose para conseguir sus objetivos. Lo han logrado no por ser mujeres, sino por cumplir los requisitos que se les exigían, por méritos propios. Hay que hablar menos y hacer más. Si tú eres buena, debe decírtelo otro, no regalarte los oídos tú solita.
Como Cristina, y como otras muchas mujeres, yo creo en otro concepto de igualdad. Creo en igualdad de oportunidades, pero no en cuotas paternalistas. Quiero que no me pregunten en una entrevista de trabajo si tengo previsto quedarme embarazada pronto. Quiero que a una mujer no la despidan porque va a ser madre. Quiero cobrar lo mismo que mis compañeros –hombres–. Quiero poder igual que ellos. Poder demostrar que valgo. Poder demostrar que merezco mi puesto. No quiero que me lo den porque me toca.
Los participantes en el II Concurso de Redacción In Memoriam Celestino Román Andrés, de la Fundación José Tomás, sobre "La Igualdad de Géneros" tienen la lección bien aprendida. Muchos de los textos que he leído estos días como jurado hacían hincapié en la diferencia entre sexos, pero en la igualdad de oportunidades. Y seguramente estos chicos (y chicas, vale, y chicas, que a muchos no les cuadran las normas gramaticales y siguen sin aceptar que el plural masculino incluye al género femenino) serán ciudadanos que combatirán la violencia de género.
Por eso yo voy a donar mis derechos de autor de Tinta y oro a los proyectos de la Fundación José Tomás contra la violencia de género. Porque creo en la educación en valores para combatir esa lacra. Porque no quiero que nadie sufra lo que yo he visto sufrir a mujeres muy cercanas. Porque no quiero una lágrima más por una paliza, por un golpe, por un insulto. Ni siquiera por una mirada con puñales escondidos entre las pestañas.
P.D.: Muy interesante el post que escribe hoy en elmundo.es Sal Emergui sobre las blogueras de Gaza. Valientes. Combativas. Un ejemplo a seguir.
P.P.D.: Esta noche, TVE rinde homenaje a una de las mujeres que más lucharon por la igualdad de género: Clara Campoamor.
Pero qué grande eres Noelia, y qué razón tienes.
ResponderEliminarCuántas veces tendremos que explicar a los políticos que cada vez somos más hombres, mujeres (ciudadanos en general) que no comprendemos el mundo como una lucha entre sexos, sino como un compartir la existencia que no enriquece precisamente por nuestras diferencias.
Por eso, la discriminación, tanto negativa como positiva, es repugnante, poque no hace más que putadas o favores en asuntos en lo que la igualdad real es escoger entre el mérito o la vacuidad. Y meritorios y vacuos, los hay en ambos sexos.
En fin, que no quiero enrrollarme, que me apunto a tu cofradía, la de la igualdad durante todo el año, pero sin discriminaciones de ningún tipos. Ni machismo ni feminismo. Simplemente, compartir.
Un beso.
Cuánto tiempo sin pasarte por mi casa, Pablo. Gracias por tu comentario. Me alegra que estemos de acuerdo.
ResponderEliminarUn beso.
Estoy contigo, tampoco es una fecha que me represente. Creo que seremos iguales el día que no se hable de ella :-)
ResponderEliminarBesos
Exacto, Sophie. Besos y gracias por tu comentario.
ResponderEliminarLo mejor, la frase de C. Sánchez: "Hay que hablar menos y hacer más. Si tú eres buena, debe decírtelo otro, no regalarte los oídos tú solita."
ResponderEliminarMuy buena, sí. Gracias por visitar y comentar.
ResponderEliminarEstoy contigo...la igualdad durante todo el año, aunque diría para toda la vida...debemos aprender mucho de quien nos rodea sea quien sea.
ResponderEliminarGracias, Javi. Con más hombres como tú sería más fácil el camino hacia la igualdad.
ResponderEliminarOtro gan post, Noelia.
ResponderEliminarSin duda tocas un tema actual muy importante y con el que estoy profundamente de acuerdo.
Muchas veces he discutido con "feministas" por esa idea que apuntas: que se contrate al más válido sea hombre o mujer, y que se contrate porque vale, no porque así toca.
Me parecen medidas del absurdo, que benefician a un género, y a personas pertenecientes a él que quizá no lo valgan, en detrimento de otro, y sus consiguientes trabajadores completamente cualificados.
En fin, qué se le va a hacer, hacernos valer día a día y confiar en que poco a poco las mentalidades extremistas cambien y desaparezcan, tanto el machismo como el feminismo.
p.d. cuando tenga un libro o algo (jeje, un día) donaré los derechos de autor como tú! qué grande!!
Gracias, Raquel. Comentarios como el tuyo me animan y me ayudan a seguir adelante.
ResponderEliminarEspero verte en la presentación de mi libro y poder dedicártelo.