Está claro que de la blogosfera no te puedes bajar. Ni siquiera para hacer transbordo. Llevo fuera desde el martes y, a mi regreso, casi me caigo de la silla:
-Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente, dice que sería deseable hacer unas "pequeñas" reformas en la Fiesta... tan pequeñas como eliminar la suerte suprema, o sea, copiar a los portugueses para que los toros no mueran a estoque en el ruedo, sino con una puntilla o una pistola de aturdimiento en los corrales contiguos. La hipocresía es de tal calibre, que hasta Gaspar Llamazares -poco sospechoso de militar en las filas de los taurinos-, pasando por Pepiño Blanco y el mismísimo Felipe González, le han cantado las cuarenta a Narbona. Que se deje de faroles y se preocupe por ejercer en condiciones sus labores de gobierno. Que ya está bien de globos sonda.
-Pedro Javier Cáceres se va de la COPE. Esto sucede antes que lo anterior, pero me entero tarde porque como periodista no debo de valer un pimiento y de vez en cuando me permito el lujo de no seguir los portales taurinos por exigencias del guión familiar y profesional -en lo extrataurino, que de los toros no se come-. En realidad no sé si se va, si le echan o si, simplemente, el contrato se acaba y a ninguna de las partes le interesan los argumentos de la otra para que se produzca una renovación efectiva.
He de decir que siento la noticia, sobre todo, por Victoria Cáceres. Nunca la consideré "hija de". Siempre creí en ella. Sobre todo porque tiene unas ganas de trabajar a prueba de bombas. Su padre no se lo puso fácil. Es la marca de la casa. Pero ella siguió al pie del cañón. Sin inmutarse. Poniéndose una y otra vez al pitón contrario para demostrar que lo suyo no era un capricho. No la ayudaron. Y no es que menosprecie el trabajo de Andrés Prieto -un profesional de los de quitarse el sombrero, que tiene bien merecido un puesto de cabecera en este triste mercado- ni de Pilar Abad. Pero, aunque parezca contradictorio, ambos lo tendrán más fácil para reengancharse. Andrés, por su trayectoria intachable. Pilar, por su más que evidente integración en la casa. Sin menospreciarles, quien apueste por Victoria apuesta a caballo ganador. Y no es pasión de amiga.
GRACIAS
ResponderEliminarTQ MIL